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Cultura

Camela, la alegría popular que se impuso al clasismo

El pop no se vive igual en todos los sitios del mundo. Una buena historia para ilustrar la diferencia ocurrió en México en agosto de 2016, cuando falleció el legendario cantante y compositor Juan Gabriel, sumiendo a las clases populares en una pena profunda. Durante esos días de luto nacional, el intelectual Nicolas Alvarado, director del canal de televisión de la UNAM (universidad de México), tuvo la ocurrencia de escribir estas líneas en el diario 'Milenio': “Me irritan sus lentejuelas, no por jotas sino por nacas, su histeria, no por melodramática sino por elemental, su sintaxis no por poco literaria, sino por iletrada”. La expresión “joto” es equivalente a nuestro “marica”, mientras que “naco” se podría traducir por “choni”. Esta gracieta clasista, habitual en ambientes ‘cool’ españoles, generó en México tal rechazo que Alvarado tuvo que dimitir de su puesto. ¿Se imaginan al rector de la Complutense renunciando a su cargo por un comentario elitista contra Camela? El castigo sin duda fue exagerado, pero nos sirve para calibrar la intensa conexión vital que siente la mayoría de los oyentes mexicanos con las canciones que les hacen compañía en sus subidones sentimentales y sus reveses cotidianos. Allí la música popular no es solo un decorado para ambientar, sino algo inseparable de la vida. Así lo ven también la mayoría de los fans de Camela, uno de los grupos más queridos del pop español. Más abajo en este texto hay un vídeo de su primera visita a Chile en 2001 que da una idea del fervor que son capaces de despertar.

Arropados por todos

Durante muchos años, Camela sufrieron el desprecio de la critica especializada. Se les comparaba con los ‘gitanos de la cabra’, se rebautizaba a Dioni Martín como “Choni” y se bromeaba con que hacían música para atracar gasolineras. Vendieron un millón de copias de su primer trabajo, ‘Lágrimas de amor’ (1994), pero todavía nadie les ha dado un premio. “Siempre decimos que nos ha salvado el cariño de la gente, ellos son nuestro Grammy desde el primer día”, apunta Ángeles Muñoz. Por suerte, esa etapa de estigmatización quedó atrás y ya disfrutan del respeto de la prensa, de la industria y de sus compañeros de profesión. Lo confirma 'Rebobinando', un disco donde el plato fuerte son sus éxitos en formato dueto para celebrar su 25 aniversario. Allí comparten micrófono con estrellas de la talla de Alaska, Juan Magán, Medina Azahara, Pitingo y ‘Josemi’ Carmona, entre muchos otros. “También estuvo a punto de participar también Alejandro Sanz, pero saca álbum propio un mes después del nuestro. El suyo incluye colaboraciones, así que aparecer aquí hubiera podido crear confusión. Por lo menos, nos ha dejado un solaudo muy bonito en el documental que hemos incluido en este trabajo”, explica Ángeles.

Para entendernos: Camela son una especie de versión tecnopop de los Ramones. Dieron muy pronto con una fórmula perfecta, que les sigue funcionando un cuarto de siglo después. Su trayectoria no presenta una gran evolución, más allá del envoltorio y los detalles. “Hombre, cuando cantamos sobre enamorarte a través de un chat sabes que esa canción no puede ser de las primeras, ya que no había tanto Internet. Además, también se puede adivinar el año por el tipo de arreglos electrónicos que utilizamos”, precisa Ángeles. A pesar de todo, lo que se pide a Camela es que sigan siendo Camela. "Algún fan tenía miedo de que haciendo duetos perdiéramos algo de nuestra esencia, que nos fuéramos demasiado al terreno de los invitados, pero las primeras reacciones están siendo entusiastas. Quedamos con treinta seguidores para ponerles las canciones y salieron encantados", recuerda Dioni.  La celebración de las bodas de plata del grupo incluye también dos conciertos masivos: el primero, en el Palacio de los Deportes de Madrid (12 de abril) y el siguiente en el Sant Jordi Junior de Barcelona (31 de mayo).

"Tras la crisis de 2008, Camela rebajaron su tarifa habitual para no perder contacto con sus fieles. “Nos apretamos un poco el cinturón, como todo el mundo”, remata Dioni".

“Ya hemos tocado en sitios más grandes: las Fallas de Valencia en 1997, la playa de Poniente en Gijón en 2010 o estadios deportivos en Chile, que es nuestra segunda casa. Lo que me hace ilusión de estos conciertos es que es un gran recinto cerrado, con lo cual la música se hace más intensa y cuando cantas todo el público a la vez se hace más emocionante”, confiesa Ángeles. “En todo caso, nosotros seguiremos tocando en recintos pequeños porque nos gusta ir donde está nuestro público. Siempre hemos mantenido un caché razonable para que cualquier pueblo, incluso cualquier pedanía, nos pueda llevar a sus fiestas. También nos gusta que las salas medianas puedan contratarnos, incluso si el aforo es de 800 o mil personas. Somos del pueblo, de la gente”, añade Dioni. Tras la crisis de 2008, Camela rebajaron su tarifa habitual para no perder contacto con sus fieles. “Nos apretamos un poco el cinturón, como todo el mundo. Seguimos yendo donde nos llamasen. Eso puede suponer una paliza para nosotros, pero también nos da alegría de vivir”, remata. "Lo único que nos disfrutamos es cuando un promotor pone el precio de la entrada demasiado alto. Somos gente normal que hace música para la gente normal", resume Ángeles.

https://youtube.com/watch?v=ssxD8WALw0w%3Fstart%3D67

Ni poliamor ni zonas VIP

Sin duda, la cercanía es uno de los grandes secretos del grupo madrileño. “Recuerdo cuando se puso de moda hacer ‘meets and greets’, que consisten en ofrecer a los fans entradas más caras que incluyen la posibilidad de saludarte y hacerse unas fotos contigo después del concierto. Algunos promotores lo probaron y yo les advertí que tuvieran cuidado, que los compradores se podían mosquear, ya que nosotros nos tiramos dos y hasta tres tres horas después de cada concierto firmando, haciéndonos fotos y hablando con cualquiera que nos lo pida. No podríamos distinguir entre fans que tienen dinero y fans que no. Nuestro puesto de ‘merchandising’ lo lleva mi hijo y solemos acercarnos a firmar camisetas y lo que nos pidan. Poco a poco, los promotores se dieron cuenta que lo de cobrar por un ’meet & greet’ de esos no podía funcionar con Camela”, explica Dioni. El dúo se muestra especialmente orgulloso de haber renovado su público. “Nuestros primeros fans, que ya pasan de los cuarenta, siguen viniendo a los shows, pero ahora con su pareja y sus hijos, que se saben las canciones mejor que los papás. Algunas veces, Ángeles echa un vistazo a la pista y me dice que tenemos para otros diez o quince años más de conciertos”, celebra.

" Cada uno que tenga la vida sentimental que quiera, pero si no hay romanticismo para mí no va a ser igual”, resume Ángeles Muñoz, cantante y compositora del grupo"

Otra de sus grandes bazas son unas canciones de amor desarmantes. Sus letras suenan sencillas, sinceras y vulnerables. Es complicado que cualquier ser humano no haya pasado por situaciones como las que describen “Nunca debí enamorarme”, “Cuando zarpa el amor” y “Sueños inalcanzables”, entre muchas otras. Les pidió su opinión sobre el actual cuestionamiento de los llamados ‘mitos del amor romántico’, supuestamente opresivos y que impiden la felicidad. “Cada uno que haga y piense lo que quiera, pero si en una relación no hay romanticismo para mí no va a ser igual”, resume Ángeles. Menciono después la moda del ‘poliamor’ y  me piden que les explique en qué consiste. Es la primera vez que escuchan la palabra. “Está bien que la gente se acueste con quien quiera y tenga las parejas que considere necesarias, simultáneas o no. Eso ha pasado siempre. También hay que celebrar que ya no se llame ‘perdida’ o ’puta’ a cualquier mujer que se acueste con más de un hombre. Cada uno que utilice el enfoque que le haga feliz, el nuestro es el de toda la vida”, señala Dioni.

Veinticinco años después de su primera casete, nadie duda de que Camela son grandes clásicos del pop en español, a la altura de Los Chichos, José Luis Perales o Mecano. Hicieron casi todo el camino cuesta arriba, pero ya están en el sitio que merecen. Además, siguen trabajando como siempre: tienen cerrados 45 conciertos para este año y esperan llegar a los cerca de los 70 que ofrecieron en 2018. Hay Camela para rato y eso es buena noticia.

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