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Cultura

Novela de la semana

Alfonso J. Ussía: “Antonio Vega tuvo varios ángeles de la guarda"

‘Vatio’ describe un viaje al submundo de las drogas como escudero del gran mito del pop-rock español

Es una trama eléctrica, de ‘thriller’, que en muchos momentos contagia la sensación de estar al lado de los protagonistas. Se titula Vatio (Coba fina), lo ha escrito Alfonso J. Ussía -hijo del famoso periodista- y tiene el pulso inconfundible de quien ha experimentado los conflictos que se narran, en un Madrid que muta a velocidad trepidante durante el cambio de milenio. Ussía comparte con los lectores sus años como asistente y amigo de Antonio Vega, autor de algunas de las cabciones más bellas y vulnerables de la historia del pop-rock español.

Su trabajo consiste en acompañar a la estrella durante las giras, asegurándose de que no le faltase de nada, misión que incluye escoltarle a los poblados de la droga donde conseguía las elevadas dosis de cocaína y heroína . Las sustencias calmaban su adicción, cada vez más visible en sus últimos años (hasta el punto de que Los Cuarenta Principales, en un arranque de autoritarismo, prohibieron a la discográfica incluir en los vídeoclips imágenes del Vega decadente, bajo amenaza de no emitirlos). La novela no se calla casi nada, pero huye del morbo toxicómano para centrarse en explicar cómo se pierde la inocencia y se ingresa en el mundo adulto.

Antonio Vega con el autor de 'Vatio'

Pregunta: ¿Hubo alguna reacción furibunda por el libro en el entorno del músico? Lo comento poqrque la documentalista Paloma Concejero tuvo serios conflictos con la familia de Vega por el documental Tu voz entre otras mil (2014).

Respuesta: Reacción furibunda ninguna, la verdad pesa sobre cualquier pataleta que estaría fuera de lugar. Yo no puedo dejar de contar todo lo que nos pasó porque fue tal cual y no hay que maquillar nada, ni para bien ni para mal. Por supuesto que se puede hacer muchísimo más hincapié en las cosas feas, morbosas y crudas, pero ni sería Vatio ni sería mi historia. Me dolió especialmente que alguno de su círculo cercano, de su banda en concreto, me pidiera que no hablara de la droga y demás, pero claro, a él no le apuntaron con una pipa en una chabola, así que deben respetar que Antonio no era de su propiedad ni mucho menos. 

Una de las escenas más tensas de la novela ocurre en las Barranquillas, dentro del búnker del clan de Los Gordos, cuando una deuda de droga del cantante está a punto de terminar con violencia. Vega está protegido por su fama, pero usted no, ya que los traficantes desconocen que su padre es un conocido periodista. ¿Por qué no utilizó ese comodín?

Claro que se me ocurrió sacarlo. De hecho, si la cosa se hubiese puesto más complicada, que estuvo cerca, probablemente le habría dicho ‘mira, como me pase algo vas a dejar de vender en toda España porque mi padre es mucho más famoso que Antonio Vega, cabrón de mierda’, pero el momento no daba para amenazas. Tenía que salir de ahí capoteando de otra manera y si mezclaba el nombre de mi padre, vete tú a saber si la deuda la hubieran ido a reclamar por ahí.

Antonio Carmona salvó a Vega de una situación complicada en las Barranquillas. ¿Por que le toco a él ese papel y no a otros de su círculo íntimo? ¿Miedo?

Más que no se atreverse a rescatarlo, el problema es que  lo habían hecho demasiadas veces antes. Piensa que un heroinómano es un enfermo que arrasa con todo con tal de conseguir ‘viruta’ para calmar su mono. La familia es la primera que sufre todo eso y de una forma salvaje. Por eso creo que no se debe decir que nadie quería, sino que ya todos se lo temían.

Por mucho que quieras a alguien, si está constantemente liándote, mangándote pasta, vendiendo cosas para conseguir caballo...llega un momento en que no puedes más", explica

 ¿Cómo estaban de hartos?

Antonio Vega tenía varios ángeles de la guarda: uno de ellos era Juan Tomás Tello, que removió Roma con Santiago hasta que conseguimos que Antonio Carmona se metiese a sacarle del pozo. Pero, de verdad, creo que su entorno tuvo una fase de saturación. Por mucho que quieras a alguien, si está constantemente liándote, mangándote pasta, vendiendo cosas para conseguir caballo, pues hay un momento dado que no puedes más y eso se convierte en una tara para ti de por vida. Demasiado han tragado, por eso llegaron a estar hasta los huevos y yo les entiendo. Pero ellos deben entender del mismo modo que Antonio, no sólo fue de ellos, también fue nuestro.

Otro aspecto llamativo de la novela es la impunidad con la que se movía Antonio Vega por las Barranquillas, a pesar de los controles policiales, que superaba de manera cotidiana declarando sin miedo las cantidades que había comprado.

En esa época era la policía dejaba salir con 'mierda' no sólo a Antonio, sino a todos los que paraban y, encima, dejaban que unos se comieran a otros. No se manchaban las manos, vamos, sólo se metían cuando había asesinatos sin resolver o vuelcos ‘heavys’. Pero por lo menos treinta veces nos pararon y nos dejaron salir con todo lo que llevábamos. Pero a casi todos. Ahí se permitía todo. Para mí, no tiene sentido...

La decisión de usar seudónimos en los personajes, ¿tiene que ver con cuestiones estéticas o legales?

Lo hice por lealtad, por respeto y por el enorme cariño que siento por él. No quería que nadie pudiera ensombrecer el relato. Considero que eso es muchísimo más importante que cualquier mediocre opinión sobre lo que puedo o no puedo contar. Del mismo modo, sería absurdo no hablar de eso porque era su forma de vida. Punto.

¿Ha sido eses el truco para evitar la protestas del documental de Concejero?

 Ese documental, en mi opinión, se pilló demasiado los dedos por el tema oscuro.

Más allá de las drogas, uno de los méritos de la novela radica en describir con precisión esos entornos sociales protectores que forman alrededor de las grandes estrellas, especialmente de las más vulnerables.

Su círculo más íntimo parecía a veces más una guardia de corps, pero creo que corresponde al rollo que Antonio transmita sobre ellos: el magnetismo, ese aspecto frágil pero que al cantar parecía rellenarse de energía, esa forma que él manejaba de hacerte creer el único del universo, ese punto entre entregado al final pero agarrado a la vida.…Creo que no sólo le pasaba a Antonio, sino que es más bien algo que va intrínseco en personalidades como la suya, como pudiera ser un Camarón de la Isla o un Ray Heredia. Si le añades el componente de mala salud y de un aspecto que te dejaba ‘bocas’ pues se va rellenando ese globo que al final estalla cuando muere. Lo más delicado cuando alguien de su talla desaparece, y encima rodeado de ‘todo eso’, es que hay una especie de deseo de borrar todo lo malo que hizo, de ‘esto no se puede decir’ o ‘esto no se debe contar’, cuando todo el mundo sabía por dónde tropezaba más Antonio. Es absurdo porque no se puede separar una cosa de la otra, para bien y para mal. ¿Alguien duda que Elvis Presley se pusiera hasta las trancas? No, ¿Entonces, que cojones te importa si era puto rey del rock?

Vega creaba acordes nuevos que te llevaban a unos sitios que jamás habías escuchado, tan peculiares, tan suyos, inalcanzables...

Por si fuera poco, el ambiente laboral en que se desarrolla la historia tiene otros asuntos espinosos, por ejemplo la corrupción endémica de la industria discográfica española. 

Tú te sentabas con los directivos de, por ejemplo, Los Cuarenta Principales, y negociabas directamente los números uno. ¿Cómo? Pues muy sencillo: cada vez que el disco de turno suene en antena, yo te doy equis, pero como pasemos de 40.000 copias vendidas, te doy un ‘royalty’ de 1.50 euros por copia vendida de más. ¿Qué hacia los de Cuarenta? Hincharse a poner los que les pagaban. Básicamente, payola institucionalizada.

En Vatio se habla mucho sobre  música, pero muy poco sobre discos concretos de Antonio Vega. ¿Cuáles son sus preferidos?

Creo que 'San Antonio' es mi canción preferida porque es Antonio en todo su ser. Los más acústicos o más melódicos al final me gustaban menos, sin obviar y reconocer su genialidad, como 'El sitio de mi recreo', etcétera.  Yo de verdad vibraba cuando pisaba el pedal de la distorsión y se perdía en los ecosistemas eternos de canciones como 'Océano de Sol', 'San Antonio', 'El viento corre a su favor', 'Te espero'... También me enloquece el disco de Anatomía de una ola, dónde está el Antonio más auténtico, curioso y observador: el astrónomo, el que entendía a la naturaleza, a la evolución y al tiempo. También flipaba con las afinaciones de sus guitarras, como las cambiaba del 'mi' menor al 'la', y creaba él mismo acordes nuevos que te llevaban a unos sitios que jamás habías escuchado, tan peculiares, tan suyos, inalcanzables... Era un virtuoso de la sensibilidad musical.

¿Le ha pasado factura en el mundillo artístico ser hijo de Alfonso Ussía?

Es una suerte porque he tenido acceso a la literatura desde que me puse a gatear. Otra cosa el país en el que vivimos, que por ser 'hijo de' muchas veces se te mira con otro prisma. La gente no entiende que todos somos 'hijos de', enseguida te etiquetan como un mismo esqueje del árbol. Yo nunca ocultaré de dónde vengo porque es para sentirse orgulloso, una saga de escritores de teatro y de opinión que han sido dos plumas fundamentales en el siglo XX y XXI. Como para no sentirme orgulloso. Además, contra lo que debe pensar la mayoría de la gente, no he conocido nunca a nadie tan liberal, respetuoso y que no se entrometa en las decisiones de los demás como mi padre. Es un ejemplo de libertad.

En literatura, llamarme Alfonso Ussía me perjudica más de lo que me beneficia", explica

¿Es un tópico que el niño de una familia ‘de orden’ se sienta atraído por la bohemia poética, noctámbula y psicoactiva? ¿Lo suyo fue una forma de rebelión familiar?

Me parece un comentario injusto. Creo que hay de todo en todos lados, lo que pasa es que si un pijo que tiene la vida solucionada se la complica, enseguida se da la imagen de estereotipo del niño rebotado. Hay gente de todo tipo en todas partes y por supuesto, como no podría ser de otra manera, la bohemia también fascina en los “niños bien”, pero creo que simplemente llama más la atención que otra cosa. También te diré que la gente se piensa que por que tu apellido sea famoso o conocido, tu vida es más fácil y eres millonario y gilipolleces así. Te diré, en mi caso concreto, que en la literatura llamarme Alfonso Ussía me perjudica más de lo que me beneficia. Y además curiosamente, dentro del gremio de escritores parece como si tuviese más que demostrar más que otros porque soy hijo de. Eso es ridículo porque probablemente tenga mucho más literatura leída desde que tengo uso de razón.

La novela tiene un ritmo cinematográfico.

La literatura siempre ha sido para mí algo visual, te entra por los ojos y gracias a tus recuerdos o referencias te montas tu propia peli, con sus personajes y tramas, y es la mejor manera de vivir las vidas que quieras. Además, mis primeros recuerdos de escribir algo siempre venían relacionados con el teatro, intentando agilizar la acción, la escena, el ritmo, y con eso poder atrapar al público, que en esos años, serían mis padres y alguno de mis hermanos. Imagino que por la veces que escuchaba en casa a Muñoz Seca, pero también porque mis autores favoritos me han permitido recrearme unas escenas brillantes, por ejemplo Wilbur Smith y sus parajes de África y guerras históricas en medio de las tramas llenas de espías, paisajes y esa forma de describir que tiene el escritor que casi te permite tocar y oler el escenario.

¿Algún referente más?

Me pasa lo mismo con literatura más costumbrista, como la de Umbral,que te imaginas hasta el sonido de las cabezas de las gambas al pisarlas cuando entras en los cafés de tertulia. Me apasiona poder llevar al lector a ese sitio que le pueda absorber a través de las letras, como yo sentí con Un día de cólera, de nuestro maestro Pérez Reverte, que a poco que avanzaba parecía querer buscar yo mismo un mosquetón y liarme a espadazos defendiendo nuestra villa gatuna. Además contamos con la suerte de tener música y cuando podemos jugar y atraer más sentidos para que el lector se meta en tu piel de una forma más pura con muchos más matices y armas para devorar tu novela creo que conseguimos algo especial.

¿Se va hacer película o serie de Vatio? La historia lo pide...

Sí que lo pide, a gritos además. Están llegando algunas ofertas porque el potencial que tendría un 'biopic' de un músico así, desde esta mirada, sobre esa época, y con ese Madrid de telón de fondo…Sería fabuloso, desde luego. 

¿Son estos ‘extras’ los que permiten sobrevivir a un autor en tiempos de crisis del libro?

Sin duda. La venta de libros aunque parezca que se mantiene y aguanta el formato aún sigue siendo compleja para que todos tus ingresos provengan de ella. Por eso, como decía Umbral, se necesita un periódico, tanto para que no te olviden como para que te puedas permitir diversificar la pasta. Hoy en día, probablemente sean las plataformas audiovisuales los nuevos medios a los que prestamos más atención, por lo que todo lo que sean historias buenas tendrán cabida en la pantalla. Yo escribo novelas, historias, con lo que lo del periódico es tremendamente difícil para mí, así que, haciendo caso, como decía antes, al genio Umbral, los extras los encuentro en el tránsito audiovisual.

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