Quantcast

Cultura

El Real estrena una versión atípica de 'La flauta mágica': muda, sin escenografía y con elefantes rosas

Fotografía facilitada por el Teatro Real de la soprano Ana Durlovski (La Reina de la noche) durante la presentación de una producción de 'La flauta mágica'.

Ópera, comedia popular, fábula. Desde que se estrenó en Viena, en 1791, La flauta mágica de Mozart se ha caracterizado por ser una obra distinta. Es la última composición del músico -se estrenó dos meses antes de su muerte- y en su estructura de mosaico concilia la música culta con el singspiel, la comedia y el drama. Tan poco usual como su partitura es el montaje que ha hecho del director australiano Barrie Kosky para el Teatro Real: no tiene escenografía. Pero sí una razón para que tal cosa sea así.

Barrie Kosky devuelve a La flauta mágica su carácter de espectáculo popular

Justamente como un intento de volver a codificar la obra con el lenguaje de los inicios del cine, en un homenaje a Buster Keaton y su generación, Barrie Kosky devuelve a La flauta mágica su carácter de espectáculo popular. O eso pretende. Tras el éxito de su estreno en la Komische Oper de Berlín en 2012, esta versión formará parte de la programación del Real desde el 16 al 30 de enero.

Una enorme pantalla preside el escenario. Solo hay ese gran panel sobre el que se proyectan elementos de animación con los que interactúan los cantantes, quienes evocan el Hollywood de los años 20. La conducción de la orquesta está a cargo del británico Yvor Bolton, director musical del Real. Bolton, quien asegura que ha dirigido La flauta mágica en múltiples ocasiones, ha señalado que la de Kosky es su producción favorita .

Una comedia popular de ideas ilustradas

Basada en un mensaje que resume todos los ideales de la Ilustración, Mozart creó esta ópera como un divertimento popular pero también como un vehículo para plantear conflictos sobre el amor, el bien y el mal, la luz y la oscuridad. En ella se narra la historia del príncipe Tamino, en quienes muchos identifican la figura del intelectual y el conocimiento, y es el portador de la flauta con poderes mágicos.

Perseguido por una serpiente, el príncipe Tamino se interna en los dominios de La Reina de la Noche, quien le enseña un retrato de su hija, Pamina...

Perseguido por una serpiente, el príncipe Tamino se interna en los dominios de La Reina de la Noche, quien le enseña un retrato de su hija, Pamina, raptada por su padre el sacerdote Sarastro. Si logra rescatarla, le dará su mano, promete la oscuridad al prínicipe. Así, Tamino se pone en marcha para rescatar a la doncella. Acompañado por el cazador de pájaros Papageno, el príncipe descubre que Sarastro no es un hombre cruel, al contrario: es bondadoso. El mal reside realmente en La Reina de la Noche. El descubrimiento precipita el cambio de rumbo de la historia, pues Tamino se convierte a la religión de Sarastro y debe completar una serie de pruebas para hacerse con el amor de Pamina.

Elefantes rosa y poleas

Para llevar a cabo la puesta en escena, Kosky trabajó en Berlín en el Grupo 1927, compañía londinense creada en 2005. Fue esa compañía la que desarrolló la concepción cinematográfica de la obra de Mozart. Esta versión de La flauta mágica encarna a Tamino como Buster Keaton, actor, guionista y director del cine mudo norteamericano, y a Palmira como la actriz Louise Brooks. Recrea además una época industrial. Hay muchos elementos del Hollywood de aquellos años, por ejemplo elementos de Walt Disney -elefantes voladores de color rosa, por ejemplo- además de maquinaria y poleas que suben y bajan mediante técnicas del cine de animación empleados por Suzanne Andrade, Paul Barritt y su compañía 1927.

La ausencia de un decorado tradicional propicia también la movilidad de la producción, que vive del talento actoral de los intérpretes, cuyos movimientos deben tener la frescura del gag y una precisión de relojería en su coordinación con la proyección de los dibujos de la pantalla. En esta evocación del cine mudo los diálogos hablados de La flauta mágica aparecen proyectados en cartelas y acompañados al pianoforte por Luke Green, que interpretará fragmentos de la Fantasía en Do menor de Mozart. "Es muy Mozart, pues nunca era claro, ni siquiera en definir quién era el bueno y quién el malo", comentó Tobias Ribitzki, asistente de Barrie Kosky y encargado de todas las reposiciones de la producción.

Esta versión de La flauta mágica encarna a Tamino como Buster Keaton, actor, guionista y director del cine mudo norteamericano

El doble reparto de Madrid estará integrado, entre otros, por Joel Prieto y Norman Reinhardt en el papel de Tamino, Sophie Bevan y Sylvia Schwartz como Pamina, Joan Martín-Royo y Gabriel Bermúdez como Papageno, Ana Durlovski y Kathryn Lewek serán la Reina de la Noche, Ruth Rosique interpretará a Papagena y, por último, Chrisfof Fischesser y Rafal Siwek serán Sarastro.

 Un público más amplio

Atrás quedaron los años rompedores del desaparecido Gerard Mortier, director artístico del Teatro Real hasta 2014 -poco antes de su muerte a causa de un cáncer-. Convencido de que los espectadores del Real eran algo peor que un público conservador -los comparó con los aristócratas que abucheaban a Mozart cuando algo les disgustaba-, se negó a programar Verdi y Wagner -en 2013 fue el bicenteneario del alemán- y optó por un repertorio rompedor: Marina Abramović, Peter Sellars... Y un déficit de taquilla que, junto con los recortes presupuestarios, casi hunden el teatro.

En una apuesta un poco menos ambiciosa, el  director artístico Joan Matabosch ha preferido una programación menos arriesgada. Tal y como informó el Real, La flauta mágica ha tenido una buena acogida del público, a juzgar por el ritmo en la venta de entradas.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.