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Cultura

Extrañamos tanto a Bowie: un mes después de su muerte se publican los 6 primeros discos del Duque Blanco

El músico británico David Bowie falleció el pasado 10 de enero.

Fue un extraterrestre andrógino, un Duque Blanco, un sacerdote del Glam. Grabó 25 álbumes y vendió 136 millones de copias en toda su carrera. Alguien que incluso para morir buscó la forma más grande, con un regalo de despedida. Tres días después de lanzar su último disco: Blackstar. Hace ya más de un mes. La noticia de su fallecimiento sobrecogió al mundo entero el pasado 10 de enero. Un mazazo en el corazón de miles y miles de personas. 

Warner anunció la publicación de los seis primeros álbumes de estudio del músico y una caja con sus mejores grabaciones para la cadena británica BBC

En ocasión de rendir tributo al británico, Warner anunció la publicación de los seis primeros álbumes de estudio del músico  y una caja con sus mejores grabaciones para la cadena británica BBC reeditados y en formato vinilo 180 gramos. La caja Bowie at The Beeb incluye los discos David Bowie (1967), The Man Who Sold The World (1970), Hunky Dory (1971), The Rise And Fall Of Ziggy Stardust and the Spiders From Mars (1072), Aladdin Sane (1973) y PinUps (1973), todos ellos remasterizados en 2015.

En esa edición se incluye Oh You Pretty Things, de la sesión Sounds of the 70s: Bob Harris, emitida en septiembre de 1971, que hasta ahora sólo estaba disponible en la edición japonesa. Por otro lado, el doble CD recopilatorio Nothing Has Changed, editado en formatos 2CD, 3CD, doble vinilo y digital, repasa los 50 años de carrera de Bowie. A pocos personajes tiene tanto que agradecer el mundo de la Cultura Pop como a David Bowie, cuya muerte a causa un cáncer deja una sensación de orfandad tan profunda como sus aportes. Lo que han hecho artistas como Björk o incluso Madonna ya lo había hecho él décadas antes.

Autor de álbumes como Heroes (1977), Lodger (1979) o Scary Monsters (1980), el artista de Brixton marcó un antes y un después en 1972 con The Rise and Fall of Ziggy Stardust and The Spider From Mars, un disco que relata el personaje Ziggy Stardust, un extraterrestre con la misión de transmitir esperanza en la tierra. Un verdadero psicodrama confeccionado como delirio estético. No fue ese el único personaje al que dio vida a través de la música y que hizo suyo como puesta en escena.

Lo que han hecho artistas como Björk o incluso Madonna ya lo había hecho David Bowie décadas antes

Bowie también fue Aladdin Sane o el Duque Blanco, una extensión de Thomas Jerome Newton, un extraterrestre que interpretó ese mismo año en la película El hombre que vino de las estrellas. Una reinvención incombustible que le permitió coquetear con facetas diferentes durante su prolífica trayectoria. Entender la creación de un personaje público como una entrega literaria, como la encarnación de un personaje. Así, cada disco suyo habría podido ser una obra de teatro, una tragedia, un libro, una historia, una ópera.

Desde su reaparición con The next day, su primer álbum tras diez años de ausencia, el Duque Blanco no paró de dar de qué hablar: filtró en iTunes las catorce pistas de su placa más esperada; se convirtió en objeto de portadas, reseñas y reportajes; obtuvo una exposición monográfica en el Victoria & Albert (V&A) de Londres... David Bowie resurgió, con las fuerzas de los temas imprescindibles. Su figura se ha convertido en objeto de reflexión en los últimos años. Bowie como un gran apropiador y amplificador de influencias, alguien capaz de mezclar el influjo de William Burroughs, Marlene Dietrich, Andy Warhol, Bertolt Brecht, Stanley Kubrick o Iggy Pop para crear una estética y un lenguaje propio.

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