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Cultura

El Mercedes robado antes del accidente y un fajo de billetes: ¿fue Diana de Gales asesinada?

Un detalle de la portada de 'Puente de Vauxhall'.

Personajes como ella no suelen tener voz. Aparecen en las imágenes, siempre con ruido de fondo. Si ya nos cuesta imaginar cómo hablan, mucho más difícil resulta saber cómo piensan, qué sienten. De esas tenemos varias. Una larga fila de mujeres mudas; un grupo en el que ella fue, acaso, de las primeras en pasarse al bando de las díscolas. Y le costó caro. Se trata de Diana de Gales, cuya figura ha servido al novelista Javier Sebastián para escribir su novela Puente de Vauxhall (Destino, 2014).

Todo comenzó, como suelen hacerlo este tipo de historias, con una imagen: la de Diana de Gales en el Kensington Palace, aburrida, sola y viendo la tele en pijama. Fue ese el punto de partida que escogió el escritor aragonés para narrar una historia de espías e intrigas alrededor de la muerte de la mediática princesa, quien perdió la vida en 1997 tras un accidente automovilístico en el interior del Túnel de l'Alma, en la margen norte del río Sena en la ciudad de París, Francia. Junto murió también su compañero Dodi Al-Fayed. Les perseguía la prensa. Ellos intentaban escapar.

Diecisiete años después, se mantiene la sospecha sobre si esa fue la causa del accidente o si no se trataría, más bien, de una larga mano a la que no le interesaba nada que la madre del futuro Rey del Inglaterra estuviese viviendo su vida, así como así. Esa es una parte de la historia que cuenta Sebastián en Puente de Vauxhall, en cuyas páginas, dice, busca indagar en otros lugares: los recovecos del personaje público, el "desajuste" producido entre "la imagen que tenemos de ella" y "cómo debió ser en la realidad", dice el escritor.

"Diecisiete años después, se mantiene la sospecha sobre si esa fue la causa del accidente o si no se trataría, más bien, de una larga mano"

La historia gira alrededor del día del accidente y de las muchas circunstancias inexplicadas que lo rodean: el Mercedes donde viajaban la princesa Diana y Dodi había sido robado una semana anterior y nadie lo revisó antes de hacer el servicio; todos los radares estaban apagados esa noche a lo largo del trayecto; el chófer Henri Paul llevaba el equivalente a ocho vasos de whisky pero no se le ve tambalearse en las imágenes previas de las cámaras de seguridad del Ritz, además tenía un fajo de billetes en el bolsillo, The Sun publicó una anotación manuscrita de la princesa Diana en la que anunciaba que la iban a matar en un accidente de automóvil, tras el choque en el puente d’Alma tardaron mucho en llevar a la princesa Diana al hospital, el embalsamamiento fue absolutamente irregular y prematuro. Y, naturalmente, había un móvil. Un personaje será clave para resolver el asunto: la hermana Loretta.

"A los personajes populares como ella los tenemos inmovilizados, no les vemos en situaciones domésticas", indica el escritor, que ha visto en esta carencia "un hueco que solo se puede llenar con la ficción". Sebastián es consciente de que 'ficcionar' a un rostro tan conocido tiene sus ventajas e inconvenientes; por una parte, destaca como positivo que en estos casos el personaje "le viene dado" al autor, aunque la dificultad se encuentra en lo complicado que es "reiventar" y romper con esos "prejuicios" que rodean al personaje.

El Mercedes donde viajaban la princesa Diana y Dodi había sido robado una semana anterior y nadie lo revisó antes

"Un escritor hábil debería ser capaz de hacer que esa construcción del lector se desmorone", explica, señalando que, en su caso, ha tratado la figura de Lady Di "con cariño": "Es lo que ella pidió durante toda su vida y nunca le fue dado. Todo el mundo la quería en la calle, pero en su casa no".

Puente de Vauxhall está narrada a través de las historias de sus protagonistas, de sus recuerdos, creando un ejercicio de memoria que funciona como la construcción de un gran puzzle del que siempre parecen faltar piezas. Las incógnitas suscitadas por el trágico accidente en el que falleció la princesa de Gales el 31 de agosto de 1997 son las que han despertado la inventiva de Sebastián, quien ha desplegado en su novela toda una red de espionaje -en el que también hay "espías que lo son sin saberlo"- que se mueve entre los últimos días de vida de Lady Di.

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