Entrevista

Cultura

La cancelación silenciosa de Lucía Etxebarría, desde la prensa a los Goya

La premiada escritora vio silenciado su ensayo ‘La escritura que cura’ y explica su experiencia sobreviviendo al rechazo del sector cultural

  • Lucía Etxebarría durante una entrevista con Vozpópuli. -

Lucía Etxebarría fue una superventas literaria en los años noventa. Hoy sigue en el centro del debate público, no solo por sus libros, entrevistas y cursos sino por su conflicto público – en prensa y redes– con los postulados del progresismo y la cultura woke. Fue ganadora del premio Planeta en 2004, con el libro sobre la maternidad Un milagro en equilibrio. Se calcula que ha vendido alrededor de un millón de libros entre toda su producción. Siempre ha destacado por su compromiso feminista, en los últimos años enfrentada a la cultura queer y la ideología trans. Su último trabajo, La escritura que cura (Desclee de Brouwer, 2024), ha sufrido una cancelación silenciosa y su autora fue apartada del debate público. Vozpópuli habla con la autora sobre cómo trata de remontar el linchamiento.

Pregunta. Hace un año publicó La escritura que cura, un programa de treinta ejercicios en treinta días que ayuda a planificar objetivos vitales. Ha sido su libro con menos repercusión. ¿A qué se debe?
Respuesta. La editorial fue muy valiente porque yo estaba en pleno proceso de cancelación, el mismo proceso de cancelación que está teniendo ahora Karla Sofía Gascón por ejemplo. En mi caso he tenido un juicio el miércoles 5, cuya sentencia estoy esperando. En el juicio he intentado demostrar que hubo un plan orquestado y concertado entre varias cuentas para difundir información sobre mí y crear una campaña de cancelación. La policía solo identificó tres cuentas porque las demás eran anónimas. Una era presuntamente de una persona muy cercana a Irene Montero, la segunda –presuntamente también– la de la hermana de una concejala de más Madrid, y la tercera de un reconocido activista transgenerista LGTBI cercano al PSOE de Sevilla (insisto en presuntamente). Buscamos demostrar ante el juez que estas cuentas movieron cientos de tuits a diario, durante tres años, en las que se me acusaba de ‘plagiadora’, ‘tránsfoba’, ‘estafadora’, ‘borracha’ y ‘acosadora’. Te digo las palabras textuales. El caso es que me pasó exactamente igual que a Karla Sofía Gascón. Nadie me demandó en ningún sitio. No tuve ninguna denuncia pero se dio por hecho que era una tránsfoba y una plagiada. Cuando salió el libro nadie me quiso entrevistar. La única crítica que hubo fue precisamente la de Vozpópuli. Y el único otro digital que se hizo eco fue The Objective.

P. ¿Cuál fue su reacción a todo esto?
R. Viendo que no tenía donde expresarme, abrí un pequeño canal de Youtube, aunque yo no tenía ninguna intención de hacerme youtuber, solamente contar un poco de qué iba el libro. Para mi sorpresa el canal la petó,  pero no era eso lo que yo estaba buscando. El libro explica lo que es la terapia de escritura expresiva que no tiene nada que ver con la escritura terapéutica. En la escritura terapéutica hablas de tus sentimientos y es mucho más literario. La escritura expresiva es una forma de hacer cognitivo conductual pero mucho más rápido. Normalmente si tienes que pagar un psicólogo privado unos 80 euros por sesión, lo que supondría 320 euros al mes. Y suele ser lento. El programa de escritura expresiva es mucho más rápido y mucho más barato. Puede sustituir a un psicólogo en el caso de que el problema sea vivencial y experiencial y no sea un problema clínico (es decir, que no se trate de un trastorno alimentario o una bipolaridad o una esquizofrenia o una depresión endógena o algo parecido). Y puede coayudar si tienes un problema clínico. Es la solución para personas que no se pueden permitir un psicólogo privado. Porque la Seguridad Social sí te da acceso a un psiquiatra si tu problema es clínico pero no te paga la terapia. Y desgraciadamente en España no todo el mundo puede pagarse terapia. Precisamente el psicólogo social que diseñó los primeros programas de escritura expresiva, James Pennebaker, lo hizo porque trataba con poblaciones afroamericanas e hispanas que no podían acceder a terapia.

P. Su ensayo afronta problemas muy concretos, por ejemplo el maltrato.
R. Una de las cosas que el libro no cuenta pero que yo tengo muy claras es que la forma en que un maltratador trata a su pareja o la forma en que se acosan a los niños en un colegio es la misma en la que actúa un político corrupto. Un maltratador intenta aislar a su pareja de su familia y amigos y un político corrupto utiliza el ‘divide y vencerás’. Divide a la población para que no puedan crear un frente común cuando aparece la corrupción. Esto lo he visto muy claramente en como enfrentaron unas feministas unas con otras. Lo he vivido en mis propias carnes. Un grupo de acosadores siempre difunden bulos sobre sus víctimas. También juegan a mentir constantemente hasta que llega un punto en que no se diferencia la verdad de la mentira. O eligen chivos expiatorios. Por ejemplo en el caso de los acosos en el colegio los maltratados eligen a un niño o a una niña y el resto de la clase está tranquila pensando que así no les maltratarán a ellos.

P. ¿El espíritu de nuestra época es una ayuda o un obstáculo para terminar con esto?
R. Todo lo que hemos visto de la cultura woke ha sido un reflejo clarísimo de cómo funciona un sistema cuando es un sistema  acosador y maltratador. En el libro hay muchos ejercicios para detectar maltrato, luz de gas, triangulación, acoso... A veces la víctima es la última que se da cuenta de lo que está sucediendo. Y desgraciadamente pienso que a nuestra sociedad le estaba pasando lo mismo. Hemos tardado mucho en abrir los ojos y en darnos cuenta de cómo una cultura presuntamente progresista y buenista en realidad era un sistema de destrucción social que a la postre no es otra cosa que un nuevo macartismo, una caza de brujas, una estigmatización del diferente. Y a la misma manera que una persona que esté recibiendo maltrato en su pareja, en su colegio, en su familia, en su lugar de trabajo, debe de reforzar su autoestima y reapuntalar su sentido del yo, nosotros como sociedad democrática y de derecho debemos reforzar las bases del Estado de derecho y del estado del bienestar. Y reforzar lo que nos define como sociedad.

P. ¿Sirve de refugio el mundillo cultural?
R. El problema con el mundo de la cultura española es que nosotros venimos de un sistema estatista. La dictadura de Franco por supuesto era un sistema estatista. Y lo que sucedió en Andalucía con 40 años de un sistema de partido único en el que primó la malversación y la corrupción también eran un sistema estatista. En los sistemas estatistas el individuo permite interferir al Estado en su esfera privada con la idea de que el Estado lo hará por el bien del individuo. Al final, el Estado acaba por imponerte qué libros debes leer, qué películas debes ver, qué música debes escuchar, qué artistas plásticos son interesantes o no. Desgraciadamente, en España esto se infiltró en el mundo cultural y para poder pertenecer a la élite cultural debes necesariamente acomodarte a cierto patrón cultural. Esto lo hemos visto claramente en el caso de Karla Sofía Gascón. Nos han demostrado que lo importante no es si es buena o mala actriz. Que lo importante es que tenga unas opiniones u otras. Por ejemplo, no va a asistir a la gala de los Goya, gala a la que su película está nominada, porque su opción ideológica no se corresponde con la opción ideológica de la cultura en este país. El propio Ministro de Cultura ha dicho que se siente disgustado con sus tuits. La ministra de trabajo ha dicho lo mismo. Pero ¿eran para tanto los tweets de Karla Sofía?

P. ¿Lo eran?
R. Si tenemos en cuenta que sufrimos un ministro de transportes que le ha llamado ‘saco de mierda’ a un periodista, que le ha llamado ‘The ojete’ a un medio, que ha insultado a Elisa Beni solo porque no le gustaba lo que Elisa decía, que ha acarreado e insultado a todo el que se le ha puesto por delante.¿Por qué nos parece bien que Óscar Puente sea un macarra pero nos parece mal que Carla también sea macarra? Sus tuits pueden ser más o menos afortunados, pero no constituyen delito de odio, simplemente reflejan una ideología que no comulga con la de la cultura oficial. Creo que eso también se ha visto cuando se señala que en España se desprecia bastante a la música urbana hispanoamericana porque desde la cultura no se la ve como música que refleja ciertos valores culturales. A mí me ha costado mucho entender que las subvenciones a Cultura destruyen la Cultura. Porque al final premian a cualquier inútil siempre y cuando se ajuste a lo que el poder entiende por cultura y cancelan a aquellos creadores que no se ajusten.

"La presunta izquierda ‘brilli brilli’ y caniche, como algunos la llaman, no se parece absolutamente nada a la izquierda tradicional, esta última nunca fue proislamista", denuncia

P. Hay casos para aburrir…
R. Para mí lo de Carlos Vermut también fue paradigmático. Ha pasado un año y medio y no ha aparecido una sola mujer que haya presentado una denuncia en comisaría. Pero aún así le cancelaron. Y no nos queda muy claro por qué le cancelaron. Se dice se rumorea y se comenta que había tenido un encontronazo con ciertos sectores de la cultura oficialista que ellos no venían bien. No sé si la historia es verdad pero lo que nos queda claro es que ahora mismo pueden cancelar a quien le dé la gana tal y como me hicieron a mí, sin juicio previo. Sin que tú hayas dicho o hecho nada. También sé que la madre de Carlos Vermutt se fue a vivir a su casa porque tenía miedo. Mi caso a mí me destrozó. Me arruinó económicamente, me creo una enfermedad que todavía arrastro, y de la misma manera que una plaforma ha borrado a Karla Sofía Gascón de todas sus promociones a mí me habían pagado el adelanto de una serie y la serie se canceló inmediatamente. En realidad en España no tenemos cultura.. tenemos un brazo armado de ciertos sectores ideológicos que funciona vía subvenciones. Tanto Vermut como yo somos académicos -escribí algunos guiones– pero no podemos ir a los Goya, nos ponen excusas como que está el aforo completo. Tengo mucho respeto por la Academia, pero las cosas tienen que cambiar para que vuelvan a proteger al cine español.

P: ¿Cómo se sale de este pozo?
R. He dejado de utilizar las palabras ‘izquierda’ y ‘derecha’ porque no creo en esa diferenciación. La presunta izquierda ‘brilli brilli’ y caniche, como algunos la llaman, no se parece absolutamente nada a la izquierda tradicional, esta última nunca fue proislamista, siempre se aferró a realidades materiales y en absoluto a identidades sentidas.  La cultura del sensacionalismo le repugnaba mientras que la izquierda actual está encumbrando a Belén Esteban y a Jorge Javier... Pero yo creo que los sectores que tradicionalmente llamamos "de derecha' y que en realidad son los demócratas de toda la vida, los defensores del Estado de Bienestar y del Estado de derecho, frente a un grupo que no cree en la libertad de expresión, ni en la independencia judicial, esa presunta derecha, no ha sabido crear a su propio entorno cultural. Y desde aquí se lo digo: si no consiguen acercarse a creadores que puedan abrir la boca sin miedo no van a contar nunca con la simpatía de los ciudadanos. Yo dejaría de subvencionar tauromaquia y empezaría a pensar más en conectar con creadores

P. No compra la demogresca entre ‘progres’ y ‘fachas’.
R. La hipócrita de Tania Sánchez dijo hace poco que defendía la cancelación de Karla Sofía Gascón porque a algunas personas tenían que aprender que hay cosas que no se deben pensar. Eso es la policía del pensamiento de Orwell. Karla Sofía Gascón puede criticar al Islam puesto que en muchos países en los que se ha establecido el Islam más radical la ejecutarían. En ciertas zonas de mi barrio, su vida correría peligro según por donde se mueva.  Es cierto que quizá hubiera debido decir integrismo radical en vez de Islam.

P. ¿Los políticos ayudan o entorpecen?
R. Podemos preguntarnos por qué Gabriel Rufián en el Congreso de los Diputados puede permitirse reírse de la iglesia católica con el chiste de una paloma que preñó a una señora y le pagan 115.000 euros al año a un tipo que jamás los ganaría en la vida privada y que se los pagan de mis impuestos. Mientras tanto, Karla Sofía por decir cosas que afectan a su vida privada la cancelamos cuando nadie le pagaba de mi dinero. Quiero dejar claro que sé que Karla Sofía, antes de que le pasara todo esto, me llamaba terfa y consideraba que yo era poco menos que la nada pero resulta que la gente a la que ha criticado somos los únicos que la van a defender. Insisto en que los progresistas somos nosotros y no ellos. Y los fascistas están demostrando que son ellos. Gente con poder como Urtasun, Yolanda y Rufián nunca critican el integrismo islámico radical porque les pagan.  La izquierda tradicional es internacionalista, por eso cantan la Internacional. Marx decía que el nacionalismo era burgués. La izquierda tradicional jamás decide la religiones mucho menos religiones intolerantes en sus versiones más homófobas y destructivas como la sharia.

 

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