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Cultura

Paolo Genovese: "La palabra suicidio da miedo porque no se puede controlar"

El director italiano estrena esta semana 'El primer día de mi vida', la adaptación al cine de su novela homónima

Paolo Genovese
A Contracorriente Films

En 2022, las muertes por suicidio se elevaron a 4.097, un 2,3% más que en 2021, año en el que se rompió la barrera de los 4.000 fallecimientos por esta causa, según informó hace apenas unos días el Instituto Nacional de Estadística (INE). De estas muertes, destaca el número de suicidios en menores de 20 años, que el pasado año ascendió a un total de 84, frente a los 75 de 2021, unas cifras negras que muchos aún consideran un tabú. Con el fin de dar visibilidad a un asunto tan grave, el director italiano Paolo Genovese aborda este asunto tan difícil en su película El primer día de mi vida, una oda a la vida y a las segundas oportunidades.

La película está protagonizada por Toni Servillo (La gran belleza), un misterioso hombre que da la oportunidad a un hombre, dos mujeres y un niño que están tocando fondo de ver cómo sería el presente sin ellos y cómo pueden volver a enamorarse de la vida. Margherita Buy (Mia madre), Sara Serraiocco (Los despiadados) y Valerio Mastandrea (Perfectos desconocidos) completan el reparto.

El nombre de este director italiano puede pasar desapercibido para el común de los mortales, pero se trata del director y guionista, ni más ni menos, de la comedia Perfectos desconocidos, una de las películas que cuenta con más remakes en la historia del cine (un total de 23 y dos en proceso) que en España adaptó con gran éxito de público Álex de la Iglesia. El cineasta ha hablado con Vozpópuli durante su visita a Madrid sobre esta película y

Pregunta: Publicó esta novela en 2018 y poco después decidió llevarla la cine. ¿Por qué?

Respuesta: Cuando pensé en esta historia tenía muchas ganas de contarla, contaba con muchas ideas y emociones respecto al asunto y no tenía ganas de esperar para rodar una película, que es un proceso largo que necesita tiempo. Por lo tanto, cogí el ordenador y empecé a escribir. La película rodaba en mi cabeza pero tenía ganas de concretarla. Para escirbir una novela no hay que pedir financiación ni tener productores, sino que simplemente tienes que escribir mucho. Una vez terminé me di cuenta de que es una película muy visual, y me entraron ganas de verla en pantalla. Cuando escribes una novela buena parte de tu fantasía es el lector que imagina los olores y pone cara a los personajes, pero quería compartir mi forma de imaginar esa novela.

P: A los dos años de publicarla llegó una pandemia. ¿Hizo más pertinente el rodaje?

R: Esa ha sido una casualidad, una suerte, porque la novela se escribió antes de la pandemia, pero ahora se ha convertido en un tema muy actual y esa ha sido la fuerza. Una idea no tiene un valor absoluto si no tiene también un valor relativo, la conexión con el momento en el que se vive. Las ideas son más fuertes porque están conectadas con el momento que se vive, y esta idea que habla de volver a empezar, está conectada con la sociedad hoy en día.

"Todo el mundo enseña la parte positiva y por lo tanto cualquier persona que esté pendiente de las redes tiene la sensación de que un mundo está lleno de felicidad, excepto la persona misma que lo ve" Paolo Genovese, director

P: Da la sensación de que se está empezando a hablar cada vez más de problemas mentales y del suicidio. ¿Es aún un tabú o se empieza a superar?


R: Quien piensa en el suicidio piensa que se ha quebrado, que ha perdido, y se siente solo. Es un tabú social porque la sociedad tiene miedo. El término suicidio da miedo porque no se puede controlar y es un tabú también religioso para un país católico como Italia o como puede ser para España. La iglesia condena el suicidio. Dante ponía los suicidios en el infierno, por lo tanto sigue siendo un tabú. Efectivamente, las películas que afrontan este tema a lo largo de los tiempos son muy pocas.

P: Parece que en estos tiempos no solo es importante ser feliz sino mostrarlo. ¿Qué opina?

R: Creo que es el problema de nuestra sociedad, porque todo el mundo enseña una felicidad que probablemente no existe. Cada uno de nosotros representa una pequeña parte de su vida: el viaje, esa fiesta, esas vacaciones, y todo parece bonito. Pero cada uno de nosotros tenemos nuestros momentos difíciles, las partes tristes, pero nadie enseña sus problemas. Todo el mundo enseña la parte positiva y por lo tanto cualquier persona que esté pendiente de las redes tiene la sensación de que un mundo está lleno de felicidad, excepto la persona misma que lo ve, y eso genera un sentimiento de soledad. No conseguimos pensar que esas fotos no representan la realidad de las personas, que solo son una pequeña parte. Muchas de esas imágenes, de esas historias, nos hacen percibir como si todo el mundo fuera feliz. Eso impacta.

P: ¿Qué simboliza el personaje de Toni Servillo, este desconocido que imagina la vida sin los demás?

R: Es un personaje metafórico. Es un hombre que representa a cualquier persona en la vida que nos pueda ayudar a salvarnos. Nunca se ha llamado ángel a su personaje, pero para cada uno de los espectadores puede representar algo distinto: un ángel, si somos religiosos, pero también un amigo, un familiar, un desconocido. En la película representa la posibilidad de que alguien, en algún momento, puede venir a salvarnos.

"Cuando ves una readaptación, siempre es distinta a tu película, tiene otra alma, siempre hay una pequeña traición, y eso no siempre te provoca una buena sensación. Es mi historia, pero no es exactamente mía" Paolo Genovese, director

P: Su película Perfectos desconocidos cuenta con 23 remakes en todo el mundo, también en España, y al menos hay dos en marcha. ¿Está satisfecho con los resultados?

R: La relación con los remakes siempre es difícil, porque por un lado claro que estoy contento de que muchos países quieran hacer tu película. Pero por otro lado, cuando ves una readaptación, siempre es distinta a tu película, tiene otra alma, siempre hay una pequeña traición, y eso no siempre te provoca una buena sensación. Es mi historia, pero no es exactamente mía.

Paolo Genovese: de la publicidad al cine

P: Da la sensación de que combina muy bien el lado creativo con la parte más práctica de la industria cultural. ¿Hasta qué punto sus inicios en el mundo de la publicidad han tenido algo que ver? ¿Han supuesto un aprendizaje?

R: El mundo publicitario para mí ha sido muy útil. Técnicamente, porque he rodado muchos anuncios y situaciones completamente distintas. En poco tiempo he probado efectos especiales, lluvias, diálogos muy breves y condensados. Ha sido como un gimnasio. Máquinas de rodajes distintos, objetivos distintos, técnicas distintas… Ha sido una gran escuela. Artísticamente hablando, la publicidad te enseña mucho a llevar el ritmo: en una escena de 30 segundos tienes que contar todo, saber condensar y captar la esencia, ir al objetivo para transmitir el mensaje.

"Los autores tenemos que merecernos al público, tenemos que hacer una película para que el público tenga ganas de dejar el sofá de casa y salir para ir al cine" Paolo Genovese, cineasta

P: En la actualidad, está terminando el montaje de una serie para Disney+.

R: Sí, se titula Los leones de Sicilia. Es una serie ambientada en el siglo XIX que cuenta la historia de una familia que empieza desde cero y se convierte en la familia más rica de Italia.

P: ¿Cree que se puede llegar a una convivencia entre las plataformas y el cine?

R: Las plataformas han quitado espectadores a las salas de cine, porque antes la competencia era entre las películas. Se salía para ir al cine y luego decidías qué película querías ver. Ahora, la competencia es entre las plataformas y el cine. Ahora, yo decido por la noche si ver una película en la plataforma o ir al cine, y como tenemos muchas películas cómodas en las plataformas y pantallas cada vez más grandes en casa, y sofás cada vez más cómodos, muy a menudo gana. Los autores tenemos que merecernos al público, tenemos que hacer una película para que el público tenga ganas de dejar el sofá de casa y salir para ir al cine. Seguirán conviviendo y el cine será más de élite, más de nicho, con menos personas, pero de mayor calidad.

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