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Cultura

Huir de Franco y acabar como el rey de Beverly Hills

Jean León abrió La Scala en la década de los 50, en Beverly Hills.

Se llamaba Jean León, aunque ese no era su nombre. Era cántabro. Vivió entre 1929 y 1996. Fue taxista, barman, trabajó para Frank Sinatra en un local. Poco a poco, se fue abriendo camino hasta que montó su propio negocio en Beverly Hills, que tuvo entre sus comensales a los rostros más luminosos de Hollywood: desde Liz Taylor hasta Truman Capote. Sirvió a la rubísima Marilyn Monroe la que sería su última cena. Se trata de Ángel Ceferino Carrión Madrazo, un hombre que viajó en la bodega de un barco que zarpaba de El Havre rumbo a Nueva York, ciudad a la que llegó sin dinero ni idea alguna de inglés. Eran los años cuarenta. La posguerra castigaba y él era un chico con agallas. 

La historia es real y llegó a manos de Martí Gironell un día de Sant Jordi, durante una comida en la que le sirvieron una copa del vino que llevaba el nombre de su personaje. Nada más escuchar el relato de aquella historia, Gironell puso manos a la obra y le dio forma en La fuerza de un destino, una novela en la que reconstruye la vida del cántabro Ceferino Carrión, quien abandonó la España franquista a mediados del siglo pasado con la intención de conquistar Hollywood, donde llegaría a codearse con las grandes estrellas del momento y a convertirse en uno de los personajes más famosos de la época así como dueño y creador de uno de los  mejores vinos: el cabernet sauvignon Jean Leon.

Ganadora del Premio Ramon Llull, La fuerza del destino pone en manos del lector una fotografía con de una época fascinante en la que aparecen desde Nathalie Wood o James Dean hasta Marilyn Monroe y Frank Sinatra. “La historia de este hombre se podría adaptar a cualquier formato: teatro, novela, película de Cereferino Carrión. Encontré en aquella historia algo fascinante. Una ficción basada en hechos reales pero que sirve perfectamente para contar y entender la actualidad”, dice Martí Gironell, quien acomete con esta novela un libro que se nutre de la ficción, pero también de la historia y el periodismo, dos géneros que Gironell conoce y controla.

“La novela de interpretación histórica tiene la propiedad de albergar distintos géneros. Es un balance de periodismo histórico, yo vengo del periodismo desde los 14 años que me dedico a ello, algunas herramientas llevo en mi caja de herramientas. El planteamiento siempre ha sido el mismo: conectar con le gente a través de un relato, que puede ser inspirador o reparador y que permite ampliar los intereses del lector más allá de la lectura como entretenimiento”, explica el autor de esta novela publicada por el sello Planeta.

Corría el año 1949 cuando un santanderino afincado en Barcelona se embarcó como polizón en un buque (el Liberté) que partía del puerto de Le Havre (Francia) rumbo a Nueva York. Ceferino Carrión había huido de la España franquista para evitar ser  reclutado por un ejército al que odiaba profundamente. Franco había encarcelado a su padre por sus ideas republicanas y poco después le obligó a embarcar junto a uno de sus hijos en un buque que, según se rumoreaba, transportaba armamento para Adolf Hitler. La flota británica hundió aquella embarcación y Ceferino Carrión perdió a su padre y a su hermano de un solo torpedo.

El odio que sentía Ceferino Carrión hacia Francisco Franco le impulsó a huir de Barcelona, ciudad en la que su familia se había instalado tras el trágico incendio que arrasó el casco antiguo de Santander en 1941. Durante una temporada sobrevivió en Francia haciendo la vendimia y trabajando en la noche parisina, pero su ambición no se conformaba con las oportunidades de trabajo que le ofrecía la Vieja Europa. Quería cruzar el charco y recalar en ese ‘país de las oportunidades’ para alcanzar su sueño: convertirse en actor. Así, tras siete intentos fallidos, Ceferino Carrión consiguió colarse en el Liberté y, ayudado por un marinero, sobrevivió a una travesía de dos semanas que concluyó en julio de 1949, cuando el barco atracó en el puerto neoyorkino. Su único contacto en el país era su tío Ramón, que había ‘hecho las Américas’ años antes y que ahora vivía con su familia en un barrio de inmigrantes, camorristas y boxeadores llamado Bronx. Allí fue donde Ceferino Carrión inició su nueva vida y donde cambió de nombre por primera vez, ya que adoptó la identidad de Justo Ramón León Buenavida, un puertorriqueño que no había podido emigrar junto a su familia y que ahora cedía su documentación a un Ceferino que, de este modo, conseguía la nacionalidad estadounidense.

Con este nuevo nombre empezó a trabajar como taxista en Los Ángeles y, si hasta ese momento las cosas no le habían ido demasiado bien, todo habría de cambiar el día en que cogió a dos pasajeros: Frank Sinatra y Ava Gardner.  Comienza a trabajar en una escuela de interpretación, al mismo tiempo que trabaja en el Villa Capri, trabó buena amistad con toda una generación de actores que empezaba a despuntar, donde conoció a Natalie Wood, Sal Mineo, Dennis Hopper, Warren Beatty, Robert Wagner, Paul Newman, Pier Angeli (Anna Maria) y, por encima de todos, James Dean, con quien Jean Leon llegó a compartir aventuras, confidencias y carcajadas. Fue justo Dean quien sirvió de socio capitalista para abrir su primer restaurante. A partir de allí, se levanta un tapiz que retrata una época en sus nombres más icónicos.

“Uno de los temas centrales de la novela, además del viaje de este hombre es ver la posibilidad alcanzar los sueños. Él es un trabajador nato. No para de luchar por aquello que busca y desea y lo hace además en un momento y un lugar excepcional. Contar todo esto era un riesgo precisamente por eso, porque todo el mundo cree conocer estos personajes y esta época, con lazos además muy cercanos al protagonista.  Este hombre es capaz de fortalecer esos  vínculos que entablan todos cuando buscaban cumplir sus sueños. Esta es la gracia, el lector verá a través de los ojos de Jean lean la naturaleza de estos personajes: Fran Sinatra, James Dean, Liz Taylor, Mariliyn Monroe”, explica  Martí Gironell.

Esta novela se incorpora a la obra de Gironell, quien es autor también de El puente de los judíos (2007), que ha sido traducido a varios idiomas; La venganza del bandolero, ganador del premio Néstor Luján de novela histórica en 2008; El arqueólogo (2010); El último abad (2012), y El primer héroe (2014), que también se han traducido a varios idiomas. En el año 2015 publicó Strappo, una novela sobre el expolio del románico catalán, así como el  cuento infantil El niño dibujado.

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