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Cultura

'Regreso a Hope Gap': ¿A qué edad dejamos de querernos?

'Regreso a Hope Gap': ¿A qué edad dejamos de querernos?

La última Estadística de Nulidades, Separaciones y Divorcios del Instituto Nacional de Estadística (INE) revela que en 2019 se rompieron 95.320 parejas, de las cuales, 91.653 terminaron en divorcio, y que la duración media de los matrimonios fue de 16,7 años. El promedio de la edad a la que se pusieron fin a las uniones civiles era de 45 años en el caso de las mujeres y de 48 años en el caso de los hombres. Esta radiografía del estado sentimental del país recoge otros datos curiosos, como cuál era el estado civil de los cónyuges cuando se casaron y otras cifras sobre custodias o la temida pensión alimenticia. 

Cuando los padres del cineasta y dramaturgo William Nicholson se divorciaron llevaban casi 30 años casados y no tuvieron que pelear acerca de quién se quedaba con el único hijo que tenían en común, ya adulto, y poco les importaron todos esos datos que llenan las estadísticas año tras año. Tampoco a él, que tuvo que replantearse su infancia, sus recuerdos, sus experiencias, la relación con sus padres y todo eso de lo que no hablan las encuestas oficiales para aprender a entender, a perdonar y a querer a sus progenitores por igual. 

Su propia vida, como les ha ocurrido a tantos escritores, dramaturgos y cineastas, le sirvió a Nicholson como inspiración para la obra de teatro 'The retreat from Moscow', que aguantó varias temporadas en cartel en Broadway y fue nominada a tres premios Tony, y que más tarde adaptó a la gran pantalla bajo el título 'Regreso a Hope Gap'. La cinta, galardonada con el premio a mejor película en la pasada edición del BCN Film Fest y protagonizada por Annette Bening y Bill Nighy, se estrena este viernes en los cines españoles y, sin demasiados artificios, ofrece al espectador la enésima oportunidad para comprender lo incomprensible: que el amor, a veces, también se muere. 

Benning y Nighy dan vida a un matrimonio que sobrevive con heridas, amputaciones y otras secuelas del paso del tiempo y de la indiferencia, y que afronta el fin de su vida en común con discrepancias, rencor y un duelo infinito. Justo el día antes de que la aparente apacible vida conyugal explote por los aires a propuesta del marido, su hijo, a quien da vida Josh O'Connor ('The Crown'), vuelve a la casa familiar para pasar el fin de semana con sus padres. 

Tendemos a pensar que el divorcio es devastador para los niños, pero no para los hijos ya adultos. Es falso. Si ya eres adulto y los padres se separan, ello te obliga a reconsiderar lo que ha sustentado tu infancia"

Cuando aún tenemos fresco en la memoria el eco de la brillante 'Historia de un matrimonio' (2019), de Noah Baumbach, que inevitablemente nos llevó a pensar en la infinita 'Kramer contra Kramer' (1979), Nicholson abre su corazón con un retrato del dolor de la separación en la edad adulta, de quien deja y de quien sufre la ruptura -la madre y el hijo, en este caso-, en ese momento de la vida en el que las cosas parecen haber encontrado una estabilidad, una calma y un paisaje intacto, justo en el periodo en el que la sorpresa parece improbable.

"Tendemos a pensar que el divorcio es devastador para los niños, pero no para los hijos ya adultos. Es falso. Si ya eres adulto y los padres se separan, ello te obliga a reconsiderar lo que ha sustentado tu infancia", comenta el director en las notas de producción sobre la trama de esta película, que toma algunos pasajes reales de la experiencia de sus padres y que quiso poner el foco en las consecuencias que las separaciones tienen en los hijos.

Para ello, el guionista de películas como 'Gladiator' (2000) o 'Tierras de penumbra' (1993) puso como condición dirigirla él mismo y preguntarse con sinceridad qué quedaba de aquellas décadas de matrimonio, al tiempo que lanzaba una reflexión sobre la soledad, la muerte, el significado de la lealtad y la verdad. Así, en un momento en el que la aún unida familia discute sobre la existencia de Dios, el personaje de Nighy sentencia con ánimo de dar una respuesta definitiva a las preguntas sin respuesta: "El amor no se cuenta, se siente". 

La impecable interpretación de Annette Benning y el carácter estoico que transmite Bill Nighy logran superar las carencias de la película, que cuenta con algunas escenas brillantes, como el momento en el que ambos protagonistas se reúnen ante el abogado y regalan una escena repleta de ironía y sarcasmo, llevando al lado más terrenal las consecuencias del cambio en el estado civil.

Sin embargo, más allá de reflexionar sobre las rupturas y lo que lleva a ellas, el duelo y la superación, y tanto si consigue lo que se propone como si por momentos se queda en el melodrama, en la caricatura o en el humor negro, 'Regreso a Hope Gap' es, en esencia, una carta de amor de un hijo a una madre, en la que el personaje inspirado en el propio director le pide a su progenitora que sea referente de cómo soportar la infelicidad y el camino largo y duro que le queda en la vida. Todo esto, con los asombrosos acantilados de Sussex como paisaje, símbolo de belleza y también de amenaza. 

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