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Cultura

Sobre el poder del selfie para vender libros, la cocina como la nueva autoayuda y otras crónicas feriantes

El presentador Risto Mejide durante la Feria del Libro de Madrid.

La fila es larga y exagerada incluso para un domingo en la mañana. En la Feria del Libro de Madrid a duras penas se puede andar, todavía menos en este tramo donde decenas y decenas de personas aguardan su turno bajo el sol de las doce para que Manuela Carmena, la mujer que arrebató la alcaldía de Madrid a Esperanza Aguirre, estampe una firma en el ejemplar de su libro. Justo el día antes, Albert Rivera, el líder de Ciudadanos y Juan Carlos Monedero, ideólogo de Podemos, hacían lo mismo –con bastante menos quórum, todo sea dicho-. La número dos de Ahora Madrid no sólo agotó la edición a la venta de Por qué las cosas pueden ser diferentes, un libro que había publicado el año pasado, sino que además acaparó todos los titulares. La esperaban, claro, las agencias y los periodistas. Era la foto del día. 

El interés por entender y la urgencia por no enterarse, un arco en el que entran políticos, periodistas, chefs, blogueros

En su primer fin de semana, la Feria del Libro de Madrid de 2015 hizo lo que otras veces: mostrar la engrasada maquinaria de una industria obligada a levantar los pésimos números de los últimos cinco años –el negocio editorial se contrajo entre un 30% y 40% desde 2008-. Que ya no se venden libros y el mercado no absorbe todo lo que se publica. Atrás quedaron aquellos años en los que el optimismo amable de Punset amasaba filas de entusiastas lectores o en los que Belén Esteban y Mario Vaquerizo narcotizaban mejor que nadie. Los visitantes de esta edición se volcaron en una nueva dimensión de lo mediático, la que se mueve entre el interés por entender y la urgencia por no enterarse, un arco en el que entran políticos, periodistas de destacada figuración en la arena pública y chefs.

Bocatta di cardenale. ¿La prueba? Las tres colas más largas de este fin de semana fueron las de Manuela Carmena, Arturo Pérez-Reverte (primera foto)y  el cocinero catalán Jordi Cruz (segunda foto), quien lleva ya dos años acaparando público por su aparición en el programa Master Chef, pero que en esta ocasión duplicó furor… y ejemplares vendidos. Allende los mares de la autoayuda. Ahora, las recetas que se llevan no conducen a la felicidad, sino a la versión de la esterificación al alcance de todos. La gente quiere entender, aseguran la mayoría de los editores cuyos sellos han reforzado el ensayo político, como es el caso de AKAL, hasta los que apuestan por el género, aun no siendo ese su fuerte. Sin embargo, otros ven el asunto con menos optimismo.

Las tres colas más largas de este fin de semana fueron las de Manuela Carmena, Arturo Pérez-Reverte y el cocinero catalán Jordi Cruz

“Mira, mira… el de la tele”. Risto Mejide posa primero y rubrica después. Dos casetas más adelante, el escritor Javier Cercas firma toda su obra ante una fila bastante más discreta, ni qué decir de Rafael Chirbes, que mira sin convicción –o incluso sin interés- la contratapa del libro mientras la gente pasa frente a la caseta sin girarse. ¿No es así como funciona este asunto? La pregunta, la verdadera pregunta que se repiten muchos editores y libreros independientes es: si el visitante de la Feria suele ser un comprador ocasional de libros –en una visita puede comprar dos o tres que habrán de rendir hasta verano, o más-, y no un asiduo a las librerías, ¿tiene sentido mezclar una cosa con otra? ¿Tiene sentido ir a la Feria del Libro para acabar en la caseta del Corte Inglés? No hay una respuesta única. Por algo, en las más de 300 casetas están representadas las instituciones, las librerías de grandes superficies y los grandes grupos editoriales, pero también los libreros y sellos independientes.

Esa frontera porosa entre el lector y el comprador se hace mucho más visible en esta edición de la Feria. Son ya demasiados años de números rojos, los que se reparten a ambos lado de una misma línea: los de los bolsillos de la gente y los de las cuentas de las editoriales. Y justo ahí, en la batalla del sábado y el domingo, los grandes grupos sacan a sus primeros espada para batirse. En tan solo un día de firma, Arturo Pérez-Reverte (Penguin Random House- Alfaguara) congregó el triple de personas que la mediática María Dueñas (Planeta), bastante discreta por cierto su Templanza con respecto al pelotazo de El tiempo entre costuras (Planeta). Aunque, todo sea dicho: fueron ella y la novela juvenil Blue Jeans (Temas de hoy- Planeta) quienes acapararon la atención, seguidos muy de cerca por La trilogía del Baztán (Destino-Planeta) de Dolores Redondo. ¿Qué significa esto? ¿Que la calidad de la literatura se mide al peso? No. Las ventas son las ventas y los libros son los libros. Y sin embargo un algo de desmoronamiento llega incluso hasta las vacas sagradas, sean académicos de la lengua o no.

En los próximos quince días está prevista la celebración de 3.000 actos de firmas de libros

"Joé, macho, que en una hora es el Barça-Athletic Club de Bilbao... ¿No puedes darte prisa?", el chico que lanza el reproche al aire no tiene más de quince años, las niñas a las que acompaña tampoco. Como ellos hay muchos, puede que un centenar. Todos esperan  a Yellow Mellow, uno de los youtubers que han desembarcado en la industria editorial de la mano del sello Temas de Hoy, que forma parte del grupo Planeta. En las redes, los suscriptores y seguidores se convierten en lectores. Ya ocurrió en 2014 con El libro troll, el primer volumen publicado en España por un youtuber: elrubius, un chico con más de 9 millones de suscriptores, que se convirtió en poco tiempo en un auténtico fenómeno editorial: 15 ediciones y casi 100 mil ejemplares vendidos en España según Nielsen, además de 150 mil ejemplares en América Latina. Lo curioso es que este tipo de libros entran en la categoría Tiempo Libre-Ocio.

Hasta el 14 de junio, la Feria del Libro de Madrid jugará la baza: colocará a la venta aquello que más demanda tenga. En esa carrera, todos quieren una porción: de lectores, de votantes, de clientes, de consumidores. En los próximos quince días está prevista la celebración de 3.000 actos de firmas de libros a los que acudirán novelistas, ensayistas, periodistas, presentadores de televisión, políticos, tertulianos, poetas, cocineros, entrenadores personales con un método infalible para estar en forma, chefs… ¿Quién da más? Esa es la pregunta del millón. ¿Existe algo como un más?

Uno de cada tres españoles no abre un libro jamás. Los que lo hacen, compran, como mucho, 8 al año

Uno de cada tres españoles no abre un libro jamás. Los que lo hacen, compran, como mucho, 8 al año. Y de cada diez personas que descargan libros electrónicos, sólo 4 pagan por leerlos. Los datos pertenecen al último Barómetro (enero 2015) del Centro de Investigación Sociológica (CIS) y también al informe Hábitos de Lectura y Compra de Libros realizado por la Federación de Editores. Porque, después de todo, ¿qué es leer? Sí, sí… ¿qué significa leer en un momento en el que toda experiencia es colectiva, prácticamente de dominio público? Entonces salta, otra vez, ¿por qué lo llaman leer cuando en verdad quieren decir comprar?

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