Quantcast

Ciencia

Lo que aprendimos en Twitter el día en que ‘se acabó’ el mundo

El mensaje que llegó a miles de móviles de Hawái el 13 de enero de 2018

Amenaza de misil balístico en dirección a Hawái. Busque refugio de inmediato. Esto no es un simulacro”. A las 8:07 de la mañana del 13 de enero de 2018 varias decenas de miles de móviles de Hawái recibieron este mensaje, que desató el pánico en las islas. Durante los siguientes 38 minutos, hasta que el propio sistema difundió un mensaje confirmando que se trataba de una falsa alarma, miles de hawaianos vivieron uno de los momentos de mayor angustia de sus vidas, se despidieron de sus familiares o se escondieron en un sótano a rezar, con el terror a un final inminente.

Un año y medio después, el equipo de Roxane Cohen Silver y Nickolas Jones ha aprovechado aquella circunstancia para analizar cómo se canalizó aquella angustia a través de las redes y qué impacto tuvo en personas con diferentes perfiles psicológicos. “El acceso abierto y libre a los datos públicos de Twitter, durante la falsa alarma de ataque con misil en Hawái, nos dio la oportunidad de estudiar, por primera vez, cómo varios miles de personas respondieron psicológicamente a la amenaza de una tragedia inminente e inevitable”, asegura Jones. “Aunque por suerte hemos podido estudiar este fenómeno sin ningún coste de vidas, demostramos que para muchos usuarios la ansiedad despertada por esta falsa alarma permaneció tiempo después de saber que la amenaza no era real, lo que puede tener consecuencias a largo plazo sobre algunos individuos”.

“Para muchos usuarios la ansiedad despertada por esta falsa alarma permaneció tiempo después”

Para el trabajo publicado este jueves en la revista American Psychologist, los dos investigadores de la Universidad de California, Irvine, y su equipo, analizaron 1,2 millones de mensajes en Twitter procedentes de más de 14.000 habitantes de Hawái desde seis semanas antes hasta 18 días después del suceso. Para obtener sus resultados, los autores analizaron los mensajes en busca de 114 palabras relacionadas con la angustia y asignaron puntuaciones a cada tuit que contenía estas palabras de acuerdo a una serie de valores preestablecidos. En función de esta escala, clasificaron a los usuarios locales de la red social como muy propensos, medianamente propensos o poco propensos a la ansiedad.

Índice de ansiedad diaria mostrada por los usuarios hawaianos de Twitter durante semanas

Lo que vieron en general fue que el nerviosismo expresado en Twitter creció alrededor de un 3,4% cada 15 minutos durante el suceso y defendió cuando todo se aclaró. Pero entre los datos descubrieron otro fenómeno que les llamó la atención y que no habían esperado: la ansiedad duró significativamente más en aquellos individuos que antes de la crisis se mostraban más tranquilos, mientras que los individuos más nerviosos permanecieron más serenos. “Nos sorprendieron nuestros descubrimientos sobre el grupo de gente con alta ansiedad antes de la alerta”, explica Silver. “La literatura sugiere que las personas que experimentan estados psicológicos negativos, antes de un trauma de gran escala, están en mayor riesgo de tener consecuencias negativas después. Sin embargo, aquellos individuos que antes de la alerta expresaban por norma general más ansiedad en su vida diaria parecen haberse beneficiado de la falsa alarma por misil”.

"Los individuos que habían mostrado mayor ansiedad antes de la alerta se estabilizaron casi inmediatamente”

En concreto, relata Jones, “mientras que aquellos que antes de las alerta habían expresado menores índices de ansiedad fueron los que más tardaron en estabilizarse, al cabo de aproximadamente 41 horas, al grupo de ansiedad media le llevó unas 23 horas y los individuos que habían mostrado mayor ansiedad antes de la alerta se estabilizaron casi inmediatamente”. ¿Y qué explicación le encuentran a esta extraña reacción? Silver cree que el descenso de los niveles de ansiedad para el grupo de gente más nerviosa se ha producido porque la amenaza de una muerte inminente puso sus causas de estrés cotidianas en perspectiva. “Las personas ansiosas pueden tener más que agradecer cuando experimentan una situación así y expresan menos ansiedad en las redes sociales después de haber “sobrevivido” a lo que habrían clasificado sin duda como una situación mortal”, asegura.

Los autores creen que estos resultados pueden ayudar a comprender mejor el impacto psicológico que tienen este tipo de situaciones extremas en las personas y ayudar a diseñar estrategias de comunicación a las autoridades en casos de emergencia.

Referencia: This Is Not a Drill: Anxiety on Twitter Following the 2018 Hawaii False Missile Alert (American Psychologist).

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.