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Ciencia

La "pirata" que sedujo a la revista Nature

Que la revista Nature incluya a Alexandra Elbakyan entre los personajes de 2016 "que importan" es un gesto significativo, porque es casi como meter al enemigo en casa. A sus 28 años, esta joven neurocientífica e informática de Kazajistán ha puesto el mundo de las publicaciones científicas patas arriba tras fundar la web Sci-Hub, que permite el acceso gratuito a millones de trabajos científicos por los que los grandes grupos editoriales, como la propia Nature, cobran dinero.

Sci-Hub alberga unos 60 millones de trabajos y sirvió más de 75 millones de descargas

Su idea germinó mientras estudiaba en Kazajstán, en el año 2009, y sentía la frustración de no poder acceder a muchos de los trabajos académicos que necesitaba consultar para sus estudios. Aprovechando sus habilidades con el software, Elbakyan aprendió a saltarse los muros de pago y de repente descubrió que había muchos otros estudiantes en su misma situación, de modo que empezó a compartir los documentos. "Me dieron las gracias muchas veces por mandar trabajos científicos de pago", explica. Así que en 2011 abrió la web Sci-Hub, calificada como "pirata" por la propia Nature, en la que se facilita el acceso a estos papers a aquel que los solicita. Durante estos años se ha movido "bajo el radar", pero en 2016 las cifras se han disparado: el sitio alberga unos 60 millones de trabajos y sirvió más de 75 millones de descargas, lo que supone un tres por ciento de las descargas totales de trabajos científicos en el mundo.

Esta violación masiva del copyright, argumenta Nature, le ha supuesto a Elbakyan algunas críticas y una demanda legal del grupo Eselvier, que podría suponer una gran multa económica e incluso penas de prisión. Es por este motivo por lo que la científica y activista no revela su paradero y se comunica mediante mensajes encriptados con la propia revista Nature para la entrevista. A pesar de que pocos niegan que ha burlado la ley, su trabajo le ha valido el apoyo de miles de personas en todo el mundo, dentro del movimiento open-access, que defiende la necesidad de que los trabajos científicos sean gratis y de acceso universal para todos los ciudadanos. "Lo que ha hecho no es de extrañar", asegura Michael Eisen, biólogo y seguidor del movimiento open-access de la Universidad de Berkeley. "La falta de acceso a la literatura científica es una injusticia enorme, y ella la arregló de una vez".

La falta de acceso a la literatura científica es una injusticia enorme, y ella la arregló de una vez"

Tanto críticos como seguidores, reconoce la revista Nature, están de acuerdo en que pase lo que pase el trabajo de Elbakyan tendrá un impacto duradero, incluso si lo cierran definitivamente, algo que intentó un tribunal de EE.UU. sin éxito. "¿Hay algo malo o vergonzoso en hacer una página para acceder a los trabajos como Sci-Hub?", se pregunta. En su opinión, y de hecho está segura de que si algo le pasa a ella, otros seguirán con la antorcha. "Mantengo la web yo misma", sentencia, "pero si me lo impiden, alguien más puede hacer el trabajo".

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