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Cultura

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Disfunciones culturales del capitalismo vírico

Incómodo ensayo colectivo sobre nuestro presente

Atención, pregunta: ¿es el capitalismo contemporáneo una especie de virus? ¿Manipula nuestras vidas con sus mutaciones culturales? ¿Existe una vacuna filosófica para aumentar nuestras posibilidades de sobrevivir? Todo esto se aborda, desde diferentes perspectivas, en el volumen colectivo El ensayo empieza aquí (Caniche editorial, 2021). Se abre con un texto de Fernando Pérez, director del centro cultural Azkuna de Bilbao, explicando lo siguiente: “Esta antología tiene su origen en Gutun Zuria, festival internacional de las letras de Bilbao (…) Inconformes con la tendencia a desarrollar el festival ‘online’, optamos por dar un paso al lado y devolver el pensamiento a la escritura”. Esta rebeldía frente a la dictadura audiovisual se traduce en un libro muy potente, en opinión de este colaborador de Vozpópuli.

El ensayista cubano afincado en Barcelona Iván de La Nuez aporta esto en el epílogo: “Lo que se está acabando de redondear, acelerado por la covid-19, es el ciclo productivo que comenzó en 1989, cuando la nueva era global se instauró con aquel cambio del PC (Partido Comunista) por otro PC (‘Personal Computer’), que tanto me gusta repetir. Visto así, lo que se vino abajo con la debacle soviética no solo fue un sistema político, una noción irreversible del futuro, una cultura igualitaria o una entronización absoluta del Estado, sino también -y sobre todo- un modo de producción. Desde entonces, autoritarismo y mercado han atornillado su alianza, bien representada por un modelo chino que ya rige en casi todo el mundo”. A eso podemos llamar orientar a los lectores en un solo párrafo.

Pablo Iglesias decía que le daba asco la gente que hacía política buscando el aplauso fácil para ser interrumpido por un aplauso metairónico

Los nombres aquí reunidos son de gran nivel, Tenemos, por ejemplo, a la escritora bilbaína Aixa de la Cruz, que defiende, de manera muy sólida, la tesis de que sobrevaloramos una coherencia mal entendida: “La experiencia es un proceso de adaptación continua a condiciones que no hacen más que variar (...) Vivir para confirmar un esquema previo es una forma pobre de vida”, explica. "También me parece una forma pobre de escritura, y es por eso que seguiré buscando alternativas para ensayar en contra del ensayo que se autoconfirma”, remata.

Advertencias no atendidas

Podríamos pedir un aplauso para su texto si no fuera porque unas páginas después el filósofo Ernesto Castro firma una demoledora crítica del acto de aplaudir, analizado con amplísima perspectiva. “Desde el siglo V a. C. en adelante, el aplauso siempre ha sido un instrumento al servicio del poder. (…) Cómo olvidarse de aquel Pablo Iglesias ‘out of context’ en el que nuestro actual vicepresidente del Gobierno salía dando un mitin en medio de un parque. ‘Me da asco la gente que hace política así, que dice siempre lo que conviene o lo que arranca el aplauso fácil’, estaba diciendo el secretario general de Podemos cuando le interrumpió un aplauso, no sabemos si fácil o difícil, o de nivel intermedio, pero desde luego metairónico a más no poder”, ironiza.

Muy potente también es el texto de la periodista Marta Peirano, especialista en distopía digital, que hace un repaso a las advertencias no atendidas de la prensa sobre la covid-19. Entre otros textos, nos habla del libro The Coming Plague (1994), de Laurie Garrett , “donde prevenía sobre la aparición y la propagación mundial de patógenos cada vez más contagiosos”. Garrett fue Pulitzer de periodismo en 1996 por un artículo en el que advertía que un virus de la gripe "mataría a millones de personas y causaría una devastación inimaginable en Estados Unidos”.

Los deseos revolucionarios de Mayo del 68 son hoy los mandamientos de gobernanza neoliberal global

¿Otro ejemplo? “Periodistas como Ed Yong escribieron reportajes de titulares poco ambiguos, tipo ‘La próxima plaga está de camino y no estamos preparados’, en medios populares de tirada nacional de la categoría de la revista The Atlantic. Publicado en 2018, empieza con la visita a un mercado en la región del Congo que vio nacer virus zoonóticos como el ébola y el VIH”, recuerda Peirano. Algo falla en nuestros mecanismos sociales para prestar atención a las alertas relevantes.

"El infierno es nuestro"

El escritor argentino Damián Tabarovsky nos recuerda la importancia de un ensayo clave para comprender los conflictos actuales: El nuevo espíritu del capitalismo, escrito por Luc Boltanski y Éve Chiapello. “Consignas que en los sesenta implicaban un corte radical con el pasado, con la familia, con el mundo del trabajo, con la historia inmediata, hoy funcionan como instrumentos de cohesión social, como la ideología de la época. ¿Cuáles eran esos deseos revolucionarios de los sesenta? Mayor flexibilidad en la vida cotidiana; mayor autonomía personal; el elogio del cambio permanente, de la incertidumbre, de la creatividad; la crítica a las estructuras rígidas, a la burocracia, al Estado; el cuestionamiento de las instituciones cerradas y la defensa de los vínculos en red; la búsqueda del placer, la preponderancia del deseo; la utopía de un mundo global. Pues bien, este es el programa del capitalismo contemporáneo, al menos hasta ahora”. Debería ser una lección bien aprendida: hay revoluciones que se vuelven en contra de los revolucionarios.

Por su parte, el antropólogo Alexei Yurchack disecciona las desconcertantes ‘monstrations’, que consisten en manifestaciones absurdas que los disidentes rusos utilizan para esquivar las leyes de censura de Putin. “Los discursos falsos o paródicos se convierten en una opción viable (...) Esta es una de las causas del éxito de las manifestaciones satíricas, y quizá sea también el motivo por el que tantos estadounidenses han visto en la retórica falsa y grandilocuente de Trump una alternativa política diferente y novedosa”, destaca. Se ha analizado el trumpismo hasta la saciedad, pero sin duda es relevante también para comprender nuestra época el hecho de que miles de rusos se manifiesten con lemas irónicos de denuncia como “¡El infierno es nuestro!”, “¡Rumbo al oscuro pasado!”, “¡Que reine la imbecilidad!” o “¡Hurra! ¡El nivel de locura ha superado el nivel de vida!”. Lo dicho: una excelente antología para pensar nuestro incómodo presente.

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