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Cultura

Tote King: "Apoyé a tope el 15-M, pero estoy desencantado de la política"

Cuando llevas veinticinco años entrevistando a músicos españoles, es fácil intuir que menos de un cinco por ciento serían capaces de escribir un libro sólido sobre su oficio. Por eso es una alegría descubrir Búnker (Blackie Books), donde Manuel González Rodríguez (Sevilla, 1978), más conocido como Tote King, repasa la primera mitad de su vida con crudeza, autocrítica y humor. Son 230 páginas donde se mezclan -entre otras cosas- su obsesión neurótica por la limpieza, el golpe de la muerte prematura de su padre y la devoción por un tipo de literatura no especialmente fácil, que abarca a Céline, Coeetze, Carson McCullers, Jules Renard y George Saunders, entre muchos otros. Vozpópuli charló con el rapero en un hotel del centro de Madrid. El libro se abre con un prólogo de Enrique-Vila Matas, con quien el rapero mantiene hace tiempo una correspondencia electrónica sobre libros.

El texto arranca advirtiendo a los lectores que esto no son “las memorias casposas de un músico analfabeto”. Me pregunto si tenía en mente a alguien en particular al escribir esa frase.

Me refiero a la moda de los libros escritos por celebridades, que no me gusta nada. El hecho de ser un artista o un deportista famoso no te da automáticamente derecho a escribir un libro. Sé que mucha gente piensa que esta opinión puede ser clasista, pero es lo que pienso. No suelo leer libros sobre música ni biografías de músicos, no tengo ese hábito, aunque sí me interesan ensayos como El ruido eterno de Alex Ross. Lo que critico son los libros para fans de celebridades. Todos recordamos aquella frase de un futbolista que publicó sus experiencias y dijo “ya he escrito más libros de los que he leído”. Hay que tener un buen nivel como lector para escribir unas memorias.

La parte más brutal de Búnker es la crónica de la visita a un gueto de Chicago. Llega a Estados Unidos para trabajar y aprender inglés y se empeña en acercarse a uno de los barrios pobres de donde salían tantos raperos. Cuando llega, enseguida le identifican como alguien que no es de allí y le asaltan varias personas, pero interviene la compañera de trabajo afroamericana a quien había ido a visitar. Entonces le viene a la mente una frase del Busta Rhymes: “Si no eres del gueto / no vengas al jodido gueto”.

Fue uno de los sustos más grandes de mi vida, además siendo muy joven. Ese nivel violencia me sobrepasaba, no fui capaz de reaccionar. Nada más bajar del metro, vi un tipo con un machete y los pantalones sin cinturón, atados con una cuerda. Fue una suerte que solo me quitaran una sudadera. En realidad, es un barrio parecido a las Tres Mil Viviendas de Sevilla, al que tampoco suelo ir. Alguna vez me he acercado en coche y de día a ver a dos músicos que me gustan, el rapero Tremendo y otro productor de allí. Viven en una zona de las Tres Mil que se llama “los amarillos” y… ’agüita’. El truco para moverte en esa zona es ir a tu rollo, tranquilo, sin mirar demasiado a nadie. Es normal que del marco de una ventana aparece una cabeza de burro o de caballo y todo el mundo tan normal.

"Hay que tener muchos huevos para salir en un clip con una botella y decir tan claro como Residente que, muchas veces, cuando bebemos alcohol escribimos mejor", explica

¿Por que es tan potente, desde hace tanto tiempo, la escena hip-hop en Sevilla?

Para mí la pieza clave fueron SFDK, que cogieron muy bien el relevo de la generación anterior de raperos sevillanos. Óscar y Satur llevaron la tienda de discos Burial, pero sobre todo supieron mover la calle, animar a la gente. Bajaban un radio enorme al parque con bases y se formaban corrillos para escuchar rimas. Muchos chavales iban a la tienda a dejar sus maquetas y se iba creando una escena. Óscar es una persona con mucha voluntad, que se cansó de pedir instrumentales y decidió ponerse él a hacerlas, consiguiendo firmar bases muy dignas en tan solo un año. Enseguida empezamos a usar ese material artistas como Dogma Crew, mi hermano Shotta y yo. Especialmente Óscar fue clave en crear cantera en Sevilla.

¿Fue muy duro explicar la cultura hip-hop en la ciudad? Como suele decir Kiko Veneno, Sevilla es más de tradición que de innovación.

Admiro mucho a Kiko y estoy de acuerdo. Al principio, los sevillanos alucinaron cuando vieron aparecer a un grupo de chavales con gorras, vaqueros enormes y chaquetas imposibles de describir. Nuestro aspecto causaba más extrañeza que un punki con la cresta rosa. Poco a poco, nos han ido cogiendo cariño y hasta respeto institucional. Una cosa que me encanta de la ciudad es que los chavales siguen sin callarse cuando haces un disco malo, que es algo que me ha pasado y lo he reconocido. Te paran en un centro comercial y te hacen su crítica, alabando o destrozando. Me parece muy saludable.

"Hay radios que no pinchan mis canciones porque digo que el PSOE lleva veinte años de saqueo en Andalucía", lamenta

En el libro explica el proceso de composición de uno de sus temas emblemáticos, “Ni de ellos, ni de ellas”. La canción describe la hipocresía de hombres y mujeres a la hora de manejar las relaciones sexuales y sentimentales. Se trata de un texto compuesto de borrachera, durante una larga noche en la que va apuntando frases en papeles, que luego encuentra en plena resaca. Mientras leía su libro, se publicó una canción de René Pérez “Residente”, que tiene un verso que dice “escribo mejor borracho”. ¿Es hora reconocer que el alcohol ayuda a encontrar rimas?

Me flipa la canción de Residente, lo estuve comentando ayer un rato largo con mi amigo Quique Peinado (presentador y tertuliano de televisión). Me parece increíblemente complicado hacer una canción de ese tipo, ya que tienes que encontrar el punto justo de emoción, no caerte por el lado casposo ni por lo excesivamente azucarado. Él lo ha hecho perfecto. Hay dos grandes frases en la letra: una la de la borrachera y otra dice “la sala estaba llena/pero yo estaba vacío”. En el libro cuento que yo me he sentido así también muchas veces. Hay que tener huevos para salir en un clip con una botella y decir tan claro que, muchas veces, cuando bebemos escribimos mejor. Yo he sentido que el empujoncito de una copa te lleva a una rima mejor. No es malo reconocer que te suelta, te desinhibe y funciona. No siempre, pero funciona.

Un asunto que el libro no trata es la marginación que sufre el hip-hop en España por parte de los medios de comunicación. Es algo que han denunciado casi todos los raperos, desde figuras que vienen del ‘underground’ como Nega (Los Chikos del Maíz) hasta jóvenes estrellas de las batallas de gallos como Arkano. Y ambos mencionan explícitamente las radios, uno Radio 3 y otro las emisoras comerciales.

A mí me han contado, aunque no lo puedo demostrar, que entre los grandes ejecutivos de la radio musical española existe el consenso de que no se debe apoyar al hip-hop, que no les conviene. Ni el lenguaje callejero que usamos, con muchos ‘tacos’, ni el tipo de ritmos encaja con que ellos quieren vender. Otros géneros de música urbana sirven mejor a sus planes. Todos hemos tenido experiencias flipantes de rechazo en la radio. Recuerdo una vez que fui a una programa para una entrevista promocional de mi disco 78 y me recomendaron pasar una copia al locutor del programa de al lado, que tenía mucha audiencia. El tipo, siempre con actitud de perdonarme la vida, miró por encima el listado de canciones y enseguida dijo que la que podía poner era "El premio pa’ti", una colaboración con El Canijo de Jerez, ya que allí les gustaba mucho la fiesta y el flamenquito. En vez de escuchar el tema entero, que son tres minutos, iba saltando cada 20 segundos, con la mala suerte de que pilló la rima “esta es mi tierra: veinte años de saqueo del PSOE”. Entonces me soltó que no se podía pinchar porque en su emisora no permitían críticas a partidos políticos.

En Búnker no habla de política, solo recuerda dar un concierto para Podemos donde el ambiente era un poco extraño, por la falta de conexión entre sus canciones y el público de un mitin. Usted es muy amigo David Bravo, el abogado especialista en propiedad intelectual que fue diputado de la formación morada y se retiró para dedicarse a la paternidad. ¿Cree que la izquierda ha pasado de la euforia al desencanto?

Ya que lo mencionas, es verdad que me siento así, desencantado y desconectado. Apoyé a tope el 15-M, pero luego el entusiasmo se fue difuminando. Ahora apenas atiendo a la política, más allá de alguna cosa que me comenta David, que también se quitó de en medio, pero menos. Yo me centro en escribir, escuchar música y entrenar. Por mucho que te interese mejorar las cosas, ves que lo que tenemos ahora no es lo mismo que proponía el 15-M. Me siento muy fuera de todo eso ya.

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