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Cultura

Los españoles leen más o menos, ¿pero con respecto a qué?

La compra de libros y el porcentaje de lectura mantiene tendencias desde hace cinco años.

Las cifras han mostrado una tendencia favorable, al menos desde hace un lustro: la lectura en España crece, lenta y perezosamente, pero crece. Este miércoles será posible saber si rinde o no sus frutos el Plan de Fomento de la Lectura 2017-2020 implementado por el Observatorio de la Lectura y el Libro hace ya dos años y que contempla 57 medidas para corregir lo que tanto el CIS como lo editores constatan año tras año: 40% de los españoles no lee nunca o casi nunca. ¿Las razones? Varias, la mayoría de ellas lo suficientemente complejas como para hundir sus raíces en la educación, el epicentro de esta situación. Las competencias lectoras arrastran carencias que se reflejan en las cifras. 

La Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) se ha mostrado optimista en las anteriores ediciones del Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España 2017. Los estudios elaborados por los editores demuestran el crecimiento de los lectores más jóvenes en los últimos cinco años hasta situarse en el 65,8 por ciento de la población, lo que supone un aumento de 2,8 puntos. Sin embargo, una cifra se mantiene desde hace cinco años: un 40,4% de los consultados para este estudio asegura no leer nunca o casi nunca, una estimación parecida a la que ha ofrecido el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) al registrar que un 39,4% de los españoles admitía no leer jamás.

El documento elaborado por los editores ha mostrado de manera consistente una tendencia que se mantiene: el 59,7% de los españoles lee en su tiempo libre al margen del trabajo o estudio. Si se compara este dato con la media de la Unión Europea (68%), España queda casi 11 puntos por debajo que el resto de los países de la región. Esa, al menos es la radiografía que se desprende de la última medición de participación cultural, un indicador publicado por la Comisión Europea (CE). 

Atendiendo a una tendencia también persistente, las mujeres leen más libros y revistas, mientras los hombres privilegian las webs y foros en internet. En lo que a una distribución regional respecta, Madrid sigue siendo la comunidad autónoma con mayor índice de lectores mientras que Navarra, La Rioja, Asturias, Murcia, Castilla La Mancha y Andalucía son las que han experimentado en los últimos años un mayor crecimiento de lectura. El estudio revelaba también que más del 40 por ciento de la población sólo lee en papel mientras que un 20 por ciento ya lee libros en su tiempo libre en soporte digital.  Navarra y Madrid suelen ser las Comunidades con mayor media de libros comprados, 12,7 y 11 respectivamente. Canarias y Castilla y León fueron las comunidades con menor porcentaje de compradores. 

El comportamiento de la lectura parece independiente de las dimensiones del mercado editorial, que después de la crisis experimentó un desplome del 40% y ha comenzado a recuperarse, lentamente hasta volver a estancarse. A pesar de que las cifras empresariales mejoran sus ratios, los lectores no aumentan en frecuencia. Las editoriales aún se resienten de esa pereza lectora y padecen, por supuesto, la dinámica  que caracteriza a la pesada estructura de la industria del libro, sensible a variables como el poder adquisitivo -entre 2008 y 2014 fue manifiesta esa variable, modelos de negocio -inundación de novedades y devolución-, la fragilidad  de las cadenas libreras o la irrupción de plataformas electrónicas  hasta el descenso de las adquisiciones públicas para dotación de bibliotecas, un sector que lleva una caída presupuestaria continuada. 

Las cifras de conjunto dibujan una situación relativa. Se lee más, ¿con respecto a qué? ¿existen suficientes variables para definir cuál es el rendimiento de las competencias lectoras? Saber leer un texto no implica entenderlo, bien porque no conoce el significado de algunas de las palabras que aparecen o porque no hay capacidad de interpretación. El último informe internacional PIRLS refleja que los alumnos españoles de cuarto de Primaria, es decir, los escolares de nueve años, han mejorado en comprensión lectora desde 2011, pero continúan situándose por debajo del resultado promedio de la OCDE y de la UE.

Aquel informe de lectura de 2017 reflejaba que un 56% de los niños españoles aseguraba que le gustaba leer, un porcentaje que superaba en 20 puntos al promedio de la OCDE. Sin embargo, al dar el salto a secundaria, el entusiasmo decrecía, entre otras razones, según los especialistas en educación, por los programas de enseñanza de literatura, que adolecen de una estructura continuada y coherente y que se caracterizan por sus constantes cambios tanto en el diseño como en la aplicación de los criterios pedagógicos. 

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