Quantcast

Cultura

Pucho se va al Caribe (envuelto en la rojigualda)

Nueve millones de visualizaciones en solo cinco días, con entrada en las listas globales de Spotify. La cifra confirma a Antón Álvarez Alfaro, alías C. Tangana (Madrid, 1990), como lo más cercano a una estrella que ha tenido la escena española del trap, un género de música urbana donde se mezclan rimas sobre drogas, depresión y desamores, todo envuelto en una estética de delirio consumista.

El videoclip con el que triunfa se titula “Tú me dejaste de querer”, donde la gran atracción es una doble de su exnovia, Rosalía, por la que Tangana se pasa el vídeo sufriendo, menos en el momento de subidón en el que baila en batín en la suite de su hotel. Cada ingrediente está cuidadosamente calculado para despertar el morbo de sus seguidores, cultivar su imagen de ganador o sumar puntos de credibilidad callejera. Unas veces lo consigue y otras no, pero a estas alturas quedan pocas dudas de que estamos ante un artista que ha creado una conexión muy especial con su público, cuyo grueso son millones de mileniales que consideran su personaje tan importante o más que sus canciones.

Musicalmente,  el tema no inventa nada, pero te lo pone muy fácil para disfrutarla. El gancho principal es un ritmillo de bachata, presente en casi todas las canciones del género, pero que aquí sirve para refrescar el tono bajonero de la canción. Quien disfrute el alegre repiqueteo (tirirí-ti-tiri) encontrará montañas de recursos similares en los repertorio de clásicos como Romeo Santos y Luis Miguel del Amargue. Como en el caso de Diplo, el DJ que mejor se ha aprovechado de las creatividad de los guetos latinos, aquí se usa la estrategia del ‘corta y pega’ sonoro para animar esquemas del pop occidental, bastante mustio desde los dosmiles. La canción recurre a una fórmula clásica: letra de desamor con un contrapunto eufórico. Por cierto, hay una polémica naciente en redes que puede traer cola legal: las similitudes del estribillo con el clásico cumbiero "Los caminos de la vida". Escuchen y juzguen: me escribieron un par de productores de renombre para comentármelo.

¿Qué aporta?

La estrategia comercial de Tangana es totalmente legítima, pero plantea preguntas artísticas; por ejemplo, si Tangana aporta algo a la música caribeña o se queda en la tradición hispana de grupos como Café Quijano, Jarabe de Palo y Guaraná. En realidad, la respuesta es que ni lo uno ni lo otro, sino que más bien se trata del típico bricolaje ‘posmo’ al estilo de grupos como Fangoria o Pet Shop Boys, cuyo rasgo personal es esa voz atrayente y a la vez irritante, en la onda de David Summers de Hombres G.

Mientras Podemos y Más País consideran la bandera imposible de resignificar, Tangana lo consigue de la manera más natural del mundo

Recordemos que en España la música caribeña no se populariza con la llegada masiva de migrantes, que fueron desechados culturalmente, sino con la fiebre de los ‘resorts’ para la clase media de operadoras como Viajes Halcón. En ese sentido, “Tú me dejaste de querer” es el reverso discotequero de campañas noventeras como “Curro se va al Caribe”, fantasías de escape con playas, palmeras, hoteles de cinco estrellas y amores tan intensos como torturados.

[singular-iframe src='https://www.youtube-nocookie.com/embed/SFD58FP7mpE']

El artista se refiere a la canción como “la rumbachata”, mezcla de rumba y bachata. Uno de los invitados es el Niño de Elche, deconstructor del flamenco con una voz poderosa, pero ampliamente cuestionado por la mayoría de aficionados. Con él ya colaboró en “Un veneno”, otra canción de sonido rumbero que recordaba a la receta de El Chaval de La Peca, que triunfó en los años noventa con una personaje que podría ser la versión ‘antifashion’ de Tangana. La otra invitada, más relevante, es La Húngara, reina del pop gitano con un estilo propio en el cruce de caminos de Camela y Las Grecas.

Los fans se han quejado de que la participación de La Húngara es mínima, la justa para hacer ver que Pucho está con el barrio (como sus recientes tuits de homenaje a Parrita, gigante de la balada flamenca que falleció hace unos días). Se añaden un par de ráfagas del estribillo de “Son Ilusiones”, de Los Chichos, por si alguien no tiene cultura pop suficiente para pillar el guiño de La Húngara. Aunque pueda parecer que usa a la artista como un complemento más, igual que luce un reloj o alquila un cocodrilo para una sesión de fotos, hay que celebrar el viraje desde los referentes estadounidenses -su antigua obsesión con Drake- para atander a la rica historia del pop nacional.

La batalla de la bandera

Otro momento comentable es el cierre del vídeoclip con una imagen de una rojigualda tamaño XXL, probablemente la de la Plaza de Colón de Madrid. Tangana ha dejado claro en Twitter su deseo de que contribuir a que la bandera deje de ser un símbolo relacionado solo con la derecha. Mientras partidos como Podemos y Más País consideran la rojigualda imposible de resignificar, una de las mayores estrellas pop del país -de mentalidad abiertamente progresista- lo ve como la cosa más natural del mundo. ¿Cómo es posible un desacuerdo de semejante magnitud? No podemos descartar que en las burbujas izquierdistas madrileñas se confunda la opinión de tu entorno social con la realidad nacional. Nada nuevo bajo el sol.

Tangana se ha zambullido en una renovación de la estética pop patrio, desde la meseta segoviana en “Demasiadas mujeres” hasta ondear la bandera en el vídeo más exitoso de su carrera. Apoyado en el enfoque cultural de la movida, devuelve al primer plano las lógicas audiovisuales de los ochenta, de las que parece que el público nunca se cansa (unos porque les resulta familiar y otros porque no habían nacido y las descubren ahora). Con un pie en Almodóvar y otro en la mirada publicitaria tipo Risto Mejide, Tangana se ha construido un trono pop del que ahora mismo nadie parece capacitado para bajarle.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.