“A veces lo que sueño creo que es verdad, y lo que me pasa me parece que lo he soñado antes. Además, lo que ha pasado no está escrito en ninguna parte y al final se olvida. En cambio, lo que está escrito es como si hubiera pasado siempre”, así es como inicia el libro ‘Caperucita en Manhattan’ de Carmen Martín Gaite (1925-200).
En el centenario del nacimiento de una de las figuras clave de la narrativa española del siglo XX, el Teatro de La Abadía presenta una adaptación especial de una de sus novelas más apreciadas entre los lectores. Dirigida por Lucía Miranda, la obra podrá disfrutarse del 23 de enero al 23 de febrero, de martes a domingo.
La salmantina escribió este libro en 1990 tras la pérdida de su hija Marta, que falleció a los 29 años. En busca de consuelo y refugio, la escritora viajó a Estados Unidos llevando consigo un cuaderno de notas que le había regalado su hija, el cual más tarde se convertiría en su obra ‘Cuadernos de todo’. Durante su estancia en el país, escribió ‘Caperucita en Manhattan’, una obra pensada principalmente para el público joven.
Sus obras, se caracterizan por una prosa cuidada y una profunda exploración de la condición humana, abarcó géneros como la novela, el ensayo y la literatura infantil. Entre sus libros más emblemáticos se encuentran ‘Entre visillos’, con el que ganó el Premio Nadal en 1957 o ‘El cuarto de atrás’, con el que fue la primera mujer en ser galardonada con el Premio Nacional de Narrativa en 1978. Su estilo narrativo, a menudo introspectivo y cargado de simbolismo, la convirtió en una voz imprescindible de la literatura en español.
La reinterpretación de un clásico
‘Caperucita en Manhattan’ es una reinterpretación del famoso cuento de Caperucita Roja de Charles Perrault y es un claro ejemplo del poder de la ficción como espacio seguro, como refugio ante la adversidad. La historia sigue a una joven llamada Sara Allen, una chica de 17 años que vive en Manhattan, Nueva York, y que se siente atrapada entre su vida rutinaria y las expectativas sociales. Un día se escapa de casa para visitar a su abuela, una antigua cantante de music hall y se pierde en un viaje atemporal por diners, rodajes de cine y Central Park.
En lugar de enfrentarse a un lobo en el bosque, Sara se encuentra con una serie de personajes que representan la complejidad de la vida urbana y las tensiones entre la tradición y la modernidad. La obra está impregnada de reflexiones sobre la identidad, la libertad personal y la búsqueda de sentido en un entorno tan inmenso y cambiante como es la ciudad de Nueva York. El hecho de que se trate de una adolescente que transita por los laberintos urbanos de la ciudad que nunca duerme nos muestra el desencanto y la alienación que sienten muchos jóvenes en la sociedad contemporánea, inmersos en una ciudad que no parece ofrecer respuestas.
A lo largo de la representación también se habla de diferentes temas como la madurez, el paso del tiempo, y las relaciones familiares y sociales. La historia también juega con la idea de la fantasía y la realidad, reflejando las inquietudes de una juventud que busca su lugar en un mundo que parece incierto y fragmentado.
Una producción multigeneracional
La obra, dirigida por Lucía Miranda, cuenta con un elenco de gran talento encabezado por Carolina Yuste, nominada al Goya a Mejor Actriz por su papel protagonista en ‘La Infiltrada’, junto a Mamen García, Carmen Navarro y Miriam Montilla. A lo largo de la función, las cuatro actrices, acompañadas por un músico en escena, dan vida a una veintena de personajes, demostrando una gran versatilidad.
Sin embargo, la adaptación teatral podría resultar desafiante para ciertos espectadores, especialmente aquellos que buscan una narrativa más lineal. La transición de la novela al escenario conlleva modificaciones que, en algunos momentos, pueden restar profundidad literaria y emocional a la obra original de Gaite. Además, la estructura fragmentada y la pérdida de parte de la introspección de la protagonista pueden dificultar la inmersión en la historia.
Uno de los aspectos más cuestionables de la puesta en escena son los números musicales, que no terminan de encajar con el tono general de la obra y llegan a romper la atmósfera en ciertos momentos. No obstante, el montaje compensa con guiños contemporáneos y gags bien logrados que conectan con el público, logrando momentos de frescura y cercanía. Igualmente, destaca el vestuario, ideado por Anna Tussel y que cuenta con un diseño de Ágatha Ruiz de la Prada
En Madrid, las funciones han agotado todas las localidades, pero la producción iniciará una gira por España a partir de marzo. Además, en el marco del centenario de Carmen Martín Gaite, el Teatro de La Abadía estrenará próximamente sobre las tablas ‘El cuarto de atrás’, con Emma Suárez y dirección de Rakel Camacho, así como la lectura dramatizada de ‘El otoño de Poughkeepsie’.