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Cultura

La URSS y las hambrunas de Ucrania (I): El castigo de Lenin y la ayuda de Estados Unidos

Entre 1921 y 1923 una hambruna asoló varias repúblicas soviéticas y fue aprovechada por el líder soviético Vladimir Lenin para dar una "lección” a sus enemigos políticos

hambruna ucraniana
Un grupo de personas espera para recibir una ración de sopa, Zaporiyia (Ucrania), 1921.

Cientos de miles de familias campesinas abandonaban sus tierras yermas, rumbo a las ciudades, para intentar conseguir una ración de sopa o un poco de pan. Las carretas destinadas a la recogida de basura se llenaban ahora de cuerpos cadavéricos y niños con el vientre hinchado. Mientras que organizaciones estadounidenses repartían toneladas de alimentos en las repúblicas soviéticas para paliar la letal hambruna que entre 1921 y 1923 asoló los territorios del recién liquidado Imperio ruso.

El antiguo dominio de los zares llevaba prácticamente una década en guerra, y la catástrofe del hambre fue aprovechada por el líder soviético Vladimir Lenin para dar una "lección” a sus enemigos políticos. 

A pesar de que en su momento, aterró al mundo, la hambruna ucraniana de 1921-1922 quedaría eclipsada por la que en los años treinta alcanzó naturaleza de genocidio, según la calificación de numerosos historiadores.

Ucrania bolchevique

Tanto en Ucrania como en Rusia, las heridas de la sucesión de guerras (Primera Guerra Mundial y Guerra Civil) se sintieron en la economía. La destrucción de pueblos e infraestructuras se sumaba a las medidas bolcheviques que habían creado una economía disfuncional. Y la falta de hombres por las sucesivos conflictos, combinada  con la ausencia de incentivos que generaba el sistema, propiciaron que 1920 fuera el año con un menor número de tierras sembradas. En la coctelera de la catástrofe entró la sequía, y en 1921 apareció el fantasma del hambre.

A finales de 1921, los bolcheviques ucranianos, apoyados por sus camaradas rusos, ya se habían hecho con todo el país, tras derrotar a los últimos rebeldes. Oficialmente, el gobierno estaba en manos del Partido Comunista Ucraniano, aunque las órdenes las dictaba Moscú. La nueva paz asentó la  confiscación obligatoria de alimento (prodrazviorstka) que ya habían instaurado los bolcheviques en las zonas que controlaban; y los komnezami, los comités de campesinos pobres que se encargarían de encontrar “excedentes de cereal”, y que se ensañaron con los kulaks, los campesinos más acomodados.

Hambruna generalizada

La producción se desplomó en las repúblicas, de las 20 millones de toneladas de cereal que se recolectaba antes de 1917 en las veinte provincias más fructíferas de la Rusia imperial, se pasó a 8,45 millones de toneladas en 1920 y 2,9 millones en 1921. Anne Applebaum destaca en su obra ‘Hambruna roja’ a las confiscaciones bolcheviques como uno de los elementos que más contribuyeron a la hambruna que estalló en 1921. Las sequías eran frecuentes y los campesinos solían acumular el excedente del año anterior, pero en 1921 los excedentes habían sido requisados y en la primavera el hambre ya dejaba miles de muertos.

Cualquier pedazo de ser vivo era susceptible de convertirse en la ración para aguantar un día más: hojas, hierba, perros, ratas, incluso, se llegaron a registrar episodios de canibalismo. El hambre convirtió a cientos de miles de campesinos en refugiados que huían a las ciudades, creando escenas que perturbaban a los periodistas extranjeros: “Había madres pálidas que trataban de amamantar a bebés moribundos con sus pechos sin leche. Si un nuevo Dante apareciese entre nosotros, podría escribir un ‘Infierno’ nuevo tras visitar una de estas estaciones ferroviarias”, relato en agosto de 1921 un reportero del Chicago Tribune.

Había madres pálidas que trataban de amamantar a bebés moribundos con sus pechos sin leche

Los expertos coinciden en que la hambruna de 1921-1923 fue ocasionada por una sequía extrema y por la ruina económica causada por tantos años de guerra. Sin embargo, las políticas de Lenin agravaron la crisis en suelo ucraniano al dar preferencia a áreas urbanas como Petrogrado o Moscú y la región del Volga en la distribución del cereal.  En el verano de 1921, las zonas de Ucrania que más habían producido seguían alimentando a Rusia, mientras que regiones del sur del país se moría de hambre.

Represión de Lenin

Cuando la situación empeoró en otoño, la presión sobre Ucrania se agravó, Lenin impuso multas, penas de prisión, secuestros y ejecuciones: “Llévense de cada aldea entre 15 y 20 rehenes, y si no se cubren las cuotas, llévenlos al paredón”.

Llévense de cada aldea entre 15 y 20 rehenes, y si no se cubren las cuotas, llévenlos al paredónVladimir Lenin

Para el dirigente comunista, era el momento de dar una “lección” a los campesinos, al clero y a otros adversarios políticos, para que “en las próximas décadas ni siquiera se atrevan a pensar en oponer resistencia”, escribió en una carta dirigida a Viacheslav Mólotov, el famoso ministro de Asuntos Exteriores soviético durante la Segunda Guerra Mundial. La hambruna fue la oportunidad idónea para incrementar las expropiaciones, especialmente a la Iglesia: "Ahora y tan solo ahora, cuando las regiones afectadas por el hambre se están comiendo a la gente y cientos, si no miles, de cadáveres están tirados en las carreteras, podemos (y por lo tanto debemos) buscar la eliminación de la propiedad eclesiástica con la más frenética e inquebrantable energía, y no debemos dudar a la hora de reprimir la menor oposición".

Reconocimiento y auxilio

Una de las principales diferencias de esta hambruna con respecto a la 1932, ya con Stalin al frente de la URSS, fue la reacción del régimen. Las autoridades no la ocultaron, el propio Pravda informó el 21 de junio de que existían 25 millones de hambrientos, se formaron comités de auxilio y se pidió ayuda internacional, como recuerda Applebaum en su obra. El régimen recurrió a una de sus escritores con mayor proyección, Máximo Gorki, para suplicar la asistencia extranjera. Varias organizaciones atendieron la llamada de auxilio, siendo la más importante la Administración Estadounidense de Socorro (ARA, por sus siglas en inglés), fundada por el futuro presidente de Estados Unidos Herbert Hoover.  Los trabajadores de ARA describen en sus informes situaciones de pobreza nunca vistas ni en los lugares más afectados por la Gran Guerra.

Además de la captura del cereal ucraniano, la inclinación por desatender esta región también se notó con la llegada de la ayuda internacional. El Politburó ucraniano no aceptó la ayuda del ARA hasta enero de 1922, cuando otros territorios estaban siendo auxiliados desde el verano anterior.  Algunos trabajos recientes sostienen que solo cuando el movimiento insurgente en el sur de Ucrania fue oprimido y comenzó la mortalidad masiva en las aldeas, los bolcheviques aceptaron la ayuda. Según este estudio, la campaña duró desde marzo de 1922 hasta junio de 1923 y salvó cientos de miles de vidas. International Labor Relief proporcionó 383.000 raciones durante este período, la Misión Nansen proporcionó 12,2 millones de raciones y ARA proporcionó 180,9 millones de raciones.

La crisis en Ucrania pudo darse por superada a finales de 1923. Los siempre complicados cálculos de víctimas estiman una pérdida de población de entre 300.000 y un millón de personas. La hambruna de época de Lenin extendió la desconfianza dentro de la joven Unión de Repúblicas, y se aprobó la Nueva Política Económica (NEP, por sus siglas en ruso) que daba un mayor espacio a la iniciativa privada y eliminaba algunas prácticas como la confiscación obligatoria del cereal. En enero de 1924 Lenin murió y el mando de la URSS acabó en manos de Stalin. Su actuación durante la hambruna de 1932, que se analizará en el siguiente artículo de esta serie, provocó una de las mayores tragedias humanitarias en la historia soviética, y fue considerada por muchos historiadores como un genocidio. 

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