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Cultura

Víctor Jara, vivo en el siglo XXI

Defender que la música de Víctor Jara sigue viva resulta muy sencillo. Quedó claro durante las inmensas protestas sociales del verano pasado, cuando millones de chilenos recorrieron las calles del país cantando su himno “El derecho de vivir en paz”. Hace siete años, para sorpresa de algunos, Bruce Springsteen también hizo una versión de su “Manifiesto” en su concierto masivo en Santiago, celebrado no muy lejos del antiguo Estadio Nacional de Chile, donde militares partidarios de Pinochet ejecutaron a Jara (el recinto ha sido rebautizado en honor del músico). Este verano es un cantante galés quien le recuerda: nos referimos a James Dean Bradfield, voz de Manic Street Preachers, el grupo más politizado de la marea britpop de los años noventa. Su nuevo disco en solitario se titula Even in exile y recorre la vida truncada del cantautor.

En declaraciones a Vozpópuli, Bradfield nos habla de su admiración por Jara: “Pertenece a una generación que vivió un momento social muy polarizado, hasta el punto de que sus ideales fueron sometidos al máximo examen, que es dar la vida por ellos. Nosotros disfrutamos del privilegio de no tener que pasar por ese trance y nunca deberíamos subestimar eso”, apunta. Iconos como Jara, Ernesto “Che” Guevara y Fidel Castro fueron muy populares entre la juventud occidental hasta los años noventa, pero su poder de seducción se ha ido evaporando. ¿A qué atribuye esta pérdida de hegemonía cultural de la izquierda? “Sinceramente, no lo sé. Unos te dirán que vivimos en una época postideológica, eso explicaría el abandono del culto a grandes símbolos de la izquierda. Otros señalan que la era digital es más democrática y por eso esos mitos no funcionan tan bien. Me parece un debate abierto”, opina.

“Me fascina especialmente su voz. Al decir ‘canción protesta’ pensamos en un cantante agresivo, pero es raro que Jara recurra a ese registro", explica Bradfield

¿Cómo le pudo impactar la figura del chileno hasta el punto de dedicarle un disco entero? Hay que remontarse hasta los años ochenta para comprenderlo. En esa década, la cultura obrera británica se disolvió como un azucarillo ante las políticas individualistas defendidas por Ronald Reagan y Margaret Thatcher. Bradfield fue testigo de como la huelga de los mineros fue aplastada, por la vía policial pero también por la cultural. Unos años antes, había escuchado la canción “Washington Bullets” de sus olvidados The Clash. La letra dice así: “Te lo pueden contar en cualquier celda de Chile/ los gritos de los hombres torturados/ recuerda a Allende y los días anteriores/ anteriores a la llegada del ejército/ por favor, recuerda a Víctor Jara/ en el estadio de Santiago/ es verdad, son esas balas de Washington otra vez”.

Impacto musical

Lo interesante del disco es que Bradfield no solo admira a Jara por razones políticas, sino también artísticas. “Me fascina su voz. Cuando hablamos de ‘canción protesta’ pensamos en un cantante agresivo, pero es muy raro que Jara recurra a ese registro. Sus canciones muchas veces buscan relajarte, empatizar, llevarte a un estado de calma donde te pueda llegar la información. Creo que el hecho de que su madre le tocase canciones de Violeta Parra con la guitarra fue una influencia enorme en su estilo, que le ayudó a llegar a un lugar más interesante que a otros cantautores”, explica. “Lo más complicado de este disco fue encontrar el tono adecuado, no queríamos sonar demasiado épicos, triunfalistas, ni que pareciese una ópera. Los logros de Jara y la tragedia de su vida son suficientes, no había que remarcar eso”, señala. El disco evita dedicar una pieza a su tortura y asesinato durante el golpe de Estado contra Salvador Allende.

La figura de Jara ha sido objeto de reivindicación constante. En nuestro idioma le han versionado artistas tan diversos como Ismael Serrano, José Mercé, Silvio Rodríguez, Ana Tijoux y Presuntos Implicados. También se ha explicado su vida en la academia de Operación Triunfo, antes de una sentida interpretación de Amaia del clásico “Te recuerdo Amanda”. En el mundo anglosajón, le han rendido tributo leyendas de la talla de Joan Baez, Roger Waters (Pink Floyd) y Rage Against The Machine. No hay duda de que estamos ante un mito universal, tan grande o más que estadounidenses como Bob Dylan, Johnny Cash y Leonard Cohen, a pesar de que la prensa cultural no preste tanta atención a su legado.

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