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Obituario

Adiós a Harry Belafonte: la voz del activismo pop del siglo XX

Se va un icono de la época donde el arte se confundía con la militancia

Harry Belafonte

Fue una de esas vidas agitadas, imposible en otro siglo que no fuera el XX. Nacido en 1927 en el duro barrio de Harlem, una dislexia le apartó de los estudios. Pasó ocho años de su infancia en un lugar todavía más duro: la isla de Jamaica, de la que sus padres eran originarios. Luego fue dando tumbos por el ejército, trabajos alimenticios como portero y asistente de empresas del distrito del tejido. 

Le salvó la música: aunque pocos españoles podrían citar una de sus canciones, estará para siempre en los libros de historia por hechos como que la primera grabación de Bob Dylan (tocando la armónica) se hizo en un disco suyo, Frank Sinatra le invitó a actuar en la toma de posesión de John Fitzgerald Kennedy y organizó la histórica grabación de We Are The World, himno para paliar el hambre en África donde participaron una batallón de estrellas, entre ellas Michael Jackson, Bruce Springsteen, Stevie Wonder, Lionel Richie y Diana Ross (además de un Bob Dylan más perdido que un pulpo en un garaje). La iniciativa recaudó 63 millones de dólares para la causa. 

Sus primeros trabajos como cantante, para pagarse las clases de actuación, fueron en clubes de Nueva York donde algunas noches llegó a ser acompañado por las bandas de Miles Davis y Charlie Parker. Algunos de sus mayores éxitos llegaron de la mano del calypso, género caribeño del que se erigió en en rey, una música tradicional con la que conectaba con máxima naturalidad por su sangre jamaicana. Su álbum Calypso (1956) fue número uno en Estados Unidos y se considera el primer disco en vender un millón de copias en Estados Unidos, a pesar de no ser tan ligero como parece: su canción “Day-O (Banana boat song)” es un tributo a los explotados trabajadores de los puertos del Caribe. 

Belafonte, entre los grandes

Estudió interpretación en la prestigiosa academia de Erwin Piscator en Nueva York, compartiendo aula con gigantes como Marlon Brando, Walter Matthau y Tony Curtis. Como destaca el diario The New York Times en su extenso y sentido obituario, “en un momento en que la segregación aún estaba generalizada y los rostros negros eran una rareza en las pantallas grandes y pequeñas, el ascenso de Belafonte al escalón más alto del mundo del espectáculo fue histórico”. Protagonizó la película de 1957 Island in the Sun, en la que interpretaba a un pujante político negro en una isla ficticia, donde mantiene un romance con una mujer de la élite blanca, en una de las primeras representaciones de Hollywood de un romance interracial.

Nunca se puso al servicio del Partido Demócrata, ni dejó de cuestionar a iconos negros como Colin Powell y Condolezza Rice

Durante toda su vida, mantuvo su militancia izquierdista, apoyando de manera explícita a líderes del socialismo revolucionario como Fidel Castro y Hugo Chávez. También estaba para las cosas pequeñas: Bernice King, hija de Martin Luther King, recordó en la tarde del martes que fue Belafonte quien pagó la niñera para ella y sus hermanas el día del asesinato de su padre. 

Luther King fue su mentor político, a quien él correspondió pagando su fianza tras una detención en 1963 y ayudándole a organizar la histórica Marcha sobre Washington. Otro de sus grandes maestros fue el cantante y activista Paul Robeson, del que estuvo a punto de hacer un biopic dirigido por Steve McQueen, autor de Doce Años de esclavitud, proyecto que se nunca vio la luz. 

También fue muy crítico con George Bush Jr, a quien calificó como “el mayor terrorista del planeta” durante una visita a Venezuela. También cargó contra algunas celebridades negras como Jay-Z y Beyoncé, a quienes acusaba de haber dado la espalda a sus responsabilidades sociales. Belafonte nunca se puso al servicio del Partido Demócrata, ni dejó de cuestionar a nadie por ser negro, como muestra su desprecio por figuras como Colin Powell y Condolezza Rice. Con el combativo director Spike Lee trabajó en la película BlacKkKlansman (2018), sobre crímenes raciales en Estados Unidos. 

En el año 2011, durante una entrevista con la radio pública de Estados Unidos, le preguntaron sobre sus motivaciones para hacerse activista, a lo que él contestó que decidió dedicarse a la política antes de tener claro que quería ser artista. 

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