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Cultura

La Biblioteca Nacional amplía los horarios para ver el Códice del Mio Cid

Una imagen del Códice, que se expone al público.

Desde que el pasado 5 de junio el Códice del Mio Cid salió de la cámara acorazada de la Biblioteca Nacional, 840 personas, el máximo permitido al día, han disfrutado durante 15 minutos de esta joya de la literatura con más de seiscientos años de azarosa historia. El códice, que forma parte de la exposición Dos españoles en la historia: el Cid y Ramón Menéndez Pidal, se podrá ver también durante este fin de semana, tanto el sábado de 9:30 a 20:00 -en principio solo se iba a poder visitar hasta las 14:00 horas- como el domingo, de 10:00 a 14:00 horas. 

840 personas al día podrán ver el códice, con un aforo limitado a grupos de 20 personas cada 15 minutos

Esta ampliación extraordinaria no estaba prevista ya que el códice se encuentra en la Antesala del Salón General (situada en la segunda planta), y durante el fin de semana solo permanecen abiertas las exposiciones de la primera planta. En cuanto al número máximo de visitantes durante la tarde del sábado y la mañana del domingo, según explican desde la BNE, éste será el mismo que el resto de días hasta que el códice vuelva a la cámara acoraza el próximo 18 de junio: 840 al día con un aforo limitado a grupos de 20 personas cada 15 minutos.

El Códice, una de las piezas más valiosas que custodia la Biblioteca Nacional de España, calificada por Ramón Menéndez Pidal como el “acta natalicia de la literatura española”, fue donada por la Fundación Juan March en 1960. La adquisición del códice, en manos de la familia Pidal durante generaciones, se saldó por un total de 10 millones de pesetas, asumidos íntegramente por la Fundación.

El manuscrito

Se trata de setenta y cuatro páginas de pergamino grueso han acusado el paso de los años. Mediante la letra gótica libraria de sus páginas, uniforme y de fácil lectura, el poema narra, en más de 3.700 versos irregulares, el último tramo de la vida del héroe castellano, el caballero burgalés Rodrigo Díaz de Vivar (c. 1045-1099). Además, en el estudio del Cantar de mio Cid, labor en la que se sucedieron especialistas de diversas nacionalidades durante siglos, se halla el origen de la filología como ciencia moderna.

La obra se basa libremente en la parte final de la vida de Rodrigo Díaz de Vivar, desde su destierro en 1081 hasta su muerte en 1099; y está dividida en tres cantares. Comienza con el exilio del guerrero y sus hazañas frente a los moros. El siguiente es conocido como el de la boda, por el desdichado matrimonio de las hijas del Cid con los infantes de Carrión, pese a que en él también se describe la batalla de Jérica y la conquista de Valencia. El último es el de la ofensa, sufrida por las hijas del Cid, y la vindicación, llevada a cabo por el burgalés contra los cobardes infantes de Carrión por medio de la justicia.

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