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Cultura

Incoherente y minúsculo: así es el programa de Sánchez e Iglesias para la Cultura

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias.

El nimio capítulo dedicado a la Cultura en el programa de gobierno de PSOE y Podemos tiene algo de trágico y risible. Recupera como propuestas propias proyectos impulsados por los partidos que les oponen, como el Estatuto del Artista impulsado por Ciudadanos, o la mezcla extravagante de Derecho de autor, Plan de fomento a la Lectura y modelo de igualdad cultural, sin mencionar siquiera la recuperación de una Ley de Mecenazgo. 

Se trata de una extraña amalgama, un corta y pega en ocasiones caótico, que antepone la naturaleza de RTVE a la consecución de un Plan de Lectura y que olvida por completo los tres elementos concretos en los que Guirao basó la que sería su gestión: una revisión de la ley de Mecenazgo, la estructura del INAEM y la recuperación de una Dirección General del Libro.

Guirao habló de la creación de un mecanismo legal que permitiera a la las instituciones mayor libertad. Sobre el Instituto de Artes Escénicas y Música, permanece a la espera de la ejecución de las sugerencias hechas por el informe de la comisión creada especialmente para eso. Sobre otros temas como la SGAE no existe un planteamiento de fondo, sino un enunciado poco específico. 

Gestión del PSOE

En ocasiones errática, la gestión del 'sanchismo' en Cultura ha sido discreta, poco dada a la pirotecnia a la que Pedro Sánchez parece aficionado. Hay asuntos de importancia en los que Guirao ha dado un paso a un lado, por ejemplo, las negociaciones con Carmen Thyssen sobre la permanencia de su colección en el museo y las condiciones del acuerdo de cesión que la baronesa ha intentado modificar durante años. Ese asunto depende de vicepresidencia y es justamente Carmen Calvo quien lo llevaba adelante.

Se echa en falta, también, un capítulo dedicado al Español como gran activo cultural, no sólo por el peso que supone en la actividad de instituciones como el Cervantes sino también en el que tienen instancias como la Real Academia de la Lengua y la propia Dirección General del Libro, recuperada por Sánchez y que, de momento, ha presentado no pocos reveses, como la dimisión de su directora. 

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