Quantcast

Ciencia

La teoría sobre el cráneo número 5 de Dmanisi recibe un duro "golpe" en la mandíbula

Aspecto de la mandíbula D2600 (la que corresponde al cráneo número 5) del yacimiento de Dmnisi (Georgia)

Probablemente haya pocas cosas que le interesen a usted menos que una pelea de paleoantropólogos. Pero el asunto adquiere otro cariz si le digo que la discusión que le traemos hoy tiene el aliciente de que afecta a buena parte de lo que conocemos sobre el origen del hombre. Para entenderlo debemos remontarnos a hace unos meses, en octubre de 2013, cuando la revista Science presentó las conclusiones sobre el cráneo número 5 de Dmanisi y la comunidad de paleontropólogos sufrió una especie de conmoción. Este yacimiento en tierras de Georgia es uno de los más interesantes del mundo y en él aparecieron los restos muy bien conservados de cinco individuos que los científicos no sabían muy bien cómo clasificar y bautizaron como Homo georgicus. El más apreciado de todos fue el denominado cráneo número 5, un fósil de 1,8 millones de años perfectamente conservado y cuyo análisis era anhelado con impaciencia. Y su presentación en público no solo no defraudó, sino que dio la gran campanada.

Lo que decían los científicos que analizaron el cráneo por primera vez, comandados por el investigador David Lordkipanidze, era que, al comparar los otros cuatro cráneos con éste, les salía algo raro. Como todos se parecían en algunas cosas y otras no (unos recordaban al africano Homo habilis, mientras que otros presentaban rasgos más típicos del asiático Homo erectus o el Homo rudolfensis)  los autores del estudio concluían que aquello era la prueba de algo más gordo: los cinco individuos eran de la misma población y presentaban diferencias morfológicas entre sí como las que presentan las distintas especies clasificadas hasta entonces. Dicho de otra forma, los científicos habían estado confundiendo la variedad morfológica que se puede producir en una misma especie y poniendo apellidos a fósiles que pertenecían al mismo grupo. Homo habilis y Homo erectus eran en realidad la misma cosa, pero al aparecer en distintos sitios, y tener rasgos tan diferentes, los científicos los habían tomado por primos lejanos.

El anuncio fue puesto en duda inmediatamente por algunos de los más prestigiosos paleoantropólogos, entre ellos Juan Luis Arsuaga y José María Bermúdez de Castro, que lo consideraban una especie de triple salto mortal hacia atrás sin colchoneta. Como la ciencia no se basa en suposiciones, sino en la aportación y contraposición de pruebas, el equipo de Bermúdez de Castro acaba de publicar un trabajo en la revista PLoS ONE que pone en cuestión estas conclusiones. El estudio ("On the variability of the Dmanisi mandibles") es un análisis exhaustivo de la morfología de los restos fósiles humanos  hallados en Dmanisi y recalca que la variabilidad de las cuatro mandíbulas de Dmanisi evidencia la existencia de varias especies.

El análisis de los dientes ya contradecía las conclusiones sobre el cráneo número 5

Esta diferencia entre los ejemplares, recuerdan, ya se puso de manifiesto recientemente en un trabajo sobre el desgaste de los dientes de la mandíbula D2600 (la que corresponde con el cráneo número 5) publicado por Laura Martín-Francés y María Martinón-Torres, del Grupo de Antropología Dental del CENIEH, quienes junto con el geólogo Mark J. Sier también han colaborado en este artículo. En aquel trabajo se destacaban las notables diferencias entre los hábitos alimenticios de este individuo (el cráneo 5) y los de sus vecinos, hasta el punto de tener costumbres mucho más primitivas que no cuadraban con los de las otras mandíbulas.

El trabajo de Bermúdez de Castro, según una nota hecha pública esta misma tarde por el CENIEH, propone la existencia de al menos dos especies distintas frente los estudios que consideran que en Dmanisi solo puede hablarse de Homo erectus. El análisis de la forma de las mandíbulas y de diferentes caracteres morfológicos asociados en las diferentes unidades anatómicas de la mandíbula es muy significativo. Como cabía esperar de una población tan antigua del género Homo, con una cronología en torno a 1,8 millones de años, todas las mandíbulas presentan rasgos primitivos en común. Sin embargo, mientras que dos de la mandíbulas estudiadas (D 211 y D 2735) recuerdan a la especie Homo habilis, la mandíbula D 2600 (la del cráneo 5) tiene una serie de rasgos derivados, propios de especies recientes, como los neandertales.

“Es evidente que estos rasgos fueron adquiridos de manera independiente por los humanos de Dmanisi y los neandertales que vivieron en tiempos muy diferentes. Sin embargo, este hallazgo nos permite volver a poner encima de la mesa la cuestión de si en el yacimiento de Dmanisi se han encontrado una o dos especies distintas”, declara José María Bermúdez de Castro.

El análisis geológico pone en duda que los fósiles humanos de Dmanisi sean de la misma población

El equipo del CENIEH, que ha participado en las excavaciones y en varios trabajos científicos sobre los fósiles humanos de Dmanisi, ha realizado una revisión exhaustiva de los datos geológicos del yacimiento, lo que les ha permitido detectar las incongruencias que existen entre diferentes publicaciones sobre los fósiles humanos de este yacimiento. “En algunos casos resulta imposible conocer con precisión la procedencia de algunos ejemplares. Además y a la luz de las investigaciones, cabe pensar que estos fósiles pueden proceder de capas geológicas distintas, lo que pone en duda que los fósiles humanos de Dmanisi pertenezcan a la misma población o a la misma especie” afirma Bermúdez de Castro.

Los primero pobladores de Eurasia

Desde su hallazgo a finales de los años ochenta del siglo XX, los homínidos de Dmanisi, considerados los primeros pobladores conocidos de Eurasia, han sido incluidos en distintas especies. “Quizá la denominación más popular sea la de Homo georgicus, basada en el estudio de la mandíbula D 2600 de gran tamaño y morfología extraña, en la que se observan algunas patologías muy interesantes, también estudiadas recientemente por nuestro equipo” explica Bermúdez de Castro.

Sobre las conclusiones de David Lordkipanidze, que – recalca CENIEH – “cuestionaban la validez taxonómica de especies africanas reconocidas desde hace más de treinta años”, Bermúdez de Castro se muestra cauto pero contundente. “Estas conclusiones todavía no han sido respondidas en revistas científica”, aclara. “Esperamos que este primer trabajo científico, tras la publicación en 2013 del cráneo D 4500, conocido como cráneo 5, y sus provocadoras conclusiones sobre la evolución del género Homo, anime a otros investigadores a revisar la muestra de fósiles humanos de Dmanisi”.

Referencia: On the variability of the Dmanisi mandibles (PLOS ONE) | Fuente: CENIEH.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.