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Cultura

Mara Torres: “Hacemos el informativo más honesto que nos podemos permitir”

La periodista y escritora Mara Torres, en Madrid.

Tres menos diez de la tarde. Mara Torres está sentada ante una mesa servida. Periodista y fotógrafa llegan diez minutos antes de lo acordado, justo al mismo tiempo que su comida. La presentadora de La 2 Noticias pone cara de no pasa nada y aparca la hamburguesa, que vuelve a la cocina sin tocar siquiera la mesa. Torres se pone de pie. Saluda. Se deja retratar. Así, asá. El asunto sería ordinario, algo normal, de no ser porque Mara Torres (Madrid, 1974) entra a trabajar en media hora, saldrá pasadas las doce de la noche y ésta es, además,  la quinta entrevista de la mañana. 

Tras La vida imaginaria,  con la que quedó  finalista del Premio Planeta en 2012, la periodista regresa con una segunda novela: Los días felices, una historia que echó por tierra su intención de no volver a escribir ficción. Al menos eso aseguró ella justo después de aquel primer libro. La amenaza no duró demasiado. Así como se inventó a Fortunata Fortuna para que le hiciera compañía cuando escribió La vida imaginaria, Mara Torres volvió a echar mano de la ficción para escapar, dice, de su cotidianidad. A juzgar por el resultado, algo de verdad tiene el asunto. Es un libro sellado al vacío: no hay política, ni actualidad, apenas hay referencias geográficas y sabemos que ocurre en España porque alguna que otra vez aparece una peseta.

'Los días felices' es la nueva novela de Mara Torres, una historia que echó por tierra su intención de no volver a escribir ficción.

Los días felices narra la vida de Miguel, un personaje cuya vida Mara Torres decide contar en un día. Para eso elige la fecha de cumpleaños de su protagonista cada cinco años, desde los 20 hasta los actuales 40. Eso le da a Mara Torres para poner en marcha una novela que podría versar sobre el amor y los sentimientos  –que los hay, sí. Los hay- aunque también sobre el paso del tiempo y los cambios que experimentan las personas en esa siega que separa unas edades de otras. Una novela de iniciación, a los cuarenta.

Aunque Mara Torres, como su novela, evita la realidad. Palabras como Barcelona o Cataluña, le pasan de lado y ella, ni caso. En esta entrevista habla sin embargo de los recientes cambios en La 2 Noticias, espacio que presenta desde hace once años. También hace mención a la dinámica interna de los informativos y las dificultades asociadas al ejercicio del periodismo.

Las presentadoras de televisión y la novelas, vaya tema. La pregunta ya no es por qué, sino en qué tiempo las escriben.

Yo sólo he escrito dos novelas en mi vida. La primera la escribí sin pensar siquiera en publicar...

Y quedó finalista del Planeta. Toma ya.

(Risas) Porque las presentan con seudónimo. Jamás pensé que iba a publicarla y, desde luego, si llego a saber que se iba a publicar con mi nombre jamás hubiese comenzado con la frase "la vida es una mierda". Hubiese quitado las palabrotas. Todo aquello fue muy sorprendente para mí. Esta segunda novela sí que la he escrito sabiendo que iba a ser publicada. No sabía que sería con Planeta, pero…

Espere, los ganadores y finalistas del Premio adquieren el compromiso de entregar la siguiente novela al grupo, ¿no?

No. Cuando gané el Planeta les dije: no esperen de mí más novelas. He escrito ésta, porque necesitaba un personaje que me hiciera compañía y de ahí salió La vida imaginaria. Y dije nunca más. Lo que sí aclaré es que si tenía algo para publicar, lo pasaría antes a ellos. Lo cierto es que no pensé que volvería a escribir ficción. Yo no vivo de escribir ficción, vivo de escribir todos los días la realidad. Desde hace 11 años, trabajo de cuatro de la tarde a doce de la noche, dando cuenta de la realidad. Así que cuando escribo ficción es porque necesito evadirme y escapar de la realidad.

"Cuando gané el Planeta les dije: no esperen de mí más novelas. He escrito esta, porque necesitaba un personaje que me hiciera compañía"

Su protagonista vive en una ciudad sin nombre. Nada es reconocible. Además, su vida se condensa a la fuerza en un día.  ¿Miguel está secuestrado por quien lo ha imaginado?

Sí. Bueno... Hablábamos de en qué tiempo escribí este libro. Lo hice cuando pensé en la estructura de un día de la vida de alguien a lo largo de distintas décadas. Me parecía tiempo suficiente y más en esa etapa  tan cambiante en la vida de las personas. El primer año me centré en estructura, el segundo en el personaje y luego me dediqué  a depurar. Eso me tomó un año. ¿Cómo lo he hecho? Sentándome desde las diez de la mañana hasta las tres en la tarde ante el ordenador. ¿Dónde está el tiempo? Ahí.

Tengo entendido que se le han quedado 600 páginas fuera y que incluso existe un diario del proceso de escritura de la novela.

Escribo diarios desde que soy pequeña. Todavía los llevo, con intervalos, pero los llevo. Escribiendo la novela salió el diario de una segunda novela. Es divertido ver cómo me enfrentaba a la histoira. Fortunata, el personaje de La vida imaginaria salta y se aparece e intenta meterse en la novela. Y yo prácticamente diciéndole: ¡márchate! Hay trabajo a conciencia, con una estructura literaria e incluso la forma de narrar específica. Conseguirlo me ha costado, pero creo que ha quedado muy cerca de lo que quería.

A Mara Torres no le molesta que ésta sea vista como una novela ligera.

Volviendo al tema.  ¿La voz literaria de Mara Torres es entonces una escapatoria de la voz periodística?

Sí, es así. Y también como escapatoria de mi cotidianidad. Para salir de mí, por lo menos un rato.

Hace 5 años usted quedó finalista del Planeta. Barcelona era una olla de presión con el nacionalismo. Mire hoy. ¿Por qué  quiere evadirse de la realidad si hay material casi de ficción?

Resulta extraño que una novela que narra veinte años en la vida de un personaje no haga mención ni ninguna alusión política. Está hecho a conciencia, porque escribo de política todos los días, nueve horas diarias. En el informativo somos muy pocos y escribo igual que mis compañeros. Nos repartimos  las noticias que nos tocan a cada uno. Hubo unos primeros borradores donde se incluía una parte de actualidad y trabajé la posibilidad de quitarlo. Lo probé y me di cuenta de que funcionaba. Yo no sé si quiero evadirme de mi trabajo, pero sí de mi cotidianidad y ahí está la política. Y yo considero que la literatura es libertad.

Es decir, usted la literatura se la toma como un pasatiempo, ¿un hobby?

El objetivo que tengo con Los días felices es que el lector pase un buen rato. Que le haga disfrutar de los 20 años que vive el protagonista. Hay muchas más novelas para hacer política, actualidad y miles de posibilidades de encontrar novelas que hablan de esos temas. Esta no. Esta es el retrato sentimental de un personaje. Y además está trabajado el texto para conseguir que sea ágil.

¿Qué le responde entonces a quienes puedan decir que usted hace literatura ligera? 

A ver qué entiende cada uno como ligero. Desde luego, lo que yo pretendo es que el lector se entretenga. Y hay todo tipo de lectores para todo tipo de libros.

Mara Torres en la entrevista concedida a Vozpópuli

Los libros no tienen por qué ser inofensivos. ¿O sí?

Las conclusiones y reflexiones que saque el lector de esta novela son suyas. Percibo, por lo que me han dicho algunos lectores, que esta novela propone reflexiones. El lector va haciéndose preguntas sobre su propia vida a lo largo de esos años en los que transcurre la de Miguel. Y me encantaría que dijesen que es un libro fácil de leer, porque he trabajado mucho para que sea un texto ágil. De 800 páginas lo he dejado en 300. Sin alusión a la realidad, o al tiempo, sino a los sentimientos. Los sentimientos no tienen un género o un espacio, son íntimos y por eso universales.  

Los sentimientos puede que sea lo que más conecta La vida imaginaria con Los días felices. ¿Qué más?

El sentido del humor que tiene la novela. Será reconocible para los que leyeron La vida imaginaria.

¿Cuáles son los asuntos de Mara Torres lectora que influyen en su faceta como escritora?

Hay dos autores de los que he leído todo cuando han publicado. Un poeta y un novelista. El poeta es Ángel González y el novelista es Murakami. La poesía la leo de manera recurrente desde hace muchos años.

Mara Torres asegura que uno de sus novelistas favoritos en Murakami.

Ya lo dice Antonio Lucas:  la poesía enseña a titular.

Totalmente... La poesía me ha salvado de muchísimas circunstancias sentimentales. Estoy agradecida con aquellos poetas que le pusieron palabras a lo que yo sentía. Cernuda, Gil de Biedma, Antonio Lucas, Elvira Sastre, Lorca, los de hace cien años, los de ahora, los jóvenes…

Pero Murakami, pues caramba. El eterno candidato al Nobel.

Murakami me gusta mucho. También es cierto de que soy de leer a un novelista por largas temporadas. Leí a Paul Auster hace muchos años y ahora tengo su 4,3,2,1. Sólo he leído una página, porque no he entrado todavía en la novela. Un libro que me ha acompañado en estos días es De Profundis, de Oscar Wilde, que es la carta que le escribe a su amante y que me está haciendo reflexionar mucho sobre los sentimientos.

 ¿A qué género literario se parece el telediario?

A veces es una canción, a veces es un poema, o un párrafo de un libro de ensayo o un cómic. Lo hacemos siete personas, lo escribimos entre todos. Tienes que dibujar las viñetas que explicarían una exposición; el Nobel  de física está más cerca de un ensayo. Este informativo nos permite trabajar con un lenguaje literario. Y eso sólo lo puede dar La 2 Noticias.

"Cinco editores en once años. Y la dirección de informativos sabe cómo funciona La 2 Noticias"

Lleva 11 años en La 2. Cuando el editor José Luis Regalado fue destituido, usted agradeció su valentía y profesionalidad. ¿Va ese orden lo que se necesita para estar en RTVE? 

Hay que ser valiente para formar parte de La 2 Noticias. Es un informativo cuyo sello está muy por encima de nosotros, Es un sello vinculad a la independencia, al rigor y a la profesionalidad periodística desde hace 25 años. Han pasado cinco editores, muchos presentadores. El equipo de edición sigue siendo el mismo desde hace once años. Lo que es valiente es estar en un informativo como La 2 Noticias. Nos debemos a un sello que nos hace cumplir con rigor e independencia. Y es la forma que tenemos de hacerlo.

Reconocerá que hay una agenda política. Así lo han señalado, varias veces, sus propios periodistas.

Te puedo asegurar que en La 2 Noticias trabajamos con absoluta independencia y cuando se ha intentado que no fuese así, lo hemos denunciado. La dirección e informativos sabe cómo trabaja La 2 Noticias. Han quitado a José Luis Regalado y hace cinco años quitaron a Iñigo Arráiz para ponerlo a él. Yo he visto pasar a cinco editores.

Usted ha visto los cambios desde la segunda legislatura de Zapatero, cuando entró, y las dos siguientes del PP, con Mariano Rajoy.

En la primera parte tuve tres editores, no uno. Tuve dos editores e Íñigo Herraiz. La dirección cambió a Herraiz y puso a José Luis Regalado, que estuvo tres años y ahora tengo a María José Ramudo. Cinco editores en once años. Y la dirección de informativos sabe cómo funciona La Dos Noticias y los que formamos parte del equipo de edición sabemos  que si alguna vez no se nos permite hacer nuestro trabajo con libertad, seremos los primeros en marcharnos.

Un detalle de la portada del nuevo libro de Mara Torres.

¿Cuál es su línea roja? ¿Qué la haría marcharse?

Yo tengo que trabajar con independencia, que es algo subjetivo. ¿Dónde está la independencia? Pues en mi honestidad periodística. Todos podemos tomar decisiones equivocadas, pero nunca serán decisiones que no cumplan con la veracidad o la información contrastada. Tampoco somos un informativo de opinión. Hacemos, en 25 minutos, el informativo más honesto que nos podemos permitir, dando al espectador las claves necesarias para que saque sus propias conclusiones de la actualidad.

¿Ha dicho “hacemos el informativo más honesto que nos podemos permitir”?

Porque tenemos pocos medios. Somos sólo siete. Si fuésemos un equipo de 25 personas, y hubo época en las que fuimos 25, el informativo se enriquece. Por eso digo: dentro de nuestras posibilidades hacemos el informativo más honesto que podemos mis compañeros y yo.

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