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Resumen del año

Las polémicas culturales que marcaron 2021

Nacho Cano, Iceta, el fiasco de los festivales catalanes, Ana Iris Simón...

No nos hemos aburrido en 2021 en la sección de Cultura de Vozpópuli. Prácticamente no ha habido semana sin polémica y algunas han durado varios meses. Seleccionamos las que sobrepasan el mero intercambio de insultos para centrarnos en las que dicen algo sobre nuestro modelo cultural. Estas son las diez mayores broncas del año que termina:

1. El musical de Nacho Cano contra la Leyenda Negra

Nacho Cano terminó el musical español más ambicioso de la Historia, pero la pólemica no vino por sus contenidos, sino de su ubicación en una parcela pública de Hortaleza (Madrid). Se le reprochaba, sobre todo, que hubiera obtenido el espacio sin concurso, pero la realidad es que lo hizo siguiendo todos los procedimientos legales habituales. “Si hay otro empresario que tiene un proyecto mejor que él mío, que ponga la pasta y le cedo el sitio, que vaya rollo repollo”, dijo Cano en un vídeo repleto de dignidad. En realidad, lo que se disputaba no era solo la parcela, ni la amistad de Cano con Isabel Díaz Ayuso, sino el hecho de que el musical es una historia de hermandad entre España y México que desafía la persistente Leyenda Negra (se le acusó de “querer cambiar la Historia”, como si esta se decidiese en el escenario de un musical ). Finalmente, para alejarse del polémicas y facilitar el proyecto, Cano decidió trasladarlo a la vecina Ifema.

2. Las mamandurrias culturales de Iceta


Pedro Sánchez tiene un sexto sentido para los ministros de Cultura. Cuando no son defraudadores fiscales (el fugaz Màxim Huerta) parecen dueños de una infinita habilidad para crear rechazo en cada gesto o rueda prensa (José Manuel Rodríguez Uribes). Miquel Iceta,no ha tardó en liarla anunciando subvenciones de diez mil euros para fomentar el “crecimiento personal” y la “movilidad” de cien escritores españoles. “No he conocido a un solo autor que, habiendo recibido una beca viajera para escribir, haya escrito algo.  Muchos me confesaron que el proyecto que presentaron era un libro que tenían ya acabado, por lo cual iban a Roma (digo Roma porque allí la estancia es muy conocida y deseada, en la Academia de España) realmente a ver Roma”, escribió el novelista y ensayista Alberto Olmos sobre el asunto. La famosa lista, todavía no publicada, se conoce ya como la de los “cien montaditos”.

3. El progresismo contra Ana Iris Simón

A finales de 2020, la periodista y ecsritora Ana Iris Simón publicó un libro titulado Feria (Círculo de Tiza). Trataba, entre otras cosas, de su abandono de la vida hípster y adolescente en el centro de Madrid para emprender el proyecto de ser madre fuera de la capital. Miles de lectores conectaron de inmediato con su experiencia, fraguando un fenómeno editorial que ya alcanza los 50.000 libros vendidos. El lado oscuro de este éxito fue un batallón de odiadores profesionales que rechazan los valores familiares, comunitaristas y anticonsumistas que encarna el libro. El debate podría haber sido mucho más interesante si quienes la rechazan hubieran presentado algo más que insultos. En la sección de Cultura de Vozpópuli intentamos dar cobertura a amabas visiones con los artículos “Hibai y Ana Iris Simón, las dos caras de la ideología dominante” y también con “La izquierda menguante contra Daniel Bernabé y Ana Iris Simón”.

4. Premio Planeta para tres hombres llamados Carmen

Se anunció el Planeta y se armó el Belén. Así se lo contamos en directo: “Ganó Carmen Mola (sorpresa en Las Gaunas), el seudónimo sobre el seudónimo, el traspaso de Alfaguara a Planeta, Figo dejando el Barça para fichar por el Real Madrid. Pero resulta que son tres hombres. Queda desvelado uno de los grandes misterios de la literatura nacional”, escribía Carlos H. Vázquez. Un millón de euros a repartir, pero la polémica no había hecho más que comenzar: ¿qué pasaba con todas aquellas entidades que habían recomendado leerla para mantener el equilibrio de género y sensibilizarse con la igualdad? ¿Aplaudirían que tres hombres explorasen la mirada femenina o lo llamarían timo inaceptable? ¿Se trata de usurpación o de experimentación? El caso es que el premio Planeta, una vez más, supo transformar el morbo político en beneficio económico.

El progresismo dominante, la llamada cultura ‘woke’, impregnó todo 2021, desde el premio Nobel al tanzano Abdulrazak Gurnah hasta el palmarás de San Sebastián

5. C. Tangana y la catedral de Toledo


Lo explicó de manera brillante nuestro Vidal Arranz. “Probablemente sin pretenderlo, C. Tangana ha puesto de nuevo en evidencia la desorientación de la Iglesia católica respecto de la cultura contemporánea. El escándalo eclesial desatado por la grabación del video "Ateo" en la Catedral de Toledo se ha cobrado ya la dimisión del deán que lo autorizó, Juan Miguel Ferrer, pero, sobre todo, ha resucitado la sensación de desconcierto que provocaron otras viejas polémicas que creíamos superadas”. Hablaba de Madonna, Jesuscristo Superstar, Monty Phyton…En todo caso, la canción de Tangana no transmitía absolutamente ningún mensaje negativo, dibujando una bonita historia de amor y redención, muy por encima de polémicas de Internet. “¿No podría ser el circo (de las redes sociales) una cobertura, un escudo, para poder decir algunas cosas medianamente serias, pero contra corriente, protegiéndose de la burla y sin arriesgarse a perder fama? En su disco El madrileño sin duda el artista maneja y combina con desparpajo referentes culturales y artísticos preexistentes, pero no hay cinismo ni burla en su gesto de collage cultural. ¿Por qué deberíamos interpretar el video de un modo diferente?”

6. El Nobel, San Sebastián y la fiebre cultural ‘woke’

El progresismo dominante en Estados Unidos, la llamada cultura ‘woke’, impregnó todo 2021, desde el premio Nobel al escritor tanzano Abdulrazak Gurnah hasta el palmarés de nuestro festival de San Sebastián, tan políticamente correcto que hizo desertar de su oficio al crítico Carlos Boyero. Se trata de un fenómeno curioso: muchos consideran un imperativo moral premiar a mujeres, sujetos 'racializados' y disidentes sexuales, pero la inmensa mayorías de jurados decidiendo siguen siendo hombres blancos de más de cincuenta años (parece que el wokismo se aplica a todo el mundo menos a ellos). Nuestra sección publicó un artículo del filósofo esloveno Slavoj Zizek contra esta óptica cultural, titulado “No a la cultura woke: toca despertarnos de verdad”. Diría que merece la pena leerlo.

7. James Rhodes (y Santiago Auserón) contra el reguetón


Increíble, pero cierto: setenta años después de la explosión del rock n’roll, y medio siglo más tarde de la fiebre disco, todavía hay que justificar la valía de sonidos populares pensados para el baile, el hedonismo y la relación sociales. A veces, extrañamente, contra figuras tan importante para la música en castellano como Santiago Auserón, detractor del género a pesar de que fue uno de los primeros en apreciar los precedentes del perreo, recordemos la canción “Negril” donde menciona elogiosamente al pionero panameño El General. Luego ya vienen figuras menores como James Rhodes, intentando degradar a Bad Bunny sin comprenderlo y provocando solo su propio ridículo. Desde nuestra sección contestamos tanto al ex Radio Futura como al pianista británico. Siempre resulta honorable cuestionar y resistir a las modas dominantes, pero sinceramente a las puertas de 2022 algunos deberían ir asumiendo que la oleada de felicidad y sexualidad caribeña que explotó en 2004 con “Gasolina” es bastante complicada de desacreditar.

8. El fiasco de los festivales catalanes


Si podemos presumir de una exclusiva en 2021, fue la de destapar la chapuza masiva de los tests de antígenos en los festivales catalanes, descrita a los largo de media docena de artículos por el veterano periodista musical de Barcelona Nando Cruz. La prisas por hacer caja llevaron a tres festivales catalanes (Canet, Crüilla y Vida a un dudoso movimiento, autorizado por la Generalitat, que luego se arrepentiría públicamente de haber autorizado las celebraciones. Lo peor es que el problema seguirá abierto en los próximos meses, tal y como advertía el autor: “La consigna actual en el lobby festivalero es garantizar que 2022 será el año de la reactivación definitiva. Y una reactivación definitiva implica volver a todo trapo y con la máxima capacidad. A algunos festivales, como el Primavera Sound, ya no les vale llenar su recinto: necesitan el doble de público y por eso plantean una edición mastodóntica de diez días (y dos fines de semana) con la intención de sumar 500 conciertos y 400.000 espectadores. Un doble o nada en toda regla, aunque ahora mismo nadie pueda garantizar que dentro de solo ocho meses se vaya a producir un desembarco de público extranjero como el de antes de la pandemia”.

9. Miguel Bosé y Evaristo, unidos contra las vacunas

No son solo dos iconos de nuestra música popular, sino los que representan los extremos del espectro ideológico. Bosé siempre estuvo en el escaparate de la industria, niño mimado de los años dorados del PSOE y mito sexual para media España. Evaristo y La Polla Records, en cambio, representan al país excluido y underground, el de las casas okupas, fiestas populares y raves ilegales. Milagrosamente, este complicado año les unió en la trinchera del antivacunismo militante. Bosé intentó justificar su postura en un Salvados histórico de donde no salió bien parado. Quizá el mejor momento fue demostrar sentido del humor al enfrentarse a la letra de “El negacionista", que le compusieron Los Planetas. Evaristo hace unos días invitó al colectivo antivacunas al escenario de uno de sus conciertos, mientras el sostenía un logotipo de la OMS tachado. ¿No sería bonito que compartieran dueto estas navidades?

El discurso de Andy & Lucas se encuentra con De Prada

Cerramos con lo que puede ser uno de los grandes debates culturales de 2022. En la época de mayor popularidad de Podemos, Pablo Iglesias soltaba frases como esta: “El debate político izquierda-derecha es de trileros”. Hoy ya canta otra tonada, pero la polémica sigue más viva que nunca, desde ángulos tan insospechados como un vídeo de las etsrelals pop Andy & Lucas posicionánose con los trabajadores del metal en Cádiz. El discurso venía a decir esto: "soy de Cádiz, necesitamos trabajo y salarios dignos, eso no me hace ni progre ni facha. Cádiz, como Andalucía, o como la misma España, somos los tontos de Europa". Recibió aplausos de todo el espectro político.

Curiosamente, coincide con algo que nos dijo el novelista Juan Manuel de Prada cuando le entrevistamos hace unos días: “El enfrentamiento entre izquierdistas y derechistas se plantea como una lucha cósmica, como la gran batalla, cuando no deja de ser una refriega intestina patética, una de borrachos que salen del burdel a las cinco de la mañana y se disputan el mérito de haberse beneficiado antes a la puta. Como ambos están borrachos, ninguno sabe quién se la folló a las once y quién a las doce”, explicaba. Algo similar nos dijo también este año el filósofo italiano Diego Fusaro: “La derecha y la izquierda son dos alas políticas y culturales que sirven a los de arriba, es decir a la clase dominante. Los de abajo, es decir la clase precaria de las clases medias y de los trabajadores, carecen de representación. Faltan intelectuales y fuerzas políticas que representen a los de abajo”, lamentaba. Asoman nuevos ejes como soberanismo/globalismo, tradicionalismo/cosmopolitismo o simplemente tontos/listos, entre otros.

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