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Cultura

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Bola de nieve: nacido hace ciento diez años, protegido por Changó

Temporada de aniversarios para el mito musical cubano, que nació el 11 de septiembre de 1911 y falleció un 2 de octubre del 71, hace medio siglo

En julio de 1997 se inauguraba la VI edición del Festival Internacional de las Culturas Pirineos Sur en el pantano de Lanuza (Huesca). El artista elegido para la inauguración fue el conocido en Cuba como “el mensajero de los dioses y la sangre”, su nombre, Lázaro Ros (1924-2005), akpwon (cantante) de música lucumí o arará. Viajamos juntos a la localidad oscense departiendo sobre la diversidad de la música cubana. En los últimos años, yo había estado viajando en varias ocasiones a la Isla buscando materiales y artistas que vieron la luz en La Sonora Cubana (Virgin-EMI). Ros me hizo variadas recomendaciones, una de ellas, que no dejará de visitar Guanabacoa, me quedó especialmente grabada.

En el siguiente viaje que hice a Cuba, cruzamos en barquita la Bahía de La Habana dirigiéndonos a Regla y Guanabacoa, localidades separadas por apenas tres kilómetros, donde la santería, culto afrocubano que sincretiza la religión y cultura yoruba con el cristianismo católico, es la protagonista. Durante años se consideraron a estas poblaciones como embrujadas por sus rituales. No es de extrañar que allí nacieran tres de las personalidades más relevantes de la Isla musicalmente hablando: Ernesto Lecuona, Rita Montaner 'La Única' y Bola de Nieve. No es ninguna anécdota: Helio Orovio, uno de los más valorados musicólogos cubanos, ha manifestado siempre la trascendencia cultural de la localidad.

El 11 de septiembre de 1911, en el número 32 de la calle Máximo Gómez, nacía Ignacio Jacinto Villa Fernández, más conocido como Bola de Nieve, en una casa que por su amplitud se podría asemejar a un palacio. Hijo de un respetado cocinero y de Inés, contadora de historias, organizadora de tertulias, de encuentros familiares y vecinales –incluyendo una comida dominical para toda la comunidad–, que solían acabar en notables fiestas y bailes de rumba hasta la madrugada, al igual que los grandes encuentros gitanos que cierran al amanecer. Aunque su base es autodidacta comienza a estudiar música con diez años en la escuela y banda de música local, asistiendo a clases de solfeo y piano en el conservatorio. Contribuye a la economía familiar con pequeñas actuaciones en teatros de variedades, formando parte de la Orquesta Gilberto Valdés en el Club La Verbena en Marianao.

De Rita Montaner a Concha Piquer cantando en catalán

Rita Montaner, la primera mujer en cantar en la radio cubana, le escucha cuando actúa como pianista acompañante en el Salón Biltmore del Hotel Sevilla, invitándole a acompañarla en sus presentaciones. Lo hace ante más de cuatro mil personas en el Teatro Politeama de Ciudad de México. La Única le “obliga” a hacer temas en solitario, dándole a conocer con el nombre con el que todos le recordamos, Bola de Nieve, por su cabeza tan rapada como negra. Ya en la infancia le llamaban Bola de Fango y Bola de Trapo por su semejanza con un personaje popular de la época, denominación que no debía agradarle; según varias referencias tuvo más de un altercado por este motivo.

Tras aquel éxito, viajan a Estados Unidos para regresar de nuevo a la capital azteca donde empieza a colaborar con Ernesto Lecuona, prologándose de esta manera la relación entre músicos de Guanabacoa, invitándole a presentarse en los teatros habaneros El Principal de la Comedia y Campoamor –un Bola conocido en México prácticamente inédito en su país–, mostrando sus habilidades al piano con la música clásica, tradicional, jazz, blues, popular… convirtiendo las teclas en tambor al interpretar mambos, boleros, incluso filin… Juntos en compañía de Esther Borja –que se refería a él como “negrito gordito que tocaba el piano muy bonito”– y Ernestina Lecuona, viajan por toda América Latina.

Murió durante un viaje a Perú que le recomendaron no hacer y Nicolás Guillén leyó las palabras de despedida de su funeral en Guanabacoa

En 1946 Concha Piquer, en el mejor momento de su carrera, le conoce en el famoso cabaré Tropicana de La Habana, —“Negro te llevo a España”. Manda fabricar un piano y le incorpora a su compañía al año siguiente. El biógrafo Jesús García de Dueñas, autor del artículo Bola de Nieve. Un 'diseur' de raíces afrocubanas, cuenta que la valenciana era la artista que el cubano más admiraba: “En España, el siglo XX no ha dado nada mejor. El cuplé murió cuando se retiró. Para salir a escena no necesitaba ni un diamante, ni un brillante, pero el cuplé lo exige. Padezco verdadero fanatismo por Concha”.

Tras su estancia española se reincorpora a la compañía de Lecuona, viajando por Europa y Estados Unidos. En el Carnegie Hall neoyorquino presenta en solitario el espectáculo Snow Ball. Viaja a Francia triunfando en la parisina Chez Florence, le comparan con Maurice Chevalier y Nat King Cole, algunos lo señalan como el Louis Amstrong cubano. “Fantastique. Personne la joue comme lui / Fantástico. Nadie la toca como él”, comentó Edith Piaf después de escuchar su versión de “La vie en rose” en perfecto francés, idioma que hablaba estupendamente al igual que catalán, como muestra “Lo desembre congelat”, además de inglés, chino, italiano, portugués y español.

En 1957 viaja nuevamente a Europa. A finales de año pasea por la Gran Vía madrileña acompañado del brazo de Maruja González, mientras Miguelito Valdés Mr. Babalú, triunfa en la Sala Villa Rosa y Olga Guillot se anuncia en Pasapoga. En la capital graba para Montilla Records temas como “Tú me has de querer”, “No te importe saber” o “Espabílate”. Nestor Proveyer, exvicepresidente de la discográfica estatal cubana EGREM, nos comenta desde Miami: “no grabó casi en Cuba, solo un disco. El primer elepé lo hizo en España, los demás para RCA-Victor en México”. Otras versiones indican que su primer elepé es mexicano, acompañado por la Orquesta de José Sabre Mallorquín. Más información fiable: Ramón Fajardo Estrada en Déjame que te cuente de Bola (Ed. Unión, La Habana, 2005), reseña que grabó en España (1947), coincidiendo con su etapa en la compañía de Concha Piquer, “El Dulcero”, “Chivo que rompe tambó”, “Mesié Julián” y “Drume negrita”, aunque su primera noticia discográfica aparece con la Orquesta Havana Cuban Boy en 1933.

Marxista, yorubista, fidelista

El triunfo de Fidel Castro le pilla en el extranjero, regresa, postulándose como ferviente seguidor del nuevo giro emprendido en el país. Desde Barcelona Iván de la Nuez, ensayista y crítica de arte cubano autor de La Balsa perpetua y Cubantropía, comenta “se trata de un artista admirado en Cuba y en la diáspora, y eso que su alineamiento con la Revolución fue explícito”. Algunos le han calificado como “marxista, yourubista, fidelista”, Bola manifestó en su propia voz: “Soy cubano, fidelista. Mi mamá fue comunista pero yo nunca había leído un libro sobre marxismo. Yo era así, como te digo, pero cuando volví a Cuba me di cuenta que la Revolución, era lo que yo siempre había soñado”. De la Nuez añade “fue también un negro gay que triunfó en una República, una Revolución y una comunidad marcadas por la homofobia”. Ser negro y homosexual puede ser uno de los motivos de su escasa presencia en la prensa cubana del espectáculo.

La relación con España es intensa, desde discos de Martirio y Chano Domíngez hasta bandas sonoras de Almovódar

Ojeando la casi la totalidad de los números de la revista Show, la más importante de la farándula cubana entre 1954 y 1963, solo hay un reportaje destacable sobre su persona realizado en México, que junto a pequeñas reseñas locales e internacionales son el escaso material que se ha publicado, siendo en las ondas más visible. En la emisora Cubana CMQ, tenía su propio programa con música e invitados en directo, contando entre otros con la gran bolerista Pilar Morales, primera mujer de Tete Montoliu. En los sesenta forma parte de las delegaciones oficiales del país. El escritor Reinaldo Arenas, en su autobiografía Antes de que anochezca –versión cinematográfica protagonizada por Javier Bardem–, le califica como “calestero del Partido Comunista”.

En 1965 reabre en La Habana el restaurante Monseigneur, donde actúa regularmente, hasta el punto de ser conocido como Chez Bola. Todas las medianoches del 26 de julio –fecha del asalto (1953) al Cuartel Moncada en Santiago de Cuba por Fidel Castro–, participa en un concierto en el Teatro Amadeo Roldán. En el mismo escenario interviene en Homenaje a Rita Montaner el 20 de agosto de 1971. El 12 de septiembre, un día después de su cumpleaños, actúa por última vez en la televisión en el programa Álbum de Cuba que conduce Esther Borja. Muere el 2 de octubre en Ciudad de México de un ataque al corazón, estando en tránsito hacia Lima donde Chabuca Granda y otros amigos peruanos le estaban organizado un homenaje. Personas muy cercanas le recomendaron no realizar el viaje ante los problemas de salud que padecía. En Guanabacoa es enterrado tres días más tarde, “se nos fue el negro” comentan los vecinos. Nicolás Guillén leyó las palabras de despedida.

La manera de decir las canciones

Demetrio Muñiz, integrante de Buenavista Social Club y director musical de Ibrahim Ferrer, nos dice que “no le conocí personalmente, fue todo un personaje, el tiempo le ha hecho justicia. En su momento creo que fue más apreciado fuera de Cuba que dentro, aunque siempre tuvo su público que lo siguió y respetó. Su manera de 'decir' las canciones y acompañarse al piano fue única, sus composiciones han pasado la prueba del tiempo, no hubo (ni ha habido) otro como Bola de Nieve”.

Erick Iglesias Rodríguez, conocido como Cimafunk , artista que está revolucionando la música de la isla, nos comenta: “Conozco su música desde hace mucho tiempo. En casa siempre que salía por televisión todos nos quedábamos quietos mirando y escuchando. Para mí es uno de los intérpretes más letales y originales de todos los tiempos, como compositor… una locura de canciones, los textos, las melodías…. es algo de otro lado. Todo el mundo conoce su música, las nuevas generaciones no están al tanto, pero de mi generación para arriba… todos le conocemos, especialmente después que Pancho Céspedes y Gonzalo Rubalcaba lanzaron la obra maestra Con el permiso del Bola”.

Además de grabar entre nosotros y acompañar a doña Concha, la relación de Bola con España es amplia. Pedro Almodóvar incluyó “¡Ay, amor!” en La flor de mi secreto. Los títulos de crédito de La ley del deseo se acompañan de “Déjame recordar”, interpretando el tema compuesto por José Sabre. En 2003, José Sánchez-Montes dirigió el documental Bola de Nieve que se puede ver en Filmin, siendo responsable musical Jordi Sabatés. “Fue un tiro al vacío” comenta el músico catalán, “no tenía ni idea de quién era, conocía a Ignacio Cervantes, Lecuona, Bebo, la música clásica cubana. Sánchez-Montes al que me unía una gran amistad tras participar en De Granada a la luna (1998), con motivo del centenario del nacimiento de Lorca, me pidió composiciones propias que reflejaran la imagen, cara, fuste y espíritu de Bola”. De aquel trabajo más adelante vio la luz Jordi Sabatés rinde homenaje a Bola de Nieve, singular concierto-audiovisual.

Tras quince años sin publicar juntos, Martirio y Chano Domínguez grabaron A Bola de Nieve (2019), tercer disco en común. La onubense le considera “llave maestra en la búsqueda de la música de verdad, tanto para tocar, como para interpretar. Desnudez, profundidad, conocimiento, verdad, maestría. Música con mayúsculas para sentir”, exponiendo su acercamiento a la música del cubano: “Chano lo escuchó por primera vez en Colombia hace 25 años, preguntó fascinado quién acompañaba al piano a esa voz, al decirle que era el mismo intérprete, alucinó con él, desde entonces le tiene veneración. A mí me lo enseñó Mario Pacheco en el 88, regalándome un LP que había sacado Nuevo Medios, me dijo: escucha esto que tiene que ver contigo, así ha sido desde entonces. A los dos nos fascina la manera de interpretar y hacer suya cualquier canción de su maravilloso repertorio, cómo es de virtuoso y vehemente al piano, cómo canta con el alma, sin alardes ni adornos, directamente al corazón con una verdad, una tristeza y una alegría que llenan el alma”, concluyendo: “Bola es atemporal, de importancia y reconocimiento mundial. Nos ha dejado su música para siempre, para aprender y para acompañarnos en el crecimiento musical y espiritual. Por eso queríamos hacer nuestro homenaje llevando sus canciones a nuestro compás, para que se conociera más por las nuevas generaciones”.

Changó bendito

Para Juan Pablo Silvestre, responsable de Mundo Babel, uno de los programas más singulares de Radio 3, se trata de “un showman, un negro entertainer al piano, un diseur con encanto de vocecilla atiplada y personal, que desde el Tropicana recorrió el mundo elegante de una época. Un mundo al que añadió repertorio variopinto con su personal crossover. Caja de las esencias de una minoría cada vez más escasa –más valiosa, por tanto–”. José Manuel Gómez, Gufi, autor de Tribulaciones de un DJ Flamenco y de La guía esencial de la salsa, al que podemos escuchar en Radio Gladys Palmera, apunta: “Bola de Nieve es un cruce de caminos entre el blanco y el negro, entre los masculino y lo femenino, entre ser transformista y ser queer, entre el compositor y el entretenedor, entre el jazz y la música cubana, entre Lope de Vega y Jacques Brel, entre Camilo José Cela, que glosó su disco español editado en Nuevos Medios, y Truman Capote que murió ignorante de lo que se estaba perdiendo. Bola es divino y extremadamente cursi, un diablo”, recuerda Vozpópuli.

En una de sus canciones más conocidas, “Mesié Julián”, original de Armando Oréfiche, cantaba “Yo soy negro, social, intelectual". Era lo que cantaba, como bien saben los vecinos de Guanabacoa, asegurando que el genial músico tenía como ángel de la guarda a Changó (Santa Bárbara). Todos los 24 de enero, los intrigantes de la Cofradia de hijos de San Antonio de su localidad natal acuden en peregrinación hasta su tumba, seguramente escuchando “Es tan difícil” , grabada en 1960 y que algunos atribuyen, erróneamente, a John Lennon. Como cualquier genio, la leyenda forma parte de su vida.

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