Eduardo Mendoza aparca su retirada con nueve detectives para tres enigmas

Tres enigmas: un hombre muerto en una habitación de un hotel en Las Ramblas, la desaparición de un millonario que atracó su yate en el puerto de Barcelona y nunca más se supo de él, y en el último año, la marca Conservas Fernández no ha subido los precios. Nadie en su sano juicio establecería una relación directa entre los tres casos, pero y si…

Eduardo Mendoza regresa con su nueva novela y lo hace a la Barcelona de 2022, la del turismo masivo y la de mil acentos por la diversidad de sus gentes. El escritor vuelve con la ironía, la parodia y el esperpento que caracterizan sus escenas en una historia que combina humor y suspense. Una organización con graves problemas económicos compuesta por personajes estrafalarios y encabezada por un hombre que es capaz de trazar una línea de puntos entre la estabilización en los precios de una marca de sardinillas en aceite con la desaparición de un ostentoso millonario.

El lector rápidamente encontrará similitudes con Mortadelo y Filemón, los agentes más famosos de Ibáñez, y que el propio autor ha admitido en la presentación de la obra este miércoles en Barcelona: “Hemos bebido en las mismas fuentes, los personajes de los cómics de Bruguera, la familia Cebolleta…” 

Agentes chapuceros

El caso o los casos de Tres enigmas para la Organización acaban en manos de una organización gubernamental ultrasecreta, tan secreta que debe comunicarse con cabinas de teléfono, una especie en peligro de extinción en la Barcelona del 2022.  La organización fundada durante el Franquismo casi no cuenta con reconocimiento legal y tampoco pasa por su mejor momento económico. Tampoco se puede decir que los miembros sean unos infalibles 007, pero torpes e incompetentes cada uno desarrolla la función de la que es especialista conformado un más que decente grupo operativo.

Entre sonrisas y carcajadas, Mendoza siempre ha dejado un retrato personal y crítico de la sociedad, en esta última novela lo hace con temas como el turismo, la adicción al móvil y con presencia del procés en su querida y tantas veces retratada Barcelona.

“Mis novelas de humor siempre son un comentario sobre la Barcelona del momento, la Barcelona contemporánea, que es otra ciudad que ha cambiado muchísimo. No diré más; dejo hablar a mis personajes como ellos quieran. Si dicen algo políticamente incorrecto, no es culpa mía”, señalaba el autor.

Retirada aparcada

El escritor anunció su retirada de la literatura tras la publicación de su anterior novela. En 2021 confesaba estar "harto de trabajar" y querer retirarse después de haber escrito tantas novelas. Sin embargo el barcelonés ha confesado su dificultad de abandonar un hábito adquirido desde la infancia como la escritura y comenzó a trastear siguiendo los esquemas de este género del que se confiesa un lector voraz con una gran influencia de la maestra del género  Agatha Christie: “Me ha divertido probar nuevos caminos, tanto como me ha divertido escribirla”.

“Basar una novela de detectives en una organización secreta perdida en la burocracia institucional y hacer responsable de una peligrosa investigación a un grupo de personajes que por separado son unos muertos de hambre, pero que juntos son invencibles, es una combinación tan hábil como genial. Eduardo Mendoza entrega una fabulosa novela policiaca sin renunciar al humor más irreverente. Realmente se ha superado a sí mismo”, señaló la directora editorial de Seix Barral,  Elena Ramírez.

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