Cultura

'La sagrada familia': el auge, la caída y las sombras de Jordi Pujol

David Trueba estrena un documental que retrata al clan Pujol y al "artífice de la Cataluña contemporánea"

'La sagrada familia'
HBO

Felipe González lo describe como un "todoterreno de la política" y José María Aznar está convencido de que "su aspiración personal habría sido ser presidente de la Generalidad de Cataluña toda su vida". Jordi Pujol, que para muchos es "artífice de la Cataluña contemporánea", se convierte en el centro del relato en el documental 'La sagrada familia', que HBO estrena este jueves, un retrato de los veinte años de mandato al frente de la Generalitat catalana, así como de las sombras de un clan que está pendiente de juicio por asociación ilícita, fraude a Hacienda, blanqueo y evasión de capitales.

Esta docuserie, compuesta por cuatro capítulos, está dirigida por el cineasta y escritor David Trueba y cuenta con testimonios como los de los expresidentes Felipe González y José María Aznar, uno de los hijos de la familia -Josep Pujol-, Miquel Roca, la actual ministra de Defensa, Margarita Robles; el que fue abogado de la familia hasta 2014, Javier Melero; así como periodistas como Fernando Ónega, Susanna Griso o Iñaki Gabilondo.

En sus memorias, Jordi Pujol contó una anécdota que, según sus palabras, se idealizó: la visita al monte Tagamanent acompañado de su tío cuando aún era un niño, donde vio las ruinas de un castillo que, en su cabeza, según trascendió después, despertó en él la necesidad de reconstruir Cataluña. Tal y como él mismo confesó a Terenci Moix en televisión, desde joven tuvo la "ilusión" y la "vocación" de ser "útil para el país" y, del mismo modo que señala en este documental Aznar, siempre quiso ser presidente, un deseo que se cumplió y duró 23 años.

Tal y como se pone de relieve, Jordi Pujol fue un "nacionalista catalán y un español pragmático", un político que "creía en el Estado español" y, al mismo tiempo, "construía las estructuras del futuro estado catalán", capaz de dar su mano derecha al Rey y con su mano izquierda -sus hijos- forjar una campaña que pedía la libertad de Cataluña en los Juegos Olímpicos y abucheaba al monarca.

Jordi Pujol: la bandera y el bolsillo

Este documental muestra como todos los pasos de Pujol fueron estrategias políticas: la condena a cárcel por su relación con los Cants de la Senyera en el Palau de la Música, que legitimó al personaje, la fundación de la Banca Catalana o la absolución en el caso que afectaba a dicha entidad, por apropiación indebida y otras causas. Así, con su inteligencia consiguió convertir la "amenaza" en la consolidación del "pujolismo", y la presión sobre su persona pasó a ser la presión sobre la Generalitat. Más tarde, del mismo modo que la persona se confundió con la nación, la bandera lo hizo con el bolsillo, según pone de relieve una de las voces invitadas y recoge Vozpópuli.

Sus tres etapas políticas condicionaron la relación con sus hijos aunque, en todas ellas, no ejerció demasiado ni como padre ni como marido

Ya desde su pedida de mano a Marta Ferrusola -quien siempre negó que se casaría con alguien bajito ni médico-, Jordi Pujol dejó claro que en su matrimonio serían tres: marido, mujer y Cataluña. De hecho, tal y como cuenta su hijo Josep, sus tres etapas políticas condicionaron la relación con sus hijos aunque, en todas ellas, no ejerció demasiado ni como padre ni como marido. Nunca vivieron como ricos y su casa, que abrieron en varias ocasiones a la visita de la prensa, contaba con sofás rotos de otra época, muebles anticuados y un despacho con una tabla y dos caballetes, así como un techo con el que era imposible no tropezar.

Otro de los apartados más atractivos de este documental es su relación con la prensa. El veterano periodista Fernando Ónega recuerda que en una ocasión le preguntó por su procedencia, Mosteiro (Lugo). "Me dio una charla sobre mi pueblo que me dejó asombrado", recuerda. Sin embargo, pesar a ser "amistoso" al principio, lo cierto es que mantenía una relación "autoritaria" con aquellos a quienes no controlaba y cuando no quería responder a algo, tal y como destaca Susanna Griso, simplemente respondía: "No toca".

Jordi Pujol hablaba seis idiomas, entre ellos, alemán, francés o italiano, y siempre fue un "hombre seductor", "simpático" y "empático" que siempre "se hizo querer". Se le vio hablando con Helmut Kohl y logró colar a un fotógrafo en la Casa Blanca, ante el enfado del embajador español. Sin embargo, tal y como uno de los testimonios apunta en este documental, aún no ha explicado ni su herencia, ni el poder, ni la familia.

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