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Cultura

Muere Alberto Schommer, el hombre que fotografió la Transición española

Alberto Schommer, Premio Nacional de Fotografía 2013, falleció este jueves a los 87 años.

El fotógrafo vasco Alberto Schommer ha muerto este jueves en San Sebastián a los 87 años como consecuencia de un proceso cancerígeno. Nacido en Vitoria en 1928, Schommer está considerado como uno de los grandes fotógrafos de nuestro país, además de un testigo excepcional de la España de la Transición, que él retrató desde distintas perspectivas.Su obra, que fue expuesta en el Museo del Prado en 2014, reúne retratos de personalidades que van desde el Rey Juan Carlos y Felipe González, pasando por Rafael Alberti, Francisco Ayala o Antonio López, hasta Francisco Franco, que aunque se negó a hacer una instantánea suya en vida, firmó la foto más polémica de su muerte, en la que aparece con una mascarilla en su lecho mortal.

Schommer está considerado como uno de los grandes fotógrafos españoles, además de un testigo excepcional de la España de la Transición

Desde niño vio cómo su padre,  el fotógrafo alemán Albrecht Schommer Koch, aunque médico de profesión, retrataba con la cámara la vida de la España de los años 40 y 50. Después de terminar sus estudios , él decidió dedicarse a la pintura que alternó con el interés por el cine y la fotografía. En 1952 viajó a Hamburgo para estudiar fotografía y aprovechó para viajar por todo Europa, recorriendo diversos museos. En 1958 se relacionó con AFAL, un colectivo de fotógrafos españoles que iniciaron un proceso de renovación fotográfica a mitad del siglo XX donde su principal vehículo comunicativo fue la revista. Ese mismo año se trasladó a París para trabajar como fotógrafo de Balenciaga, pero a penas un mes más tarde volvió a Vitoria a petición de su padre. A comienzos de los años sesenta abandona definitivamente la pintura y acepta sus primeros encargos de fotografía industrial para empresas del constructor Juan Huarte, mecenas de artistas como Chillida, Oteiza o Balerdi.

En 1965 abrió un estudio en Madrid tras abandonar defintivamente Vitoria. En 1966 fue miembro fundador del grupo Orain de artistas alaveses. A finales de la década comenzó a adentrarse en la fotografía publicitaria y en 1971 montó un gran plató destinado a la fotografía y el cine publicitario. Un año más tarde el diario ABC le encargó una serie de retratos para el suplemento dominical, que, junto a otros realizados anteriormente, conforman la serie Retratos psicológicos, entre los que aparecen personajes clave de aquellos años:desde el cardenal Tarancón, pasando por la Duquesa de Alba hasta Domingo Ortega, Tierno Galván o Manuel Fraga.

Su forma de abordar el retrato tendrá una gran repercusión durante los años setenta y ochenta, y sus fotografías se convertirán en una especie de crónica visual de la Transición. Entre 1973 y 1974 realizó sus primeras Cascografías, que son fotografías que se ensamblan, se encastran y adquieren volúmenes y texturas a manos del autor. En 1976 comenzó a colaborar con el diario El País publicando sus series La Iglesia española en levitación, Grupos políticos y El desmontaje del franquismo. En 1978 publicó El grito de un pueblo, sobre Gipuzkoa. Ese mismo año fue invitado por la Casa Real española para realizar las primeras fotografías oficiales de los reyes, a los que siguió en sus viajes.

En la década de los noventa, y tras una prolífica proyección internacional, es nombrado Académico de Número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En el año 2013, fue galardonado con el Premio Nacional de Fotografía, que concede el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. El jurado reconoció su continuada trayectoria fotográfica durante más de cincuenta años, en la que no solo ha abordado todos los temas, sino que también ha innovado en el medio, desde un punto de vista técnico y documental; siendo testigo de la transformación cultural y social de nuestro país.

El año pasado Alberto Schommer expusco Máscaras en el Museo Nacional del Prado. Allí presentó retratos de escritores y artistas de distintas generaciones que se muestran en un contexto especial, acompañados por una selección de retratos pintados de las colecciones del Prado del siglo XVI hasta principios del XX, que responden a una tipología similar.

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