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Ciencia

Las raíces de la violencia humana están dentro de nosotros

El famoso duelo a garrotazos de Francisco de Goya, en el Museo del Prado

El hecho de matar a los miembros de tu propia especie no es algo demasiado extendido en la naturaleza. Solamente algunos animales, especialmente los mamíferos, somos capaces de asesinar a otros congéneres por motivos que van desde la competencia por los recursos, la reproducción o la simple diversión. En otras especies, como las ballenas o los murciélagos, este comportamiento simplemente no se da. Es lo que los biólogos conocen como violencia intraespecífica y sus orígenes y relación con la violencia humana no están del todo claros.

El nivel de violencia intraespecífica que corresponde a nuestra especie es del 2 por ciento

El equipo de José María Gómez, investigador de la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA-CSIC), ha recopilado y analizado los datos de 4 millones de muertes en la naturaleza y ha cuantificado el nivel de violencia letal en 1.024 especies de mamíferos de 137 familias, incluyendo a 600 poblaciones humanas en un rango temporal desde hace 50.000 años hasta el presente. El ambicioso estudio, publicado en la revista Nature, indica que el nivel de violencia intraespecífica que corresponde a nuestra especie es del 2 por ciento, lo que corresponde con los niveles observados en el registro prehistórico.

"Este estudio sugiere que la violencia que manifiestan los seres humanos, al igual que ocurre en las demás especies de mamíferos, está en parte determinada por la violencia que manifestaron nuestros ancestros", explica el investigador a Next. ¿Y cómo han llegado a estas conclusiones? "Hemos inferido la violencia letal, expresada como el porcentaje de personas que mueren directamente a mano de otras personas, que debería tener el ser humano exclusivamente por su relación evolutiva con el resto de los mamíferos", indica Gómez. "Para ello, hemos recopilado la información sobre violencia letal en 1024 mamíferos, y hemos representado estos valores en el árbol filogenético de los mamíferos. A continuación, hemos inferido el valor que le correspondería al ser humano por ocupar la posición que ocupa en dicho árbol. Y este valor es la estima filogenética de violencia letal en humanos. Luego, hemos comparado esta estima con diversas sociedades humanas de diferentes períodos de la historia, para ver si eran similares, superiores o inferiores".

Nuestro lugar en el árbol filogenético analizado (Gómez et al.)

Un aspecto interesante del estudio es que los autores advierten de que el nivel de violencia que se espera de nuestra historia evolutiva difiere del nivel de violencia registrado durante la historia humana. Básicamente porque nuestra cultura puede modular estos niveles de violencia, haciéndonos más o menos agresivos. "Según los informes alojados en la web de la OMS, y disponibles para todo el público, la mortalidad debido a violencia interpersonal en los primeros años del Siglo XXI para todo el planeta era menos del 1%. Pero este nivel no es inmutable, sino que ha cambiado, subiendo y bajando a lo largo de nuestra historia", indica Gómez. 

Nuestro nivel de violencia actual está en la mitad de lo que nos correspondería por herencia filogenética

De acuerdo con estos datos, nuestro nivel de violencia actual está en la mitad de lo que nos correspondería por herencia filogenética, aunque no deberíamos relajarnos. "Este estudio también nos sugiere que el nivel de violencia en humanos no es algo inamovible, sino que ha cambiado a lo largo de nuestra historia fruto de cambios en nuestro ambiente, condiciones ecológicas, factores sociales, etc.", asegura el autor principal. "Es decir, el nivel de violencia que expresamos no viene completamente determinada o dictada por nuestra evolución. A pesar de su componente filogenético, está en nuestras manos poder conseguir ser menos violentos cambiando algunos factores ecológicos, demográficos, sociales o culturales".

Respecto al resto de especies, una de las conclusiones principales del trabajo es que la violencia letal está muy extendida entre los mamíferos. De hecho, insisten los autores, hay casos reportados de violencia letal en el 40% de las especies de mamíferos que han estudiado. "Y no precisamente sólo especies violentas desde nuestra perspectiva", explica Gómez, "Violencia letal ha sido encontrada en hámsteres, caballos, marmotas y ardillas terrestres, etc. Es decir, no sólo los humanos o los primates comenten actos de violencia contra sus conspecíficos".

Referencia:  The phylogenetic roots of human lethal violence (Nature) DOI 10.1038/nature19758

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