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Ciencia

Los ositos no se van de casa

Los ositos no se van de casa

Los osos pardos escandinavos son una de las poblaciones de plantígrados más vigiladas del mundo. Los científicos noruegos y suecos llevan monitorizando sus movimientos desde 1984, siguiendo su evolución y el número de crías. “Hemos seguido a unos 500 osos, muchos desde su nacimiento hasta su muerte”, apunta el investigador Jon Swenson. Ahora, en un trabajo publicado en la revista Nature Communications, uno de estos equipos informa de un cambio que ha sucedido en la ultima década: los oseznos permanecen junto a sus madres durante un año más que antes.

“Hemos seguido a unos 500 osos, muchos desde su nacimiento hasta su muerte”

El equipo de Joanie Van de Walle ha observado que desde los años 90 una buena parte de las crías han pasado de permanecer junto a su madre durante 1,5 años a acompañarla durante 2,5 años, un comportamiento que asocian a las leyes de caza locales, que protegen a los grupos familiares. “El hombre es ahora una fuerza evolutiva en la vida de los osos”, asegura Swenson. “Una hembra sola en Suecia tiene 4 veces más probabilidades de ser abatida que una hembra con crías”. De este modo, aquellas hembras que mostraban la tendencia a un cuidado más largo de sus oseznos han sido favorecidas mientras que las que solo los cuidaban por un año y medio han sido eliminadas progresivamente”.

En concreto, entre 2005 y 2015, por ejemplo, el numero de hembras que protege a sus crías durante un periodo extra creció de apenas un 7% a un 36%. No se trata de hembras que cambian su comportamiento y prolongan la cría, sino que cada individuo muestra una estrategia u otra y ahora sobreviven más los que cuidan más tiempo de su prole. “Esto significa básicamente que estamos disparando más a aquellas osas que solo permanecen junto a sus crías durante un año”, indica Swenson.

“Estamos disparando más a aquellas osas que solo permanecen junto a sus crías durante un año”

Aunque esta estrategia limita el número de crías que una osa puede tener a lo largo de su vida, los autores creen que el mayor indice de supervivencia es un beneficio a la larga. “Desde una perspectiva evolutiva esto no seria beneficioso”, comenta Swenson. “Los animales con más crías ‘ganan’ la carrera de la naturaleza”. Pero la mayor supervivencia de hembras con crías contrarresta el descenso de nacimientos. “Esto es especialmente cierto en zonas con gran presión de caza. En estos lugares son las hembras que mantienen a sus oseznos junto a ellas durante un año extra las que tienen la mayor ventaja”. En otras especies animales, la caza se ha asociado con las selección de un ciclo vital más rápido, en tanto que los individuos deben empezar a reproducirse antes para maximizar sus oportunidades. En este caso, en contraste, los resultados indican que la caza y la regulación pueden interactuar con las especies para ralentizar su ciclo vital, como está ocurriendo con las osas y sus oseznos.

Referencia: Hunting regulation favors slow life histories in a large carnivore (Nature Communications) DOI 10.1038/s41467-018-03506-3 | Imagen: Lisa Hupp/USFWS (CC BY 2.0)

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