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Cultura

Rafael Chirbes gana el Premio Nacional de Narrativa por 'En la orilla'

El escritor valenciano ha sido reconocido con el Premio de la Crítica 2014. - Foto RTVE

Fue considerada de forma unánime como la novela del 2013, acaso la que hincaba con más fuerzas los dientes sobre la realidad. El escritor valenciano Rafael Chirbes consiguió con su libro En la orilla, retratar una España desmembrada, precaria; la que siguió a la resaca inmobiliaria y la idea de que el progreso sería eterno. Este martes  ha sido reconocida con el premio Nacional de Narrativa.

 En la orilla  continúa el relato que el escritor ya inició hace seis años con Crematorio, en cuyas páginas denunciaba las cloacas de la modernidad y la burbuja de la crisis. El jurado que decidió reconocerla con el Premio Nacional estuvo integrado por: María Teresa Lizaranzu Perinat (Directora General de Política e Industrias Culturales y del Libro); Mónica Fernández Muñoz (Subdirectora General de Promoción del Libro, la Lectura y las Letras Españolas; los vocales propuestos por las entidades correspondientes los distintos capítulos de Real Academia Española, entre otros representantes del sector editorial y cultural.

"Es una novela difícil, dura, poco grata y poco complaciente. Pensé que no iba a gustar"

Este ha sido uno de los libros más reconocidos en distintos ámbitos, especialmente en el oficial, algo que tiene sorprendido a Chirbes quien, en varias ocasiones, se ha mostrado sorprendido de que el Gobierno que él critica en su narrativa sea el mismo que le premie con tanta insistencia. Sin embargo, en sus declaraciones tras el auncio del premio, el escritor valenciano ha asegurado que  "la culpa del éxito de la novela la tienen los tiempos que corren, más que el libro. Todo coincide con la desolación del país".

"Es una novela difícil, dura, poco grata y poco complaciente -ha argumentado-. Pensé que no iba a gustar, pero las novelas se entienden en su tiempo. Por eso quiero dar las gracias al jurado del premio que la ha valorado, porque sé que es difícil de domesticar", declaró Chirbes a la Agencia Efe. Chirbes, que asegura que no sabe cómo nació en él esta historia -"eso es algo que no se puede controlar: no ha sido por ser valenciano, ya que podría haberse tratado de la Cataluña de Pujol, la Andalucía de los ERE o el Madrid de Esperanza Aguirre"-, añade que "seguimos igual o peor. La clase política ha minado todo por su propia creación, por cómo se formó en este país y cómo ha ido haciendo este país. Son los que nos han traído hasta aquí", afirma.

Sobre la novela

“Vosotros lo tenéis todo, yo tengo una escopeta", escribe el novelista Rafael Chirbes en las páginas de En la orilla (Anagrama, 2013), su más reciente novela, que salió a la venta tras seis años de silencio de su autor. En ella, Chirbes cuenta la historia de Esteban, un hombre que se ha visto obligado a cerrar una carpintería que vivió del esplendor de la construcción y se descubre de pronto vacío y despojado. Ha dejado en el paro a 5 personas y su padre, enfermo en fase terminal, se apaga mientras él intenta sobrellevar la ruina que toca a su puerta con la insistencia de una derrota.

Algunos han hablado de En la orilla como la novela de la crisis, pero Rafael Chirbes se quita la etiqueta a sombrerazos.

Algunos han hablado de En la orilla como la novela de la crisis, pero Rafael Chirbes se quita la etiqueta a sombrerazos. No cree en el acto de reflexionar sobre sus propios libros en voz alta -"si tienes que hablar mucho de tus libros es que tus libros no hablan por ti", dijo a la periodista Blanca Bersátegui en una ocasión-. No escribe pensando en ideologías, dice; tampoco entregado al buenismo o la prosa maniquea. Chirbes escribe sobre lo que ve. Y punto.

Reconocido  como “heredero de la mejor tradición del realismo” por sus editores, Rafael Chirbes ha reflexionado con anterioridad sobre la historia y los accidentes generacionales de un país que caminaba, a su manera, hacia el hundimiento. Su primera novela, Mimoun (1988) inició una serie sobre la sociedad española que abarca desde la posguerra hasta la transición, y que se completa con La buena letra (1992), La larga marcha (1996), La caída de Madrid (2000) y Los viejos amigos (2003).

La historia de Esteban, el protagonista de En la orilla, es la de un personaje que hace las veces de víctima y verdugo -patrón arruinado y hombre vacío-. Mientras, todo ocurre en el paisaje potentísimo de un pantano: escenario del escombro; el lugar al que van a parar los restos; la basura; las historias arruinadas de hombres y mujeres. Todo aquello que se pudre lo hace bajo el fango espeso de tierra y desilusión que Chirbes ha escogido como sustancia de su nueva novela.

La historia de los vencidos; las inconsistencias del edificio político de la transición; la corrupción...

Esa idea, la de la pestilencia que surge de las sobras de los grandes banquetes, ya la había propuesto Chirbes en Crematorio (2011), una novela ambientada en el pelotazo inmobiliario valenciano y en la que narra la historia de un hombre que traiciona sus convicciones para sacar provecho económico de la corrupción que le rodea y de la que se vuelve partícipe. ¿Es En la orilla la otra mejilla de un horno ardiente? Para muchos sí. Incluso más.

Concibiéndolos como a un coro, Chirbes coloca a los personajes de su historia en los márgenes: en las orillas de un lodazal, la vida o la historia. Desde ahí hace emerger, como vapores, las voces del vertedero: el coro marginal de atropellados por una realidad económica y social que estuvo ahí, agazapada, en el fondo de un pantano que nadie parecía -o quiso- ver.

La historia de los vencidos; las inconsistencias del edificio político de la transición; la corrupción; la prostitución; el desencanto y el cinismo son algunos de los temas fundamentales en la obra de Rafael Chirbes. La España de los últimos 70 años contada sin buenos ni malos sino en la elección razonable del claroscuro.

El Premio Nacional de Narrativa se entrega desde 1977, cuando lo obtuvo José Luis Acquaroni por Copa de sombras. Desde entonces lo han obtenido autores como Carmen Martín Gaite (El cuarto de atrás), Francisco Ayala (Recuerdos y olvidos), Camilo José Cela (Mazurca para dos muertos), Juan Marsé (Rabos de lagartija), Miguel Delibes (El hereje), Javier Cercas (Anatomía de un instante), en dos ocasiones Antonio Muñoz Molina (El invierno en Lisboa y El jinete polaco) y Luis Mateo Díez (La fuente de la edad y La ruina del cielo) y Javier Marías, por Los enamoramientos en 2012, aunque lo rechazó.

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