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Cultura

¿Quién está detrás del festival de la Covid-19? ¿Servirá para algo?

The Rolling Stones

Atención, pregunta: ¿Se acuerdan del Live Aid? Fue aquel festival organizado por Bob Geldof en 1985 para acabar con el hambre en Etiopía y Somalia. Por allí pasaron U2, Led Zeppelin, David Gilmour (Pink Floyd), Bob Dylan, Paul McCartney, tres Rolling Stones por separado y Queen (criticados por interpretar en Wembley su himno triunfalista antiperdedores “We Are the Champions”). Pues bien: este concierto global, celebrado en Londres y Filadelfia, sigue siendo el patrón de solidaridad global 35 años después, incluyendo el trabajo de Richard Gere por el Tíbet y los conciertos para recaudar fondos para el tsunami en el Sudeste asiático en 2004. “Como me gustaría tener una canción que valiese para cada rubia que se muere”, dijo una vez Keith Richards, bromeando con que “Candle In The Wind” hubiese sido el himno de funeral de Marilyn Monroe y se hubiera reciclado para el de Lady Diana. Aquí pasa un poco lo mismo: también se aplica un solo formato para cualquier problema del mundo.

En esta ocasión, una celebración al aire libre estaba descartada por las circunstancias. Por eso tres gigantes de Silicon Valley (Youtube, Instagram y Facebook) se ofrecieron como cámara de resonancia mundial de las actuaciones. El cartel anunciado, escogido por Lady Gaga y la OMS, sonaba insuperable: The Rolling Stones, Stevie Wonder, Elton John, Chris Martin (Coldplay), Paul McCartney, Michael Bubblé y Andrea Bocelli, entre otros. El contingente hispanoparlante no era desdeñable, con Juanes, Maluma y J. Balvin, Luis Fonsi y Becky G. La duración prevista llegaba a las ocho horas y la audiencia potencial enorme, digamos los 3.200 millones de seres humanos que tienen un teléfono inteligente, además de a quienes inviten a verlo. Los presentadores escogidos confirman la eterna hegemonía estadounidenses para estas cosas: Stephen Colbert, Jimmy Kimmel y Jimmy Fallon.

¿Quién paga todo esto? Recordemos que el primer concierto de los Rolling Stones en Cuba, celebrado en 2016, fue el sarao de una corporación global con sede el paraíso fiscal de las Antillas Holandesas

La primera pregunta, antes de deslumbrarnos por el cartel estelar, es un clásico entre clásicos: ¿quién paga todo esto? Recordemos que el primer concierto de los Rolling Stones en Cuba, espectáculo gratuito celebrado en 2016, fue vendido como un logro del deshielo cultural pero en realidad fue el sarao de una corporación global con sede el paraíso fiscal de las Antillas Holandesas. El objetivo real era tener relaciones con el gobierno castrista para situarse en la compra de los 1.400 amarres para cruceros y megayates de lujo que -como poco- se proyectan en la isla (producto muy codiciado ya que hay saturación de la demanda mundial). Aunque 'Together At Home' insiste en no ser un festival con fines recaudatrios, casi siempre hay detrás algo más que pura filantropía.

¿Quién está detrás de Global Citizen?

En el caso del festival por el Covid-19, paga la cuenta Global Citizen, una organización no gubernamental creada en 2012 y centrada en el activismo, comenzando por la ayida a “los 1.200 millones de seres humanos despojados de derechos básicos y de oportunidades para alcanzar sus capacidades potenciales”, según su página web. Su objetivo declarado, que consideran alcanzable, es terminar con la pobreza extrema en 2030. Ya conocemos la retórica de la campaña Make Poverty History (2005) que -como bien sabemos- no fue significativamente exitosa a la hora de terminar con la pobreza global.

¿Quién está detrás de Global Citizen? Las caras más conocidas son Bill y Melinda Gates, el productor de cine Ryan Gall y el activista australiano Hugh Evans. En este vídeo promocional, Gates explica que el objetivo de la organización es “solucionar los principales problemas del mundo”. Ahí queda eso: la impresión tras buscar información en la red es que no les gusta compartir información concreta y prefieren las grandes declaraciones de intenciones. Global Citizen celebra un festival musical anual para recaudar fondos por donde han pasado estrellas como Alicia Keys, Neil Young, Eddie Vedder (Pearl Jam), Jay-Z y Beyoncé, entre muchos otros. La narrativa triunfal de su página web de logros contrasta con críticos como como del profesor Jason Hickle, de la universidad de Londres, que sostiene que las tesis sobre disminución de la pobreza de Bill Gates son totalmente erróneas. Este choque de relatos es habitual en el sector de las Organizaciones No Gubernamentales, castigadas en los últimos años por escándalos notables y cuestionamientos de su estructura no democrática.

El experto en ayuda internacional David Rieff escribió en 2005 un demoledor artículo en The Guardian sobre los efectos negativos del Live Aid en Etiopía

Vayamos a los práctico. ¿Sirvió de algo el Live Aid? En 2005, cuando Bob Geldof anunció una secuela de su festival caritativo, el experto en ayuda internacional David Rieff escribió un detallado artículo en The Guardian donde explicaba el impacto real del festival primigenio. Explicaba que se recaudaron alrededor de 60 millones de libras y que el experto en Etiopía Alex de Daal calculaba que el esfuerzo caritativo coordinado por Geldof había reducido la mortalidad entre un 25% y un 50%. El problema, no pequeño, es el Live Aid también había contribuido a otras muertes, que las estimaciones más conservadoras sitúan en 50.000. El probelma era el Dergue, la junta militar comunista que dominaba Etiopía a mediados de los ochenta, que aplicó las mismas políticas que Stalin en Ucrania en los años 30.

Escasa autocrítica y efectos dudosos

Las campañas militares disfrazadas de operaciones humanitarias costaron muchas vidas, a pesar de lo cual las organizaciones no gubernamentales no dejaron de trabajar con el Dergue. La única y honrosa excepción fue  la francesa Médicos Sin Fronteras. El dinero de Live Aid y Band Aid se enviaba sin condiciones a organizaciones cercanas al gobierno de la guerrilla comunista. La operación más cuestionada fue la migración masiva de 600.000 personas al sudeste de Etiopía, con el objetivo de que las fotos de poblaciones hambrientas no empañasen la celebración del décimo aniversario de la revolución nacional. No se permitió prensa internacional estar presente en el traslado y las bajas fueron numerosas. La negativa de iconos de la caridad global como Geldof y Bono a admitir ningún efecto negativo de sus campañas enturbia la información sobre el trabajo que realizan.

La estimación de Médicos Sin Fronteras sobre las bajas creada en la operación humanitaria del Dergue fue de 100.000. Poco se sabe todavía sobre la agenda de Global Citizen, así que el espectáculo de ayer no pasa de ser un escaparate de la bondad de sus promotores y las novedades pop de las estrellas globales del momento. En realidad, estarían bien que algún día se dejasen de cubrir estos espectáculos solo en la sección de “Gente” y empezarámos a preguntar por sus efectos prácticos y políticos concretos.

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