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Cultura

Ni sobrio ni sencillo: El Escorial alojó lo mejor de la cultura europea con Felipe II

Una imagen de los carteles de la muestra 'De El Bosco a Tiziano'.

Las celebraciones debieron de comenzar el 23 de abril, que corresponde a la fecha exacta en que se colocó la primera piedra del monasterio del Escorial hace 450 años, sin embargo, estas se retrasaron unos meses. Ahora llega el plato fuerte con la exposición De El Bosco a Tiziano. Arte y maravilla en El Escorial, que permanecerá abierta al público hasta enero de 2014 en el Palacio Real de Madrid y en la que se exhiben 155 obras de la colección de arte que Felipe II atesoró para decorar las estancias de este palacio, biblioteca, panteón real, basílica y monasterio  que él mismo mandó a construir en la Sierra de Guadarrama.

"Sobriedad o sencillez" son dos palabras que el comisario de la exposición, Fernando Chueca, quiere desterrar  de esta muestra. "El Escorial es uno de los ejemplos supremos del Renacimiento Europeo", dice.  El edificio habla por sí solo con sus 2.675 ventanas, 1.200 puertas, 88 fuentes, 16 patios y 89 escaleras. Sin embargo, y aunque es un hilo temático, la arquitectura no lo es todo en esta exposición.  El Escorial era el lugar más importante en Europa a la hora de presentar a grandes artistas, ya que no solo estaba Tiziano -el Monasterio era el edificio europeo con más obras del artista en el momento de su muerte-, sino que también era el espacio donde más cuadros de El Bosco había, además de una importante obra de Patinir.

La base científica de la exposición parte de los Libros de entregas, cuyo intenso estudio a lo largo de los últimos años ha permitido documentar con precisión la llegada de las obras adquiridas por Felipe II durante la construcción del Monasterio.Estructurada en 10 salas, la muesta ofrece obras que pertenecen a las colecciones de Patrimonio Nacional, completándose con otras procedentes del Museo del Prado,  la National Gallery de Londres, el Museo del Louvre, la Biblioteca Nacional de España y la National Gallery de Irlanda, de esta última institución ha viajado la pintura Abraham y los tres ángeles de Juan Fernández Navarrete, una de las obras expoliadas de El Escorial en el siglo XIX, al igual que El tributo a la moneda, de Tiziano, que se conserva en la National Gallery de Londres.

Ni sobriedad ni sencillez, plantea el comisario. El Escorial es uno de los ejemplos supremos del Renacimiento.

En la exposición se muestran algunos de los más bellos e inquietantes ejemplos de la afición de Felipe II por los relicarios y piezas religiosas, entre ellas, los bustos milaneses de las once mil vírgenes. Muchos de ellos no se muestran al público en El Escorial, como tampoco son accesibles las Auténticas que los acompañan, guardados en la biblioteca del monasterio. Estos no son los únicos entresijos que salen a la luz en la muestra, patrocinada por la Fundación Banco Santander. También es posible ver los bocetos de decoraciones para la basílica, los enormes cantorales, las glorias heráldicas (como la genealogía de los Austrias en pergamino miniado de 30 metros prestada por la Biblioteca Nacional) o los ternos.

El título de la muestra llega en el último tramo. Se trata de la sala dedicada a Tiziano, el pintor favorito del rey. Cristo camino del Calvario (1560) se reúne por primera vez desde que saliera en 1845 del Oratorio Privado de Felipe II camino del Prado con viejas compañeras de monasterio como La Adoración de los Reyes, San Jerónimo o Cristo crucificado, todas de Tiziano.

Algunas obras no han sido exhibidas antes al público; otras se reúnen entre sí después de doscientos años.

El pintor será, con motivo de la exposición, tema de un congreso mundial de especialistas encaminado a aventurar hipótesis sobre las circunstancias de su estilo tardío; dónde empezaba su taller lo que el longevo artista se veía obligado a dejar. La ocasión se aprovechará también para editar los libros de entregas de El Escorial, “base científica de la muestra”, donde se inventariaron las obras adquiridas por Felipe II durante su construcción.

Además de Tiziano, es posible apreciar en la exhibición el gusto de Felipe II por el flamenco Michel Coxcie; Juan Fernández de Navarrete el Mudo, a quien encargó varias series de lienzos para decorar los muros de la Basílica de San Lorenzo de El Escorial; El Greco, y la devoción por El Bosco, que aporta la insuperable pareja formada por Cristo coronado de espinas y Cristo camino del Calvario.

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