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Ciencia

¿Qué pasaría si alimentáramos al mundo solo con agricultura ecológica?

Los defensores de la agricultura orgánica o ecológica sostienen que su uso masivo sería mucho más beneficioso para el planeta que el actual sistema de producción y que el sistema sería sostenible. Los detractores, por el contrario, consideran que estos modelos son aplicables a pequeña escala, pero que si se tratara de alimentar al mundo con estos métodos serían más los problemas que las ventajas. El equipo del investigador suizo Adrian Muller publica este martes un interesante análisis basado en simulaciones para intentar conocer cuáles serían las consecuencias de cambiar de manera global el sistema de producción agrícola por uno ecológico de aquí a 2050. Y los resultados pueden interpretarse desde varios puntos de vista.

Una conversión total a la agricultura ecológica conllevaría un aumento de entre el 16 y el 33 por ciento del uso de la tierra

“La cuestión que guía nuestra investigación es saber si producir una cantidad determinada de alimentos, en términos de proteínas y calorías, mediante agricultura orgánica conllevaría un impacto mayor o menor que producir la misma cantidad de comida mediante la agricultura convencional”, escriben los autores. En el trabajo, publicado en Nature Communications, los investigadores tienen en cuenta todas las variables que intervendrían en este escenario futuro, en el que habría que alimentar a más de 9.000 millones de personas, dado el ritmo de crecimiento demográfico actual. Para empezar, por ejemplo, una conversión total a la agricultura ecológica conllevaría un aumento de entre el 16 y el 33 por ciento del uso de la tierra para producir la misma cantidad de alimentos y satisfacer la demanda mundial. Si se quisiera evitar este efecto - catastrófico para el medio ambiente, dado que esta extensión del uso de la tierra ya está provocando la desaparición de miles de especies - los autores aseguran que habría que reducir un 50% el desperdicio de comida y limitar el consumo de carne hasta conseguir que el aporte de proteínas procedentes de animales baje del 38% actual al 11%.

Este cambio a la agricultura orgánica, admiten, “no es viable y llevara a un aumento del uso de la tierra con fines agrícolas”, aunque a lo largo del trabajo intentan plantear medidas extraordinarias que facilitaran este cambio sin consecuencias dramáticas. “Nuestro estudio muestra que la agricultura orgánica puede contribuir a proveer suficiente comida y mejorar el impacto ambiental”, escribe, “solo si s producen cantidades suficientemente altas de legumbres y con reducciones significativas del alimento dedicado al ganado y el desperdicio de comida”. Por este motivo, desde New Scientist Michael Le Page hace una lectura muy crítica con el estudio de Muller. “Es el equivalente de argumentar que está bien que todo el mundo empiece a fumar porque hay ya suficientes avances médicos para prevenir el aumento de muertes por el tabaco”, escribe. Para Le Page es absurdo pensar en una reducción global del consumo de carne cuando todos los indicadores están aumentando a medida que los países en desarrollo mejoran su nivel de vida. Y lo mismo para la idea de que los humanos dejemos de desperdiciar la mitad de comida.

Algunos trabajos apuntan que la agricultura ecológica no es más sostenible que la convencional y en ocasiones es incluso peor

El factor fundamental, en su opinión, es que este empleo de la agricultura ecológica - que ahora solo supone un 1% de la producción mundial - contribuiría de manera notable al calentamiento global, que es la principal amenaza para el planeta. De hecho, apunta, debido a este aumento de temperatura se prevé que la agricultura convencional deba aumentar hasta un 6% el uso de tierra. “Pero so el impacto sobre el clima es alto”, asegura, “se necesitará un 55% más, o un 81% en un escenario en el que todo sea orgánico”. Esto se suma a que otros estudios anteriores han demostrado que en unidades de alimentos producidos, la agricultura ecológica no es más sostenible que la convencional y en ocasiones es incluso peor. Para dejar de emitir gases de efecto invernadero, además de comer menos carne, la mejor opción es, a su juicio, mejorar los métodos de producción agrícola convencionales. Y aprovechar las herramientas que nos da la ciencia, como al edición genética que permitiría producir cultivos más sostenibles, que requieran menos agua o menos pesticidas, técnicas a las que se oponen obstinadamente los defensores de la agricultura ecológica.

Referencia: Strategies for feeding the world more sustainably with organic agriculture (Nature Communications) DOI 10.1038/s41467-017-01410-w

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