"Boyero solo hay uno. Y, por suerte o por desgracia, soy yo". El crítico de cine más odiado y al mismo tiempo más seguido de la prensa generalista española ha publicado unas memorias en las que repasa su amor al cine y sus casi 50 años en los medios, su alergia a las nuevas tecnologías, sus desencuentros con Pedro Almodóvar, su posición respecto a la vida política, y en las que también responde a quienes en los últimos tiempos han cargado contra su manera de entender las películas que se ruedan en el presente.
No sé si me explicó (Espasa), título de este libro, que cuenta con la colaboración de su compañero y amigo Borja Hermoso, habla de varias drogas, de las que le destruyeron y le llevaron a estar internado en varias clínicas de desintoxicación, pero también de su favorita, el cine, esa que "no deja resaca" y que coloca a la altura de las cosas que más le han marcado en la vida, como son su madre, las mujeres, sus amigos o las "sustancias problemáticas".
La sinceridad, el descaro y la ausencia de filtros que caracterizan sus textos son también el sello de estas páginas, en las que no se muerde la lengua. Así, critica los festivales, de los que se ha despedido, y que encarnan algunos de los aspectos que menos le gustan: "múltiples excentricidades y gilipolleces con pretensiones", así como "cuotas" en las que no cree.
Boyero también hace referencia al documental que le dedicaron Juan Zavala y Javier Morales, El crítico, presentado en el Festival de San Sebastián y en el que participaron algunos de sus amigos, a quienes también hace referencia en varias de las páginas de estas memorias (Fernando Trueba y Antonio Resines) así como varios periodistas que cuestionan sus viajes por festivales -y a los que contesta-, y recuerda el año en el que pidieron su "cabeza" en una carta firmada por varios críticos y cineastas, entre ellos Víctor Erice. "Sigo resistiendo", presume esta firma de El País, que, a pesar de todo, no se considera un "crítico de cine".
"Sus cambios vergonzosos de opinión con respecto a lo que había declarado tan solo meses atrás en relación a variados temas, pero sobre todo el de la amnistía, los encuentro lamentables" Carlos Boyero, crítico de cine
En este libro, Boyero habla también de su postura política, una de las dimensiones probablemente más desconocidas de este crítico de cine, en un capítulo en el que confiesa que nunca ha votado, a pesar de haber estado a punto en alguna ocasión, como le ocurrió con Podemos tras el 15M. "Me tragué la patraña, aquello que decían de que las cosas podían cambiar", admite Boyero, que de haber nacido en Estados Unidos cree que habría tenido la tentación de votar a Obama, de quien admira su cultura, saber estar y el milagro que encarna por haber ocupado el "trono" en "un país plagado de racismo".
Por ello, rechaza cualquier paralelismo con el presidente del Gobierno español y, si bien reconoce que todos los políticos son actores, no le coloca en el mejor escenario o plató. "A Pedro Sánchez solo me lo imagino en el cine o en el teatro más cutre e impostado", señala sobre el jefe del Ejecutivo, en quien encuentra "la desvergüenza absoluta, la mentira y la capacidad de manipulación". "Sus cambios vergonzosos de opinión con respecto a lo que había declarado tan solo meses atrás en relación a variados temas, pero sobre todo el de la amnistía, los encuentro lamentables", señala en estas páginas que recoge Vozpópuli.
Boyero y Almodóvar
No coge a nadie por sorpresa el segundo capítulo de No sé si me explicó, titulado "¿Qué he hecho yo para merecer esto?" y dedicado a Almodóvar, en el que se despacha a gusto sobre el director manchego. "Es un verdadero especialista en escenas bobas y en hacerme sentir vergüenza ajena", afirma Boyero sobre un cineasta al que, si bien no aborrece por completo (alaba películas como Mujeres al borde de un ataque de nervios o Volver) ve cercano a las modas e incluso le considera "el emperador del marketing" porque, tras la "locura" y el "desenfreno" opina que solo hay un "cine enormemente calculado e impostado".
"Además de ser un prescindible director de cine, Pedro Almodóvar es un tipo deshonesto" Carlos Boyero, crítico de cine
Boyero reconoce que no aguanta su cine, "cada vez más ampuloso, más pretencioso", y que Almodóvar tampoco lo aguanta a él, y aprovecha estas páginas para repasar las ocasiones en las que pidió su "cabeza" en los medios en los que ha escrito por escribir opiniones que el cineasta no encajó del todo bien, según cuenta. "Además de ser un prescindible director de cine, Pedro Almodóvar es un tipo deshonesto", asegura.
Este crítico de dice se refiere a él como "hombre de excesos", y dedica un capítulo a hablar un rato sobre esa faceta: las drogas. Fumador empedernido desde los 10 años, empezó a beber a los 12 y ya en la edad adulta se convirtió en un cocainómano que visitó centros de desintoxicación hasta en cuatro ocasiones. "Debo de tener una mala salud de hierro", bromea tras recordar que ha llegado a cumplir los 70 años.
Boyero asegura que aunque ha sido un "desastre" en muchos terrenos, nunca ha traicionado a un amigo. Es en este capítulo donde el lector descubre la cara más amable de este crítico que a menudo se muestra cascarrabias. Las veladas con los amigos y con los hijos de sus amigos son, según confiesa, lo que más feliz le hacen en el mundo. "Me siento protegido, entretenido y querido", afirma sobre la compañía de Oti Rodríguez Marchante y du familia. De hecho, confiesa que vive con "una depresión que, en momentos concretos, con los amigos sobre todo, se diluye y queda aparcada".
