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Ciencia

Cómo construir un observatorio con tus manos y que te llame la NASA

Las obras de construcción del observatorio

Faustino, Leonor y Fernando son tres amigos aficionados a la astronomía que han construido un telescopio con sus propias manos y lo han convertido en un centro de referencia. Levantado con piezas recogidas en desguaces y herrerías de la zona, el Observatorio de la Hita cuenta en estos momentos con numerosos proyectos astronómicos que han proporcionado datos para artículos y estudios publicados en las más prestigiosas revistas científicas como Nature  o Science, e incluso la NASA ha contactado con ellos para pedirles los registros de uno de los mayores impactos lunares registrados en toda la historia. 

Esta hazaña quijotesca se sitúa en la toledana villa de Puebla de Almoradiel, donde algunos historiadores han ubicado el inicio de las andanzas del célebre hidalgo manchego. La historia se remonta a 1999 cuando Faustino Organero, un diseñador gráfico aficionado a la astronomía, comenzó la construcción de un telescopio para uso particular. Quince años después, y con siete telescopios de gran diámetro en sus instalaciones, el propio Faustino reconoce, entre risas, que quizá se le ha ido de las manos.  “Cuando alquilé esta parcela al Ayuntamiento aquí no había ni agua, ni luz eléctrica y mucho menos internet”, recuerda. “Con el paso de los años hemos ido añadiendo todos los elementos necesarios para convertir esta tierra destinada a las viñas en un observatorio completamente profesional”. 

Imagen: Miguel Moreno

Las instalaciones levantadas en origen por Faustino empezaron a llamar la atención de numerosos amateurs que acudían al observatorio. Así fue cómo Leonor y Fernando, una pareja de aficionados a la astronomía, se dieron cuenta de que pasaban demasiado tiempo conduciendo hacia La Mancha, de modo que en 2007 se construyeron una casa en el pueblo para unirse al proyecto de Faustino. Durante los últimos años, y dedicándole todo el tiempo que les permiten sus trabajos, los tres han robotizado las cúpulas, han perfeccionado los instrumentos utilizando sus propias manos y han desarrollando ellos mismos su propio sistema de software. 

“Cuando llegué ni siquiera sabía soldar, ahora creo que podría trabajar perfectamente en cualquier taller o fábrica”, explica Leonor. A la pregunta de cuántos telescopios tienen ahora en el Observatorio los tres se miran entre ellos y casi no se ponen de acuerdo. Cuatro de 30 cm, seis de 40 cm, uno de 77 cm, un 150 cm refractor, TEDDi 67 cm… Tras hacer algunas cuentas resulta que el observatorio posee seis grandes telescopios totalmente construidos, cuatro en  funcionamiento constante y otros ocho espejos en proceso de preparación. 

"Empezamos de cero, no teníamos experiencia en construir nada de esto"

Tal despliegue de lentes y la mejora continua de las instalaciones hicieron que los tres responsables del Observatorio de la Hita se decidieran a dar el siguiente paso: ofrecer sus equipos a instituciones e investigadores para labores científicas. “La idea fue progresando y evolucionando”, explican a Next. “Primero fue un proyecto particular, más tarde subimos un escalón mostrando el observatorio a colegios, institutos y aficionados de la zona y cuando, después de mucho trabajo refinando los instrumentos conseguimos la suficiente precisión pensamos que era el momento de intentar hacer ciencia. Fue un proceso de muchos años en el que hemos pasado del hobby a la divulgación y de ahí a la investigación”. 

“Al principio nadie te conoce y no te hacen caso”, confiesa Leonor Ana Hernández. “Tienes que llamar a muchas puertas y ofrecer tus telescopios de manera desinteresada para encontrar a alguien que quiera utilizarlos.  Tienes que tener en cuenta que habíamos empezado de cero, no teníamos experiencia en construir nada de esto, y hemos aprendido a marchas forzadas y a base de echarle horas y horas”.  Pero el esfuerzo valió la pena y en estos momentos el Observatorio de la Hita tiene ya un convenio de colaboración con grupos de investigadores del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA) y la Universidad de Huelva.  Científicos profesionales utilizando los instrumentos construidos pieza a pieza por un grupo de apasionados en mitad de La Mancha. 

Limpieza del espejo del telescopio de 77cm  

Y llegó Makemake

En los confines de nuestro Sistema Solar se encuentran cientos de cuerpos con una gran diversidad de tamaños de los cuales apenas conocemos nada. Se conocen como  “objetos transneptunianos” y entre ellos encontramos nombres como Plutón, Eris, Haumea o Makemake. Una de las más interesantes tareas de la astronomía moderna es ampliar el escaso conocimiento que poseemos de todos esos cuerpos y planetas enanos que pueblan los fríos límites de nuestro vecindario solar. Precisar posiciones, refinar sus movimientos y por supuesto, realizar innumerables cálculos para elaborar predicciones de órbitas.

El equipo de astrofísicos del IAA dirigido por Jose Luis Ortiz mostró interés en utilizar el telescopio de 77cm de la Hita para el estudio de transneptunianos, entre ellos el planeta enano Makemake. Se iniciaba el camino científico del observatorio.  Fueron dos meses caóticos donde los tres responsables del observatorio  tuvieron que aprender sobre la marcha. El nivel de precisión que la investigación requería obligó a rediseñar piezas, cambiar ópticas y modificar el software. En apenas unas semanas el telescopio se volvió a reconstruir desde cero hasta que por fin estuvo a punto.

Con los datos registrados desde el Observatorio de la Hita los investigadores realizaron una predicción. Si todo era correcto, el planeta enano Makemake pasaría delante de una determinada estrella en un día, una hora y un minuto concretos. La suerte estaba echada.

Jose Luis Ortiz había enviado esa predicción de tránsito a numerosos observatorios repartidos por todo el mundo que prepararon sus equipos para comprobar si los cálculos habían sido correctos… Y entonces llegó el correo.

Un grupo de observatorios habían seguido el tránsito de Makemake, entre ellos el VLT en Chile o el de Hawái, y los cálculos de aquel evento no solo eran precisos sino que apenas se desviaban milésimas de arcosegundo El evento y las consecuencias de aquel tránsito, como medición del albedo o las características atmosféricas del Makemake, fueron publicados en las revistas científicas más importantes del mundo, incluyendo la prestigiosa Nature. Esa misma noche, confiesa Faustino,  se fueron a celebrarlo al bar del pueblo

La NASA llama a La Mancha.

Continuando sus colaboraciones con equipos de investigadores profesionales llegó uno de los proyectos más interesantes de la astronomía española: MIDAS, (Moon Impacts Detection and Analysis System) una iniciativa de la Universidad de Huelva y el IAA para la detección y análisis de impactos contra la Luna. El profesor José María Madiedo necesitaba un equipo óptico para control de bólidos que estuviese funcionando constantemente. El Observatorio de la Hita se incorporó al proyecto MIDAS con la tarea de apuntar a la zona no iluminada de la Luna y detectar los impactos que se pudieran producir. Así comenzó otra carrera contra reloj para poner  a punto un telescopio con una óptica de 40 cm a la que añadieron una cámara preparada para tomar capturas de los impactos.

"Durante semanas estuvimos visitando varios desguaces y chatarrerías"

Y, una vez más, Faustino, Fernando y Leonor se pusieron manos a la obra para renovar el equipo. “Durante semanas estuvimos visitando varios desguaces y chatarrerías, y cuando encontramos piezas que nos puedan servir acudimos a un herrero y un tornero amigos para adaptarlas a nuestras necesidades”, dice Faustino.

Durante la lluvia de estrellas perseidas de 2013, el equipo de astrónomos liderado por Madiedo dispuso de tres telescopios, para descartar falsos positivos, apuntando a la cara oscura de la Luna: dos situados en Sevilla y el otro construido en el Observatorio de la Hita. Al finalizar la noche del 11 de septiembre de 2013 el proyecto había detectado quince impactos de bólidos contra la superficie de la Luna. Faustino estaba alucinando. “La NASA tan solo había detectado un impacto”, recuerda, “¡Y con MIDAS teníamos quince!”.

Una nueva sorpresa estaba a punto de llamar a las puertas del Observatorio de la Hita porque desde la NASA se habían puesto en contacto con el investigador de MIDAS: Madiedo quería los datos de los impactos registrados para localizarlos utilizando su sonda espacial LRO (Lunar Reconnaissance Orbiter). Entre aquellos impactos, había uno en concreto que interesaba especialmente a la NASA porque, de ser correcto, sería uno de los más potentes registrados en toda la historia.

Los datos localizaban el punto exacto donde se había producido el impacto y estimaban que el choque habría producido un cráter de entre 46 y 56 metros de diámetro, la mayor colisión lunar detectada nunca por un instrumento óptico. Cuando la sonda LRO fotografió el lugar del impacto siguiendo los datos de MIDAS descubrió que el investigador había conseguido una precisión de 2 kilómetros. La imagen del antes y el después capturada por la cámara LROC instalada en la sonda espacial publicada unos meses después por NASA fue portada en todos los medios especializados. 

En la actualidad el Observatorio de la Hita mantiene todas sus actividades escolares y de divulgación y ha conseguido que cada vez más profesionales estén dispuestos a confiar en su trabajo. Faustino, Fernando y Leonor siguen trabajando en las instalaciones con la radial en mano para dar forma a un nuevo proyecto de telescopio encargado por el IAA. “Es un proyecto levantado a base de ilusión y ganas”, asegura Leonor. “Cuando empezamos apenas sabíamos como soldar o cortar un trozo de hierro. Hemos aprendido equivocándonos mucho pero jamás hemos dado un paso atrás en nuestro sueño. Si no sabíamos cómo hacer funcionar algo preguntábamos, buscábamos en internet y lo intentábamos todas las veces que hiciesen falta hasta que lo conseguíamos. Así queremos y vamos a seguir”.

El Observatorio de la Hita sigue en busca de ayuda para desarrollar más proyectos y continuar con sus labores de divulgación e investigación. A día de hoy no cuenta con ningún tipo de financiación externa y todo lo realizado ha salido del esfuerzo y la voluntad de Faustino, Fernando, Leonor y de sus vecinos y amigos de Pueblo de Almoradiel.

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Para saber más puedes visitar su web: Observatorio astronómico de la Hita o seguirles en Twitter en la cuenta de @AstroHita

Referencias:  J. L. Ortiz, B. Sicardy, F. Braga-Ribas, et al. “Albedo and atmospheric constraints of dwarf planet Makemake from a stellar occultation” Nature Volume: 491, Pages: 566–569 (22 November 2012) DOI:10.1038/nature11597 | José M. Madiedo, José L. Ortiz, Nicolás Morales &Jesús Cabrera-Caño “A large lunar impact blast on 2013 September 11” Royal Astronomy Society (23 feb 2014 ) MNRAS (2014) doi: 10.1093/mnras/stu083 | NASA LRO “Another new crater” Lunar Reconnaissance Orbiter Camera (LROC).

Sobre el autor. Javier Peláez es divulgador científico y colaborador de Next. Puedes seguir sus trabajos en La Aldea Irreductible.

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