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Cultura

Berlín celebra el centenario del hallazgo del busto de Nefertiti, uno de los tesoros de la Isla de los Museos

Altes Museum

Fráncfort tiene el dinero; Hamburgo, el comercio, y Berlín, la cultura. En este aspecto, la oferta que presenta la capital de Alemania es un elemento, junto con su historia, que cualquiera que visite esta ciudad no debe pasar por alto. En ese amplio catálogo cultural se incluye la Isla de los Museos.

En esta isla se encuentran algunas de las piezas arqueológicas más destacadas. La más importante, el busto de la reina Nefertiti, que estos días celebra el centenario de su descubrimiento. Para celebrarlo, se ha organizado una exposición conmemorativa que retrata la época en la que vivió.

Pero no es lo único que podemos encontrar en esta isla. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, este complejo rodeado por las aguas del río Spree está formado por cinco museos: Altes Museum, Neues Museum, Museo de Pérgamo, Alte Nationalgalerie y Bode-Museum.

Altes Museum

Es un error muy común pensar que el busto de Nefertiti, que estos días celebra el centenario de su descubrimiento, se encuentra en el Altes Museum. Son muchos los turistas que han entrado en este edificio esperando encontrarse con la reina del Nilo y han salido decepcionados. Aunque las piezas egipcias estén en otra parte de la isla (ya veremos en cuál), el “museo viejo” ofrece en su colección otros atractivos.

Este pequeño museo es el primero que encontramos al entrar en la isla desde el Lustgarten, junto a la catedral. Entre su colección de piezas arqueológicas griegas y romanas, destaca el conjunto de esculturas que adornan la rotonda. Aunque esta estancia tenga dos alturas, sólo se puede acceder a ella desde la planta baja del edificio. En la planta superior habrá que conformarse con asomarse a una cristalera.

Neues Museum

¿Buscas a Nefertiti? Ahora sí. No hay que impacientarse si no aparece entre las salas de egiptología y la colección de papiros, tiene una estancia para ella sola. Mientras llegamos a ver esta tanto, conviene disfrutar de la decoración de las salas y los patios o, al menos, de lo que se pudo recuperar durante la reconstrucción del edificio. No hay que olvidar que más del 90% del centro de Berlín quedó destruido durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial (en algunas construcciones incluso se pueden ver agujeros de bala, que se han mantenido a pesar de las eternas reformas).

Actualmente, y hasta el 13 de enero, los visitantes podrán disfrutar de la exposición ‘Rusos y alemanes. 1.000 años de historia y arte’, que ocupa la última planta del edificio. Centrada más en la historia que en el arte, la muestra abarca las relaciones entre Rusia y Alemania en todos los ámbitos, desde el comercio y la ciencia hasta la política.

Museo de Pérgamo

Un apunte antes de entrar: hay un edificio frente al museo que tiene permanentemente dos agentes de Policía en la puerta. No están vigilando la Isla de los Museos, sino la residencia de la canciller, Angela Merkel. No es ningún secreto que la jefa del Gobierno alemán prefirió continuar en su apartamento en el centro de Berlín a mudarse a la residencia oficial. Y ahora, entremos al museo.

Según dicen, si Grecia cobrara alquiler por todas las piezas helenas que guardan los museos germanos, podría acabar con sus problemas de deuda. No sabemos si el cálculo tiene en cuenta los costes de restauración y conservación, pero es cierto que la Isla puede presumir de colección helena, repartida entre el Altes Museum, el Neues Museum y el Museo de Pérgamo. Nada más entrar, encontramos la obra que da nombre al museo: el altar de Pérgamo. Esta impresionante construcción no es más que un tercio del altar que se encontraba en el interior del templo de la ciudad griega y en cuyo interior se celebraban los sacrificios.

Pero esta primera toma de contacto no es la única maravilla que guarda el museo. Siguiendo el recorrido hacia la parte derecha del edificio (el ala izquierda es la colección helena), el visitante se encuentra de frente con la puerta del mercado de Mileto. Continuando el camino marcado, pasamos a la siguiente sala a través de esta portada, saliendo al otro lado por la puerta de Ishtar. En ladrillo vidriado de color azul, fue reconstruida junto con parte del camino de peregrinación que llevaba a Babilonia para la inauguración del museo en 1930. Por enorme que pueda parecer, no es más que la antepuerta. Para albergar la puerta completa, el edificio debería tener el doble de su altura.

Aunque la entrada a la colección se haga por Grecia, el Museo de Pérgamo también es el ‘hogar’ que se ha dado a las piezas procedentes de Oriente Medio. Desde Mesopotamia hasta el Islam (que también guarda un par de sorpresas al visitante), la colección es quizá la más selecta de los cinco museos de la Isla.

Al igual que el resto de la capital, el Museo de Pérgamo se encuentra en proceso de reforma. Por este motivo, durante los próximos años se irán cerrando alternativamente algunas de las salas, por lo que conviene informarse antes de la visita sobre qué parte de la colección no está disponible en ese momento en caso de que se quiera visitar una parte concreta.

Alte Nationalgalerie

A diferencia de los tres museos anteriores, más centrados en la arqueología, la Alte Nationalgalerie sigue la pintura y escultura del siglo XIX, centrada principalmente en el romanticismo alemán, aunque no es la única corriente que podemos encontrar en esta pequeña pinacoteca. La galería también cuenta en sus salas con algunas obras del impresionismo francés, de los primeros años del siglo XX y de otros movimientos artísticos del XIX, como el realismo y el idealismo.

Después de ver las grandes colecciones arqueológicas de los museos anteriores, quizá la Alte Nationalgalerie se quede un poco escasa al visitante, pero merece la pena dedicarle algo de tiempo a la cuidada colección y al edificio, porque el continente es tan importante como el contenido en la Isla de los Museos.

Bode-Museum

Siguiendo la trayectoria que hemos comenzado en el Altes Museum, al sur, la isla termina en pico con un edificio de planta triangular, el Bode-Museum. Desde el exterior, el elemento más destacado de esta construcción es la cúpula que corona la isla. Este es el lugar elegido para la colección de arte bizantino y escultura medieval, así como para la numismática.

La colección se centra principalmente la historia del Imperio Romano de Oriente y el Imperio Bizantino, representados por esculturas, mosaicos y restos de sarcófagos. La parte dedicada a la escultura abarca desde la Alta Edad Media hasta el siglo XVIII y la colección numismática incluye piezas del Imperio Griego y Romano, islámicas y de la Edad Media europea.

Este último museo es el menos visitado de los cinco que componen la isla, claramente desfavorecido por la presencia del busto de Nefertiti (Neues Museum, recordemos) y las construcciones del Museo de Pérgamo, los grandes tesoros de la Isla de los Museos.

Para aprovechar al máximo esta oferta, la ciudad ofrece la WelcomeCard Isla de los Museos. El ‘pack’ incluye entrada a todos los museos de la isla y uso ilimitado del transporte público durante tres días, tiempo suficiente para visitar los cinco museos. Sobre todo si se aprovechan los días con horario ampliado, normalmente los jueves, aunque se extiende a casi todo el fin de semana en temporada alta. Por si acaso, conviene consultar antes de plantarse en la taquilla.

Un dato importante: el precio de las entradas incluye audioguía y guardarropa.

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