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Ciencia

Las chirlas del apocalipsis

Los agujeros marcan la zona donde se extrajeron las muestras del fósil

Hace unos 66 millones de años las cosas se pusieron bastante feas en el planeta Tierra. Los primeros indicios de que algo muy gordo había sucedido los encontraron el científico Luis Alvarez y su hijo Walter en 1980, cuando descubrieron concentraciones anormalmente altas de iridio en la capa geológica correspondiente a aquel periodo. Un objeto enorme había pegado contra la Tierra y los restos se podían encontrar por todo el planeta.

La combinación de las erupciones y la caída del meteorito produjo la tormenta perfecta

Después de localizar el cráter correspondiente a este enorme meteorito en la península del Yucatán, los científicos siguieron acumulando pruebas de que  al final del período Cretácico se acumularon los eventos catastróficos. En la meseta del Decán, en la India, los geólogos identificaron una gigantesca área que se formó justo hace 66 millones de años tras una serie de erupciones apocalípticas que arrojaron flujos de lava sobre 1,5 millones de km2, el equivalente a la mitad del tamaño actual de la India. Los gases emitidos en aquella erupción alteraron la atmósfera y contribuyeron a la extinción masiva.

Pero, ¿fue esta combinación de eventos la que acabó con buena parte de las especies que habitaban la Tierra durante aquel periodo? El registro fósil es incompleto y la hipótesis está en discusión, pero un equipo de científicos puede haber encontrado algunos datos clave en un lugar remoto e insospechado: las conchas fosilizadas en la Antártida que corresponden a los moluscos que vivieron aquel apocalipsis. En un trabajo publicado este martes en Nature Communications el investigador Sierra Petersen y su equipo presentan los resultados del análisis de una serie de fósiles recogidos en la isla Seymour, en la Antártida, mediante una técnica conocida como paleotermometría de isótopos. Este sistema les permite calcular los cambios en la temperatura atmosférica registrados durante el periodo, ya que estos dejan pequeños cambios en la formación de carbonato de las conchas del molusco bivalvo Cucullaea antarctica.

Sección de una de las conchas analizadas. Sierra Petersen, Andrea Dutton.

Los resultados indican que efectivamente, se produjeron dos cambios extremos de temperatura que coinciden temporalmente con el evento de Deccan y el impacto del meteorito de Chicxulub, lo que confirmaría la hipótesis de un doble mecanismo de destrucción durante una serie de miles de años pudo producir la desaparición de la mayoría de los dinosaurios, a excepción de los antepasados de las aves. Los autores consideran que las erupciones volcánicas produjeron un estrés adicional en los ecosistemas y los hizo más vulnerables a las consecuencias del impacto de los meteoritos. Una catástrofe masiva que dejó su firma en las capas geológicas, el registro fósil y las diminutas láminas que componían la concha de estos pequeños bivalvos de la Antártida.

Referencia: End-Cretaceous extinction in Antarctica linked to both Deccan volcanism and meteorite impact via climate change (Nature Communications) DOI 10.1038/ncomms12079

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