Quantcast

Cultura

La larga historia de un lienzo: el retrato del marqués de Linares regresa a su Palacio

El retrato del marqués de Linares regresa a su Palacio

Hace exactamente 25 años, España y América abrieron las puertas de una casa en la que fuese posible retomar la historia común de ambas. Ya no como partes enfrentadas ,sino como las dos orillas de viaje al fin completado. Aquel espacio formado por ambas tenía ya sitio, tenía ya casa: la de Casa de América, institución a la que se dio como sede el Palacio Linares y cuya función era  fomentar el intercambio cultural iberoamericano . De aquello hace ya un cuarto de siglo. Para celebrarlo, la institución ha puesto en marcha una serie de ciclos, conferencias y encuentros, además de un gesto simbólico que cobra especial significación de cara al edificio que la alberga: la exhibición de los retratos de los marqueses de Linares, José María Murga y Reolid y de Raimunda Ossorio y Ortega, que vuelven a colgar de las paredes su palacio, sede de la institución y antigua residencia de la familia.

Ambos lienzos, de más de dos metros de altura, fueron pintados por Franisco Pradilla y Ortiz  en el edificio de la plaza Cibeles, en 1888. Se cree que salieron del edificio en torno a 1940, cuando el Palacio dejó de utilizarse como residencia privada luego de que los marqueses se marcharan, supuestamente, a Venezuela en 1958. En 1990 los cuadros pasaron a manos del Estado Español y fueron expuestos  en el Museo del Romanticismo y, tras un intento de sacarlas de nuevo de España, estas  se llevaron, en custodia judicial, al Museo del Prado. Apenas en 2016 pasaron a formar parte de sus fondos. Los lienzos, que el Prado ha restaurado para la ocasión, se exhiben en el salón del palacio, para el que fueron creadas. Estos lienzos podrán visitarse los sábados y dominfos, a las 11.00, 12.00 y 13.00 horas.

José de Murga y Reolid, el primer marqués de Linares (Madrid, 1833-1902), y su esposa, Raimunda Osorio y Ortega, murieron sin descendencia y su heredera, la hija de su administrador, Raimunda Avecilla y Aguado, jamás habitó el Palacio, que poco a poco cayó en un abandono que se prorrogó durante ocho décadas, hasta que el Estado español dedició convertirlo en sede de La Casa de América, consorcio creado en 1990 e integrado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, a través de la Secretaría de Estado para la Cooperación Internacional y para Iberoamérica, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Madrid.

El edificio y su mobiliario

El Palacio de Linares está situado en pleno centro de Madrid, en la plaza de Cibeles (entre el paseo de Recoletos y la calle de Alcalá). Se comenzó a construir en 1877 para residencia de los Marqueses de Linares, don José María Murga y Reolid y su esposa doña Raimunda Osorio y Ortega. Los marqueses habitaron el palacio desde 1884, aunque la decoración interior no se concluyó totalmente hasta 1900. 

Su arquitectura corrió a cargo de Carlos Colubí, Adolf Ombrecht y Manuel Aníbal Álvarez (este último se encargó de la escalera de mármol del jardín, las caballerizas y la casa de muñecas). La fachada, en piedra caliza en el exterior, y piedra y ladrillo en el jardín, combina con gran elegancia elementos decorativos de estilo francés e italiano. Los elementos escultóricos exteriores fueron obra de Jerónimo Suñol, autor también de la gran escalera central.

El interior se decoró con los mejores oficios de la época: tapices, cristales, lámparas, bronces, estucados, suelos de madera, mármol y mosaicos, alfombras y telas. Lo embellecieron los grandes pintores españoles del momento, tales como Francisco Pradilla, Manuel Domínguez y Alejandro Ferrant.

En los últimos tiempos, el Palacio ha recuperado buena parte de su patrimonio. Todo ocurrió gracias a que la sala Abalarte de Madrid sacó  a subasta el año pasado un conjunto de numerosas piezas cuyo origen, según rezaba en el catálogo, era una "antigua colección procedente del Palacio de los marqueses de Linares". En total, 189 lotes: muebles y tapices,  pinturas, vajillas y objetos decorativos. Entre las piezas más importantes recuperadas están diez tapices (siete de gran tamaño y tres más pequeños), de altísimo valor artístico y patrimonial.

Pese a la ausencia de inventario y documentación fotográfica, y tras estudiarlos, las características de los tapices correspondían con los que decoraron el antiguo comedor de invierno del palacio, hoy sala Octavio Paz, que se utiliza como lugar de reuniones.Lucían sobre bastidor en los vanos de la sala, de donde se extrajeron en fecha indeterminada entre 1902 y 1985. La temática del conjunto son las Fábulas de La Fontaine. De origen francés, estos eprtenecen al siglo XIX.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.