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Cultura

John Franks, líder de Smile: "La sociedad vive como si quisiera crear un escaparate de ideas que es falso"

El tiempo corre muy deprisa, tanto que no tenemos tiempo de escuchar cada canción que se publica, cada álbum que se lanza o cada sonido que suena. No hay tiempo de descubrir cada grupo que decide encaminarse en el duro y trabajoso camino de la música, y este es un punto al que John Franks, cantante del grupo Smile, dedica mucho de su tiempo. Reflexiona sobre la velocidad y sobre el tiempo dedicado a un trabajo que igual no se valora como merece, pero la perseverancia consiste en eso, en seguir trabajando para que una letra o un acorde que lleve su nombre guarde dentro algo de él mismo. 

Aunque el cantante nacido en Inglaterra y criado y crecido en Getxo (Bilbao) haya podido ser cuestionado por el giro que ha dado en su último álbum 'Happy Accidents' –lanzado el 28 de abril de este 2017-, lo cierto es que Franks es fiel a lo que siente y a su personalidad. En este trabajo se aleja del folk y el surf que ocuparon horas de estudio en sus anteriores discos, para acercarse al pop, al indie y a la melodía, pero no escribe por escribir. El de Getxo lamenta que las letras en inglés a las que dedica tanto tiempo no lleguen con tanta facilidad, pero, aunque tiene algunas ideas en castellano, no quiere hacer "indie manido", no le sale

John vive en Bilbao, pero tiene pasaporte inglés. No le preocupa el brexit y tampoco le apetece demasiado entrar en tal terreno, sin embargo, sí que le preocupa hacia dónde vamos. En uno de sus últimos temas 'Road of ruin' ('Carretera de ruinas', 2017) habla de ello. De que lo superfluo conquista a los valores y de que la sociedad se ha creado una imagen falsa. Él quiere dedicarse a lo que le gusta y por ello crea, aunque a veces cueste ver el final de la grabación de un disco. Canta 'Born again' ('Volver a nacer'), 'Adela' y la exaltación plena del optimismo en 'Light you up', que forman parte de sus nuevos diez temas y que muestran la evolución de la banda y desde su anterior 'Out of season' (2013).  

¿De dónde surgió el nombre Smile?

Smile es porque yo siempre tuve muy claro que mi propuesta artística quería que fuese optimista y quería que viese siempre ese lado o ese aspecto más luminoso de la vida. Yo estudié Bellas Artes y cuando salí de la carrera todo lo que veía y todo lo que prevalecía sobre todo a nivel artístico eran cosas y propuestas bastante oscuras y bastante deprimentes. Como que, en general, la gente encuentra más inspiración en ese tipo de propuestas y a mí me ocurría exactamente lo contrario. A mí me hacía falta ver un poco más de luz, porque esas cosas me afectaban a nivel negativo. Siempre tuve claro a partir de ese momento intentaría hacer cosas más luminosas. 

Debutasteis en 2007 con 'Painting the sun one colour' (2007). ¿Qué queda de aquellos chicos Smile una década después? 

A nivel artístico hay muchas diferencias porque evidentemente la gente va evolucionando, no eres la misma persona diez años después. Durante todo ese trayecto y sobre todo a nivel de tocar, sigues evolucionando. Pero sí que queda una misma propuesta con un mismo ADN. Realmente hay cosas que van implícitas en Smile que no han cambiado absolutamente nada. Sí que a nivel de sonidos y a nivel de producción sí que hay una evolución, pero la esencia y el ADN de la banda siguen estando ahí. 

En este último trabajo, 'Happy Accidents', os acercáis más a los acordes del pop, ¿Por qué? ¿Cuesta alejarse de la magia del folk?

Yo creo que pop hemos sido siempre porque yo soy muy melódico. Para mí el aspecto melódico siempre ha estado ahí y para mí es muy importante. Lo que ocurre es lo que te contaba antes, sí que a nivel de producción, al final la producción es un poco el maquillaje, en ese aspecto sí que hemos cambiado. Bueno, todo fue a raíz de un 'happy accident' que ocurrió en el disco anterior, que era un disco de folk. Allí incluimos una canción que se llamó 'City girl', que era mucho más pop rock y se salía absolutamente del todo del disco y, sin embargo, fue la canción que más triunfó. 

En ese tema ['City girl' (2013)]cantáis: "Poor silly city girl. This is not commercial. Its gonna hurt big time…". ¿Qué tuvo que ver 'City girl' con este nuevo 'Happy Accidents'?

A mí que fuera el que más triunfó me despertó una inquietud. Dije: "¿por qué ha pasado esto?". Yo he hecho un ejercicio en el que he intentado profundizar un poco más en aspectos más tenues e introspectivos y de repente la gente se ha quedado con la parte más lúcida ¿no? La misma semana que compuse esa canción compuse otra canción que es 'Such a long time' y que está incluida en este disco. Me parecía un punto de partida bastante interesante. También creo que a nivel artístico una persona se tiene que plantear nuevos retos y este me parecía el reto perfecto. Me hizo pensar: voy a profundizar en el porqué. Por qué esta canción, que salió a dos meses de terminar el disco y que estuvo a punto de ni siquiera entrar porque casi no nos da tiempo a grabarla y al final fíjate, es la que ha hecho que luego ocurra todo esto. 

¿Crees que los artistas se plantean cambiar el estilo de su música para poder llegar a más público o es que llega un momento en el que se buscan mayor reconocimiento?

Yo creo que hay de todo, hay personas que no mira hacia fuera y solo miran hacia dentro y mira a sus propias inquietudes y otro tipo de artistas que sí están un poco más atentos a lo que la gente desde fuera les dice. Yo creo que es muy difícil despegarte de la reacción del público. Cuando yo toco en festivales o en conciertos estoy muy atento a cómo reacciona la gente y creo que en mi caso sí soy un poco sensible a eso. De hecho creo que este disco plasma un poco eso, qué he hecho yo, he atendido a lo que más le gustaba al público, pero no era lo que más me gustaba a mí. He intentado indagar en esa inquietud y ha florecido este disco. Y aunque evidentemente no siempre funciona, es que hay veces que tú mismo te metes muy para dentro y no eres consciente de cosas que hacer, pero la gente de fuera sí. Ellos tienen una perspectiva mucho más fresca muchas veces y miran con un prisma más objetivo.  

¿Hay prejuicios sobre los que deciden dar un giro a su música para darle al público lo que quiere?

¿Sabes qué pasa? Que ya no hay tiempo. Ya no hay tiempo para valorar muchísimas cosas. Sé que hay gente ahí fuera que ni siquiera nos ha escuchado porque directamente nuestra estética no les gusta o porque la propuesta o las cosas que hayan podido oír no les interesa. Es verdad que ya no hay tiempo material para poder dedicarle el espacio que precisa escuchar un grupo. Es una cosa a la que nos enfrentamos en todos los aspectos de la vida actualmente. Dentro de eso tú juegas tus cartas lo mejor que sabes y esperas que la calidad de tu trabajo salga adelante. Estamos sobreestimulados, ¿no te parece? Ayer veníamos en la furgoneta, poniendo canciones aleatoriamente del Spotify, hasta el guitarrista del grupo me reconocía: “La mitad de las canciones no las he escuchado, estoy flipando de lo que me gustan, pero es que no tengo tiempo para descubrir estas cosas”.

Y con el indie, ¿hay prejuicios en la actualidad?

No, creo que es todo lo contrario. Yo creo que el indie está en un momento como de recepción total por parte de la gente. El público está muy receptivo al indie, los festivales están funcionando como no han funcionado nunca… El indie yo creo que lleva siendo la cabeza de león desde hace 10 años, creo que es lo que está moviendo más gente y de hecho creo que hay demasiados festivales que sorprende que estén funcionando tan bien. Sobre todo cuando los festivales tienen que tirar de las cabezas de cartel porque son los que venden entradas. Yo voy a festivales y veo que se repiten artistas todo el tiempo y me pregunto: "¿Cómo puede seguir esta rueda rodando y rodando y la gente no se cansa?". Lo que ha conseguido el indie que no ha conseguido el mainstream es fidelizar a su público. 

En la corriente mainstream colocaban a un grupo en la plaza de un pueblo gratis y se lo tragaban con un catxi de cerveza en la mano. Cuando de repente había que pagar por verles, la gente no era tan fiel"

¿Qué diferencias ves entre la corriente indie y la del mainstream?

Los seguidores del indie deciden pagar para entrar a un sitio a ver a sus artistas y son fieles a sus artistas porque les han acompañado durante mucho tiempo. Entonces, lo que yo noto es que el público indie es mucho más fiel y esta carrera del género no tiene pinta de que vaya a parar todavía. Sin embargo, en la corriente mainstream colocaban a un grupo en la plaza de un pueblo gratis y se lo tragaban con un catxi de cerveza en la mano y cuando de repente dijeron que había que pagar 20 euros por verles, la gente no era tan fiel. Eso es lo que terminó con ese mainstream. 

Hablando del público fiel, teníais unos seguidores que os escuchaban por vuestro sonido folk y el surf. ¿Qué ocurrirá ahora con ese público, seguirán siendo fieles?

Sí, porque los que nos conocen seguirán reconociendo aspectos de Smile en lo nuevo que hemos hecho. No creo que hayamos hecho una ruptura con lo anterior ni muchísimo menos. Creo que ha sido una evolución más dentro del grupo, pero seguimos siendo Smile. Creo que últimamente la gente no tiende tanto a valorar los géneros musicales, sino que la gente tiende a disfrutar de las canciones. No es tan importante si e spop-rock o si es folk… Si les gusta la canción es lo importante.

En este nuevo proyecto cantáis: "You born again if you have a second chance". Es el primer tema del álbum. ¿Es una declaración de intenciones? ¿Esto es una segunda oportunidad?

Esa canción realmente te plantea qué es lo que harías si volvieses a nacer. No tiene connotaciones musicales, tiene más connotaciones vitales sobre una persona que ya tiene una cierta edad y se da cuenta que muchas de las decisiones que ha tomado en el pasado han forjado su presente y forjarán su futuro. De todas esas cosas que te planteas hacer en ese momento cuáles harías y cuáles no. ¿Qué harías? El título 'Born again' lo considerábamos muy interesante dentro de la situación del grupo porque cuando comenzamos este disco nos quedamos sin guitarrista –Josu Aguinaga dejó la banda después de la última gira-, nos quedamos un poco cojos y sí que vivimos la necesidad de volver a nacer. Estuvimos un poco en la estacada…

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Y, ¿qué canción ha sido un auténtico accidente?

En general las canciones son felices accidentes siempre, porque realmente tú te sientas con tu guitarra, comienzas a tocar las cuerdas y de repente no sabes de dónde sale la melodía que te interesa, te gusta y te la quedas. Para mí el simple ejercicio de hacer eso es un 'happy accident'. El hecho de que de repente te salga una cosa que te gusta y te la quedes. En el disco hay millones de estos accidentes porque como te digo nos quedamos cojos, sin un componente muy importante de la banda, jugueteamos mucho con los botoncitos, junto a Samuel Santolalla que es el coproductor del disco y hacíamos cosas al azar.

Investigamos mucho porque necesitábamos rellenar las canciones con sonidos que nosotros no sabíamos hacer porque no teníamos la destreza de hacerlo con la guitarra.  Luego, con la llegada de Antonio Galamendi, que ha sido otro coproductor, ya todo cambió porque es un instrumentista espectacular, toca absolutamente todos los instrumentos y fue como perfecto. Las ideas que teníamos se vieron plasmadas y las que él aportó fueron geniales. Todo cobró sentido. 

¿Crees que la gente en la actualidad busca letras y melodías más optimistas? ¿Es una forma de evadirse de lo que ocurre ahí fuera?

Creo que no, creo que en general no veo muchas propuestas optimistas en la música actual. Creo que la gente encuentra el sosiego en saber que hay gente ahí fuera que tampoco ve tanta luz como puede ocurrirles a ellos. En general las propuestas que veo son más oscuras y la gente está encantada de que así sean.

Lejos de ser ritmos pop sin más, Smile crea letras más reflexivas que van más allá de lo banal. ¿Actualmente la gente valora las letras y el trabajo que hay detrás?

Absolutamente cero, salvo que sean en castellano y las puedan entender, algo que yo comprendo también. Por lo general, un español no tiene la capacidad para entender una letra en inglés y no le dedica tanta atención. Yo les dedico muchísimo tiempo a mis letras, les doy muchísima importancia y me las trabajo mucho dentro de mis capacidades, claro, y ni siquiera la gente de mi grupo a veces las escucha y las valora –bromea, aunque en tono serio-. Para ellos es como una información subliminal que hay ahí, pero no… En general la gente lo único que hace es disfrutar. En castellano sí, porque les entra directamente por la vena, pero sí, a mí me da mucha pena. Es un aspecto de mi música que es el ADN, esas cosas que nos representan, son nuestras letras, las cosas que contamos… 

Tengo varias canciones en castellano que me han salido últimamente pero me suenan a cosas manidas y a indie en castellano manido"

En España, cantando en inglés, no es fácil llegar al público…

No es tan fácil, creo que actualmente hay un boom del indie en castellano. Yo de hecho no conozco muchos grupos indies que canten en inglés y que estén triunfando ahora mismo. Creo que es una traba, pero es que a mí no me sale, no me sale componer en castellano, ¡si no lo haría! Ahora mismo es una herramienta con la que es más fácil llegar y conectar con la gente. Yo conecto con mi público porque tengo la necesidad de comunicarme con mi público a nivel físico cuando canto, suelo bajar mucho entre la gente, me gusta romper esa barrera entre escenario y público porque me gusta sentirme cerca. 

Aunque dices que no te sale escribir en castellano, tienes varias canciones en este idioma…

Tengo varias canciones en castellano que me han salido últimamente pero me suenan a cosas manidas y a indie en castellano manido, entonces creo que no es muy interesante. Son canciones que están bien, que son bonitas y que podría ceder a un grupo que haga indie en castellano y que les funcione. Pero yo ahora mismo creo que no tienen la suficiente personalidad como para poder sacarlas.

Los componentes de Smile

Cantáis: "Driving down in this road of ruin" ('Road of ruin', 2017). Brexit en Reino Unido, los ideales de Donald Trump elegidos en Estados Unidos, pruebas con armamento nuclear en Corea del Norte… ¿Estamos conduciendo por una carretera cada vez más enfocada a la intransigencia?

Creo que estamos enfocados hacia unos principios que son muy superfluos. Para empezar creo que el dinero lo maneja absolutamente todo. Es un terreno político en el que me da un poco de pereza entrar, pero sí que estamos un poco abocados al 'road of ruin'. Desde las propias redes sociales, es todo como si viviéramos de una estampa. Que quisiésemos nosotros exteriorizar hacia fuera. La sociedad vive como si quisiera crear un escaparate de sus propias ideas que es falso. Y que siempre es bonito y que siempre es estético, y no es así, la vida tiene aspectos buenos y malos, pero ahora intentamos ocultar los malos, como si no fuese ideal plasmarlo, cuando son esos momentos los que dan equilibrio a la vida. Toda esta información que les estamos lanzando a los más pequeños, cuando crezcan no sabemos qué va a pasar. No veo mucha profundidad en los valores actuales. Creo que en algún momento tiene que haber una revolución juvenil como la ha habido siempre.

Ni siquiera sé qué me puede pasar a mí que tengo un pasaporte inglés. He oído comentarios de todo tipo pero todavía no sé cuáles son las consecuencias del brexit"

Sé que has dicho que te da un poco de pereza entrar en este terreno pero, ¿cómo ha vivido alguien que ha nacido en Inglaterra y vive en España el brexit?

La verdad es que no lo he vivido mucho. Ni siquiera sé qué me puede pasar a mí que tengo un pasaporte inglés. He oído comentarios de todo tipo pero todavía no sé cuáles son las consecuencias del brexit. Me pillas un poco en fuera de juego. Los de mi grupo me dice: "John, has vivido aquí siempre, a lo mejor te puedes sacar la nacionalidad española". De momento no me preocupa, estoy a mis canciones.

Pues terminemos con tu música. Cuéntame qué hay detrás de todo ese positivismo que predica 'Happy Accidents'. ¿Ha habido más quebraderos de cabeza de lo que parece?

Inimaginables. Cualquier persona que realiza un disco te podrá decir que es una de las cosas más desangrantes de la vida. Desde bajar el volumen de un bajo y que de repente el resto de volúmenes suba para arriba… Como en la vida misma, todo tiene una consecuencia. De lo que ganas, vas a perder. En los discos eso te ocurre constantemente. Ves que una canción está vacía, le metes un instrumento y cobra otro color. Lo cambia todo, es como volver a empezar. Somos un grupo que nos volvemos bastante locos, nos gusta cerrar nuestros discos y nuestras canciones y al final es un ejercicio bastante desangrante. Pero también es muy disfrutón, ves cómo tus ‘niños’ y tus propias creaciones van creciendo pero ¡uf! Yo en cada disco creo que me quito unos cuantos años de vida. Tiene mucha reflexión, lo que te contaba de las letras, terminar una letra es un trabajo muy duro, muy largo, de repente no te convence lo que dices… Para lo que se valora –ríe-, creo que es un poco injusto. 

Y de todas ellas, ¿qué canción elige John Franks?

Del último disco me quedo con Adela. Es la que más me gusta, por un montón de razones, pero jamás ha coincidido que la canción que más me guste a mí es la que más le gusta a la gente. Del disco anterior fue 'Lucky day' y todo el mundo escogió 'City girl', y ni siquiera habrán escuchado 'Lucky day' -ríe-. 'Adela' es muy interesante, es como un 'loop', rítmico, tiene un punto de sensibilidad, está escrita para mi chica… Tiene ciertos aspectos que hacen que sea la canción que más me mueva. 

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