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Cultura

Rafael Cadenas, la voz de un poeta en el naufragio venezolano

Rafael Cadenas, en una fotografía de archivo.

Nació en 1930. Hoy tiene 86 años, casi un siglo durante el cual ha visto gobernar –y morir- a tres de los grandes dictadores venezolanos : Juan Vicente Gómez, Marcos Pérez Jiménez y Hugo Chávez Farías. Rafael Cadenas es el mejor poeta vivo de su tierra. Habla poco. Cada vez menos. Acaso porque todo lo importante ya lo ha dicho sobre el papel y porque su timidez sigue siendo mayor que su capacidad poética. Cadenas, que recibió hace apenas una semana el Premio Internacional de Poesía García Lorca en reconocimiento a toda una vida dedicada a la poesía, visita Madrid para participar en un homenaje y la presentación de su último libro, En torno a Basho y otros asuntos (Pre-Textos) en Casa de América, que se celebra este 30 de mayo, a las 19.00 horas.

"Ya yo no tengo nada que ver con derrota. No corresponde a lo que pienso hoy”

Apasionado lector de la generación del 27 en España, Cadenas posee una de las voces más claras y sólidas de 1950 y 1960 dentro de la literatura venezolana. Poeta, ensayista y traductor, tiene como su obra más conocida el poema Derrota, considerado como el retrato en clave personal de su generación: aquella que sentía que el fracaso de la revolución en su país era su propio fracaso. A Cadenas ya no le gusta, ni siquiera le parece lo suficientemente bueno. "Tiene su propia vida, se ha vuelto independiente. Ya yo no tengo nada que ver con él. No corresponde a lo que pienso hoy”.

En los años cincuenta del siglo XX venezolano, Cadenas fue militante comunista. Estuvo encarcelado y debió marcharse luego a Trinidad huyendo de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. En 1957 regresó a Venezuela y publicó la que se convertirá en su obra más famosa Los cuadernos del destierro (1960), una especie de premonición que retrató a una generación que terminaría por embarcarse en la lucha armada como si de una gesta se tratara. Si hay algo doloroso de la poesía venezolana es leerla hoy. Cada verso es un clavo en el ataúd de una nación fallida.

Si algo caracteriza a la obra de Cadenas es su capacidad de apresar una voz llena de desolación, lentitud y belleza. Algo en ella hace posible la encarnación de un país que viviría sus peores años en las décadas siguientes. Los años cincuenta y sesenta venezolanos fueron el momento de eclosión de grupos como Tabla Redonda o El Techo de la Ballena, un bullicio ideológico y estético que aglutinó el descontento de intelectuales con respecto a lo que la Venezuela de entonces inauguraba democracia. “Ahora pienso que es el mejor periodo que hemos tenido, esos 40 años de democracia”, asegura Cadenas.

"Existen palabras que hay que volver a significar en Venezuela: democracia, justicia, independencia, constitución”

Su poesía y su prosa vinculada al pensamiento filosófico están recogidas en Obra entera, publicada primero por el Fondo de Cultura Económica de México y, más tarde, por la editorial española Pre-Textos. La lectura de sus poemas y textos reflejan de qué manera el corpus de su reflexión literaria se deposita en el lenguaje. "Las palabras no llevan a lo que dicen. Me refiero al uso que hace el poder de la palabra. Hay que volver a definirlas hasta donde sea posible. Siempre menciono la idea de Confucio sobre la rectificación de los nombres, que era lo que él decía cuando las palabras no correspondían a la realidad que trataban de expresar. Las palabras principales, esas son las que hay que volver a significar en Venezuela: democracia, justicia, independencia, constitución”, dice, parco, en la cafetería de un hotel madrileño.

“La guerrilla venezolana que fracasó en los años sesenta, todos los movimientos de izquierda trajeron lo que está pasando hoy en Venezuela. Entonces los políticos soñaban con un régimen socialista... y ya vemos lo que ha sido ese régimen. Nadie, y con nadie me refiero a aquela inzquierda que dejó de apoyarlo, que iba a surgir un régimen como el actual”, dice con una voz lenta y desganada. Los libros de poesía de Cadenas sostienen una larga reflexión en la que verdad y palabra se corresponden. Una isla, Los cuadernos del destierro, Falsas maniobras, Memorial, Intemperie, Gestiones y Amante-. Su prosa, representada en libros Realidad y Literatura, En torno al lenguaje, Anotaciones, Dichos, Apuntes sobre San Juan de la Cruz resumen la visión que tiene de lo literario y vital un hombre como él. Alguien con pocas palabras cuando de responder entrevistas se trata. Acaso por eso, porque lo verdaderamente importante está contenida en una obra que hace lo que los barcos: resistir en el naufragio; resistir en la tragedia venezolana.

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