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Ciencia

Un análisis de sangre para detectar el daño tras un ictus

Ilustración de un ataque cerebrovascular (ACV) embólico que muestra el obstáculo atascado en una arteria

La persona que sufre un ictus, un infarto cerebral, puede sufrir daños cognitivos. En ocasiones la intervención rápida es fundamental, pero la evaluación de los daños requiere que el paciente colabore activamente en ella, lo que no siempre es posible hasta un tiempo después, cuando ya puede ser demasiado tarde para según qué intervenciones. Ahora, un equipo de investigadores ha presentado una forma de evaluar el daño cognitivo tras un ictus con un simple análisis de sangre. Este descubrimiento no solo mejora los tiempos de rehabilitación de los pacientes, también permite conocer mejor qué ocurre a nivel bioquímico tras un ictus.

El ictus ocurre cuando el flujo de sangre se interrumpe

El ictus ocurre cuando el flujo de sangre se interrumpe (porque existe una obstrucción o una hemorragia) y las células del cerebro o cualquier otra parte del encéfalo afectada se quedan sin suministro de oxígeno. Los efectos del ictus son conocidos: debilidad muscular o sentidos alterados. En muchos casos los ictus también afectan a la forma en que un paciente piensa y procesa la información (alteraciones del humor, depresión, incluso demencia).

La identificación rápida de los efectos concretos que ha tenido el ictus es clave para que los médicos puedan diseñar los programas de rehabilitación y tratamientos más adecuados para cada paciente. En la actualidad para lograr esta identificación se emplea neuroimagen estructural (donde y cuando esté disponible) y tests neuropsicológicos para evaluar el daño cognitivo; ambos procesos diagnósticos necesitan tiempo y que el paciente pueda y se avenga a ello.

El equipo de investigadores encabezado por Min Liu, de la Segunda Universidad Médica Militar (R.P. China), se ha dedicado a analizar los cambios metabólicos que suceden después de un ictus, haciendo hincapié en identificar los cambios relacionados con los problemas cognitivos post-ictus. Estos cambios metabólicos pueden ser causados por la inflamación, la neurotoxicidad o el estrés oxidativo que se pueden dar en la zona privada de riego sanguíneo.

Los investigadores buscaron identificaron tres metabolitos relevantes que fuesen fáciles de identificar

Los investigadores emplearon cromatografía líquida de ultra-alto rendimiento (u-HPLC) para separar las distintas moléculas de muestras de suero sanguíneo obtenidas de tres grupos diferentes de voluntarios: un grupo de control, un grupo que había sufrido ictus pero no tenía deterioro cognitivo y otro que sí lo tenía.  Analizaron las distintas moléculas con una técnica de espectrometría de masas llamada QTOF (cuadrupolo- tiempo de vuelo) y con ello obtuvieron un impresionante conjunto de datos. El análisis multivariante de estos datos mostró que los tres grupos tenían perfiles metabólicos diferentes y puso de manifiesto varios cambios metabólicos como especialmente relevantes.

Para conseguir un test práctico, los investigadores identificaron tres metabolitos relevantes que fuesen fáciles de identificar. Usando estos biomarcadores se puede identificar rápidamente la presencia de deterioro cognitivo tras un ictus con tan solo una muestra de la sangre del paciente.

Esta investigación es un paso más en la dirección de la llamada metabolómica clínica, en la que un mejor conocimiento de los mecanismos moleculares permite un diagnóstico más preciso y rápido,  tratamientos más efectivos y una mejor monitorización de la evolución del paciente.

* Este artículo es parte de ‘Proxima’, una colaboración semanal de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV con Next. Para saber más, no dejes de visitar el Cuaderno de Cultura Científica. 

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