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Cultura

A falta de Nobel… la nueva novela de Murakami

Murakami regresa tras un lustro desde su última novela.

Han transcurrido cinco años desde que Haruki Murakami publicó Los años de peregrinación del chico sin color  y diez desde 1Q84. Y acaso porque este año no habrá quien tire de él en las quinielas para un Nobel que no se convocará, el escritor japonés  regresa con La muerte del comendador (Libro I), protagonizada por  Tomohiko Amada, un retratista que decide retirarse a una casa al Norte del Japón con la intención de retomar su vida tras descubrir una infidelidad. En el desván de la casa donde pasas sus días descubrirá un cuadro envuelto sobre el que puede leerle La muerte del comendador. Detrás de ese objeto, se esconde una larga trama que conecta la ópera Don Giovanni de Mozart.

Como ya hizo en 1Q84, la novela se divide en dos partes. La primera, que se publica en España el próximo 9 de octubre, y una segunda que se espera llegue a las librerías en enero de 2019, ambas traducidas por el sello Tusquets. Murakami (Kioto, 1949) vuelve a acometer una de sus largas y ciclópeas historias, en las que retoma los temas ya recurrentes en su obra: la soledad, el hastío, el desencanto sentimental o el extrañamiento y de los que da cuenta a través de uno de sus recursos más efectivos, la ambivalencia entre lo real y lo onírico, una perpetua dicotomía de la que ya ha dado cuenta en libros como Kafka en la orilla.

Los dos tomos ya fueron publicados en Japón con un éxito editorial que sobrepasa el millón y medio de ejemplares vendidos, entre otras cosas, porque Murakami se juega la carta de su fórmula estrella. Tomohiko Amada es un personaje aparentemente anodino que, tras descubrir que su mujer le es infiel, decide aislarse del mundo. El golpe de efecto llegará con la aparición de un enigma: ese cuadro oculto, que representa la escena del asesinato del padre de Donna Anna (Il Commendatore, el capitán de un grupo de caballeros) a manos de Don Giovanni. La pintura está ambientada en el Japón del siglo VII y pintada en un estilo tradicional.

Fiel a sí mismo, Murakami atribuye a esa pintura propiedades extrañamente místicas, porque muchas cosas fuera de lo común comienzan a ocurrir a partir de su descubrimiento, entre ellas un extraño vecino que le ofrece una cantidad asombrosa de dinero por pintar un retrato, además de algunos pasajes en los que revisita su afición a la música como elemento fantástico y lírico.  A través de estos elementos, Murakami narra  la vida y el pasado del pintor, un mecanismo que le permite tender puentes y conexiones con otras novelas suyas como Tokio Blues o Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, de la que extrae el elemento que mezcla el sueño y la realidad, además del despliegue de episodios históricos relacionados con la Segunda Guerra Mundial.

Eterno candidato al Nobel, podría decirse que Murakami, más que lectores, tiene fans. El escritor y traductor japonés, de 69 años, ha publicado doce novelas, además de numerosos relatos y ensayos, y en 2012 fue finalista al Premio Príncipe de Asturias de las Letras.Su novela más conocida, Tokio Blues(Norwegian Wood), traducida a 36 idiomas y que cuenta con una versión cinematográfica estrenada en 2010, ha vendido diez millones de ejemplares solo en Japón. Melómano y aficionado a correr maratones, el japonés ha sabido apuntalar una literatura que mezcla la cultura global con la reflexión del Japón tradicional.

En El fin del mundo y Un despiadado país de las maravillas, representaba dos tipos de Japón: el de la modernidad, donde la sociedad de la información domina al individuo, una sociedad muy deshumanizada, y el Japón de la tradición, donde el personaje es un lector de los sueños, alguien que recupera la memoria, que muestra al Japón de una tradición cultural muy rica. Es ese pasadizo entre lo seriado y desprovisto de vida y el salto a lo fantástico donde reside buena parte de la fascinación que produce en muchos lectores.

Esta novela vuelve a dar en el clavo de la soledad. En su más reciente novela, Los años de peregrinación del chico sin color, el japonés narraba la historia de Tsukuru Tazaki, un solitario ingeniero que diseña y construye estaciones de ferrocarril y que emprende un viaje para entender por qué sus cuatro mejores amigos de juventud dejaron de hablarle cuando tenía 22 años. Los cuatro tenían algo en común, cada uno se apellidaba con el nombre de un color: Aka (rojo), Ao (azul), Shiro (blanco) y Kuro (negro). El autor de bestsellers como Kafka en la OrillaAfter Dark o Tokyo Blues es conocido por sus tramas casi oníricas, basadas en universos paralelos pero también por la crudeza y la exactitud con que retrata la fealdad del ser humano: la crueldad, la pederastia o el asesinato. No en vano esta novela, La muerte del comendador, fue prohibida en Hong Kong por considerarla explícita e inmoral.

Detalle de la portada del nuevo libro de Murakami.

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