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Ciencia

Por qué mi gato clonado no se parece en nada al original

A la izquierda Garlic, el gato fallecido. A la derecha Garlic, el gato clonado

El pasado mes de enero, el joven empresario chino Huang Yu recibió uno de los mayores mazazos emocionales de su vida. Su gato, Garlic, murió a los dos años de edad de una infección urinaria y él mismo lo enterró en un parque junto a su casa en una fría mañana de invierno. Unas horas después, recordó que había leído en la prensa un artículo sobre Sinogene, la primera empresa del país dedicada a la clonación de mascotas. Así que bajó a la calle, desenterró al gato y lo metió en el congelador.

El 21 de julio nacía el nuevo Garlic, aunque Huang no pudo verlo hasta el mes de agosto, después de que la compañía se asegurara de que animal superaba las primeras semanas de vida. Pero cuando lo vio delante de sus ojos se llevó una sorpresa: el gato clonado no era una copia exacta del original, el color era distinto y le faltaba la característica manchita que el primer Garlic tenía en la barbilla. “Si te digo que no me sentí decepcionado te estaría mintiendo”, asegura en The New York Times. Había gastado más de 30.000 euros en clonar a su mascota y el clon no se parecía en nada a su gato a pesar de ser genéticamente idénticos.

Es como si el gato se terminara de “pintar” en el vientre materno, en función de las condiciones ambientales

No es la primera vez que se produce una situación como la vivida por Huang. De hecho, sucedió exactamente lo mismo con el primer gato clonado de la historia, en 2002 en el Reino Unido. “La persona que había encargado el clon se dio cuenta de el gato clonado se parecía al original como un huevo a un botijo”, recuerda Lluis Montoliu, investigador del Centro Nacional de Biología (CNB/CSIC) y experto en genética de la pigmentación. “Los investigadores le tuvieron que explicar que los colores eran otra historia, porque entra en juego la epigenética”.

A la izquierda, Rainbow el primer gato clonado. A la derecha, madre gestante con el cachorro del clon

Lo que sucede es que la pigmentación de los gatos no está definida solo en el ADN del núcleo, sino que depende de que unos genes se activen y otros se apaguen a lo largo del desarrollo embrionario. Para entenderlo, es como si el gato se terminara de “pintar” en el vientre materno, cuando las células pigmentarias migran por las diferentes partes del embrión y lo hacen de una manera u otra dependiendo de las condiciones ambientales como la posición, la alimentación o los estímulos a los que esté sometida la madre, etc. “Estas activaciones o apagados de los genes se producen de forma azarosa durante el desarrollo del animal y esto genera zonas que están más pigmentadas que otras”, explica Montoliu. “Esto ocurre de forma diversa y única en cada uno de los individuos, y por eso aunque los animales sean genéticamente iguales las manchas que veamos van a ser distintas”.

"Cuando tú veas un gato que tiene tres colores, tiene que ser hembra”

En el caso de los gatos entra en juego, además, el hecho de que algunos de los genes de pigmentación están en cromosoma X, del que las hembras tienen dos copias (XX) de las cuales tienen que desactivar una. Esto les da una variabilidad genética adicional y pueden detener más combinaciones de colores que los machos. “Por eso cuando tú veas un gato que tiene tres colores, tiene que ser hembra”, señala Montoliu. “No puede ser macho, porque es combinación no la puede tener un macho. En el macho tendrás un color o el otro, pero no tendrás esas manchas y esa distribución, son lo que los ingleses llaman los gatos calicós”.

Un esquema de la genética de pigmentación de los gatos calicós

Esto significa que cualquier empresa que clone gatos tendrá siempre copias del animal cuya pigmentación puede variar, especialmente en el caso de las hembras. El primer gato clonado, al que se conoce como CopyCat, era hijo de una gata calicó, lo que multiplica el efecto de diferenciación. En otras especies, como los perros, la variabilidad de colores no es tan grande y en algunas, como las vacas, la disposición de las manchas no depende tanto del ambiente, de manera que las terneras clonadas, recuerda Montoliu, presentan el mismo aspecto que la vaca original.

"Cada mancha viene de una célula que tomó una decisión y por eso es negra, de color naranja o de color crema"

Aún así, la conclusión más interesante es que cuando estamos viendo el patrón moteado de un gato estamos viendo un registro único de que lo que le sucedió mientras crecía cuando er aun embrión. “Esos territorios son manchas, cada zona es geográficamente delimitada porque tiene un origen ontológico, durante el desarrollo esa zona viene de una célula que tomó una decisión y por eso esa zona es negra, de color naranja o de color crema”, concluye Montoliu. “Es parte de la biología del asunto y de la fascinante manera que tienen muchos animales de generar pigmentación”.

Referencias: A cat cloned by nuclear transplantation (Cell biology) Nature 415(6874):859-859 | His Cat’s Death Left Him Heartbroken. So He Cloned It (The New York Times) | The Genetic of Calico Cats

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