Hace unas semanas, el columnista Hughes compartía una afilada intución cultural que podemos resumir en una frase: los creadores de contenidos audiovisuales en España tienen una pulsión anticíclica, es decir que les encanta rodar historias a contrapelo de la realidad nacional. El ejemplo que usaba, en una pieza titulada "Mi marido me viola", era el estreno de la serie dramática Querer, fuerte apuesta de ficción de Movistar+ y una de las grandes triunfadoras de los últimos premios Feroz, antesala de los Goya. La serie explora en un registro muy crudo la historia de una presunta violación continuada dentro de un matrimonio burgués de San Sebastián. La trama culpa a la familia tradicional española de todos los males de nuestra sociedad justo cuando los delitos sexuales se han disparado en el País Vasco como consecuencia del aumento descontrolado de inmigrantes.
Para que se hagan una idea, en Donosti las agresiones sexuales con penetración se cuadruplicaron entre 2016 y 2023. Lo que era un paraíso de paz de clase media se va convirtiendo en algo parecido al Bronx, mutación que nuestros valientes cineastas sociales no se atreven a abordar. ¿Por qué arriesgarse a incluir personajes gays, inmigrantes y mujeres capaces de conductas reprobables cuando es mucho más simpático y subvencionable que los malos sean hombres blancos heterosexuales, mejor si son empresarios, padres y católicos? Las películas del actual cine español resultan más previsibles que la papeleta electoral que introduce en la urna Angels Barceló, lo que les ha costado un sonado divorcio con sus propios espectadores. Pero el cine español progresista no se hace para quen paga en taquilla sino para el reparto de dinero público.
Cine antisocial
No estamos ante un fenómeno nuevo. En el año 2002 se estrenó la aclamada Los lunes al sol, del cineasta social Fernando León de Aranoa. La cintra retrata crudamente el drama del paro, precisamente cuando el aznarismo podía presumir de unas tasas desempleo envidiables en comparación con nuestro presente. Tras más de treinta años atendiendo a las novedades de nuestro cine patrio, me encuentro en condiciones de adivinar con enorme exactitud qué película no está rodando ahora mismo en ninguno de nuestros platós: una secuela de Barrio, también de León de Aranoa, que cuente las aventuras de cinco jóvenes desempleados en los años del sanchismo. La actual tasa de paro en menores de 25 años es la más alta de la Unión Europea, un 24,2%. ¿Van pillando de qué va esto?
¿Cuánto dinero y grandes películas estamos perdiendo por someternos a los dogmas del arte ‘progre’?
Aporto un tercer ejemplo, que los hay para aburrir. Este lo desgranó de manera brillante el escritor Juan Manuel de Prada, en un excelente artículo titulado "El exterminio de los campeones". Su tesis es que el éxito de una película sobre un equipo de baloncesto formado por chavales con Síndrome de Down era una simple estrategia compensatoria. "Podríamos probar a preguntarnos –más allá de las virtudes cinematográficas de Campeones– cuál será la razón ‘sociológica’ de su éxito. ¿Será qué nuestra conciencia moral se siente interpelada y nos invita a reflexionar sobre el exterminio sigiloso de estas personas? ¿O será más bien que en ella hallamos un desahogo sentimental que nos permite olvidar más fácilmente este exterminio?" El texto se publicó en marzo de 2023.
Terminamos con La infiltrada, historia basada en hechos reales de una joven que logra introducirse en la banda terrorista ETA para pasar informaciones decisivas a la policía española. La película causó tanta incomodidad a José Luis Rebordinos, director del festival de cine de Donosti, que no le encontró hueco en ninguna de sus múltiples secciones. Esto ocurrió justo un año después de estrenar a bombo y platillo un documental basado en las justificaciones narcisistas de Josu Ternera, susurradas al oído de Jordi Évole. Quizá el problema es que La infiltrada contiene una escena donde se reproduce con detalle el asesinato de Gregorio Ordoñez, del que hace poco se cumplió el treinta aniversario. Para sorpresa de nadie, tras ser ignorada en el festival más chic de nuestro cine, el público la convirtió en número uno de nuestras taquillas. ¿Cuánto dinero y grandes películas estamos perdiendo por someternos a los dogmas ‘progres’?
shiloh
08/02/2025 11:45
Lo que se conoce como cine español es hoy el principal instrumento de propaganda y divulgación de la izquierda más rancia, los intelectuales orgánicos del régimen tal cual definidos por Gramsci. Estos hacen películas que sirven al poder político y este les premia con dinero incluso cargos. Ahí está por ejemplo la Bollaín. Sus dos últimas películas son Maixabel, que aboga por el perdona a los etarras y Nevenka, famoso caso de acoso sexual. En cuarenta años nuestro cine solo ha hecho tres películas sobre ETA, y de ellas sólo una crítica con la banda. Hay innumerables casos de acoso pero sólo uno perpetrado por un alcalde del PP. Para más pruebas es que esta misma semana RTVE nombra directora de informativos a la directora del documental Nevenka. El cine español es un cine de partido, sesgado, parcial y vendido, por eso no engancha a la mayoría de los españoles. Incluso los de la misma ideología reconocen su servilismo y eso le resta valor. Le pasará como a los sindicatos que todos sabemos intercambiaron hace mucho apoyos por dinero, renunciando a su esencia. No vemos cine español porque cada vez menos pagan por documentales de ministerio woke y progre
cnasciturus
08/02/2025 12:13
Dos cositas: La serie es insoportable de entrada. Sobre todo por la mala actuación de los actores, por un guionista desnortado y por un director inexistente. Nada positivo se puede extraer. En cuanto a la opinión del comentarista, no sólo estoy en contra, sino que la ideologización tanto en las series como en los documentales parecen ordenadas directamente por Mi Persona, o por ese llamado equipo de opinión sincronizada. Supongo que enseguida el equipo de Trump se ocupará de liquidar las que nos llegan de USA con ese riesgo metido hasta en los arrecifes de coral.
MataNarcisos
08/02/2025 13:12
Veo...veo.... Un "Comunista" de Ático de Barrio de Salamanca... Me encantan los comunistas, son por si mismos, su propia contradicción.
dededavi
08/02/2025 17:20
¡¡¡¡Vaya que tres elementos de cuidado esos de la fotografía!!!
Messidor
08/02/2025 17:32
En el cine español actual hay exactamente UN nombre digno: Santiago Segura. Lo demás es parasitismo.
Auraz
Para Messidor. Confieso que al decir "será un gran académico" hablaba desde la ignorancia y concediendo crédito a quien así lo ha dicho, aunque con muy poca fe porque a estas alturas he llegado al convencimiento de que un socialista no trae nada bueno; parten de teorías absurdas, quieren imponer su "progresismo" de m. a todos y no piensan nunca nada coherente. Ser comunista o socialista invalida para mí todo mérito; he llegado a ese convecimiento porque una visión de mundo tan relativista y sesgada solamente lleva al desastre.
Messidor
Pues no, mire usted. Es un pésimo académico al que le sacaron una cátedra a la medida y la perdió frente a un candidato que vino de fuera, y acto seguido le sacaron otra porque la consigna de arriba era que tenía que ser rector (lo que exige ser catedrático). Esto supuso una infinidad de agravios contra profesores de su misma universidad, la UAM, infinitamente más capaces y preparados, pues en la época había gran escasez de oportunidades de promoción. En cuanto a su producción, su especialidad (?) es nominalmente la metafísica, pero en realidad todo son textos erráticos y altisonantes con la típica jerigonza posmoderna que no entiende ni él (ni nadie, porque no hay nada que entender). Leerle da mucha vergüenza ajena.