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Cultura

Botella recorta actos culturales mientras promociona los Juegos Olímpicos en un hotel quebequés de cuatro diamantes

Inspirado en el Renacimiento francés, quienes han paseado por los alrededores del Château de Frontenac, en la ciudad que dio su nombre a la región franco-canadiense de Québec, cuentan que la sensación es muy parecida a la de estar en cualquier casco histórico de la Vieja Europa, el continente viejo por excelencia. El château (“castillo”), terminado en 1893 con fondos de la compañía ferroviaria Canadien Pacific, es hoy un símbolo arquitectónico, la joya del Vieux Québec reconvertido no ya en hotel de lujo, sino lo siguiente: cuatro diamantes, cuatro llaves verdes, aparición en todas las guías de viajes, films rodados en sus dependencias (Yo Confieso, de Hitchcock, y otros)…

El Château Frontenac, donde es difícil encontrar una habitación sencilla que baje de los 300 euros, hospedará desde el sábado a una parte de la delegación española que venderá la villa de Madrid como futura sede de los Juegos Olímpicos de 2020. Así se lo ha confirmado a este medio el Ayuntamiento de la ciudad de Québec. La delegación la encabeza la alcaldesa madrileña, Ana Botella, el líder de la oposición, Jaime Lissavetsky (que promociona las candidaturas de la capital española desde que era secretario de Estado de Deportes), el presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco, y así hasta un total de ocho personas, según explican en el Consistorio madrileño. La regidora y compañía harán un largo y probablemente muy costoso viaje un par de días después de anunciar que Madrid no celebrará este año la Noche en Blanco.

Otros miembros, como el presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), Miguel Cardenal, y el hijo del expresidente del COI y miembro de dicho organismo, Juan Antonio Samaranch Salisachs, se unirán al grupo, pero el equipo de prensa de Botella niega que los gastos de viaje y estancia de ambos se sumen a los de la delegación madrileña. Los actos olímpicos van de domingo a jueves: Blanco llegará el sábado, Botella el domingo, el resto irá apareciendo a cuentagotas.        

El viaje, recuerdan en el Palacio de Correos, “no pilla a nadie por sorpresa”: forma parte de la candidatura olímpica, cuyo presupuesto es de 25 millones, de los que el Ayuntamiento de la capital aporta un 40% y el resto patrocinios privados. Lo de Québec es el penúltimo trámite hasta que en 2013 el COI dirima en Buenos Aires cuál de las cinco candidatas –Bakú, Tokio, Doha y Estambul- será finalmente la elegida. Si la semana que viene pasa el corte, Madrid deberá pagar otros 500.000 dólares al Comité Olímpico Internacional, según publica Cinco Días.  

Botella hereda el empecinamiento por los Juegos de su predecesor, Alberto Ruiz-Gallardón. La ciudad cerrará este año, según sus pronósticos, con una deuda superior a 6.000 millones, lo que hace de Madrid el ayuntamiento más endeudado de España.

 ¿Quién dijo cultura?

La Noche en Blanco pasó de realizarse cada dos años, en 2010, a no celebrarse. Este año, por primera vez,  también la Noche de los Teatros pasó por debajo de la mesa como si nada. Donde antes había actividad cultural ahora  se impone un  agrio silencio. 

Es cierto y a nadie sorprende que la crisis haya adelgazado los presupuestos autonómicos y locales en asuntos culturales. Sin embargo, en lo que al Ayuntamiento de Madrid supone, existe una pronunciada y evidente desproporción que no ha tardado en hacerse notar. Al presupuesto original para cultura, cercano a los 115 millones de euros, se acometió un nuevo tijeretazo en febrero del 15%. Hablamos sin duda de una cantidad que resulta insuficiente para atender todos los frentes -museos, teatros, salas de exposiciones, becas, institutos, eventos- que dependen del Ayuntamiento.

Mientras Ana Botella gestiona sus recursos teniendo como prioridad la Campaña para los juegos olímpicos Madrid 2020, Cultura, junto con otras áreas de gestión, palidece y se hace cada vez más anémica. Si bien es cierto hace unos días el delegado de las Artes Fernando Villalonga justificaba la cancelación de la Noche en Blanco –celebración estival que se realiza en toda Europa y que involucra instituciones culturales de todo tipo, durante todo el día hasta la madrugada-  y  el acostumbrado concierto de verano de Daniel Barenboin  aludiendo la disyuntiva entre tener dinero para este tipo de actos o tener dinero para abrir las bibliotecas,  las cosas son mucho más  graves.

Al referirse a la supuesta diatriba–o Noche en Blanco o Bibliotecas- no  hablaba del todo claro Villalonga, por un hecho muy simple: la administración  de Ana Botella no  tiene que escoger cuál actividad apoyar porque simplemente ha sacrificado ambas. No ha dado dinero para ninguna de las dos: ni para la Noche en blanco, ni para las bibliotecas públicas.  Así que demagogias las justas.

Mientras el grueso de la atención y los recursos se destinan a temas de las Olimpíadas, las bibliotecas de la Comunidad atraviesan por una sequía administrativa que afecta no sólo los temas de dotación de fondos sino también a sus requerimientos mínimos para personal y actividades adicionales como talleres de lectura.

De ahí que surgiera la iniciativa de trabajar con voluntariado, una propuesta que ha significado varios rifi-rafes en las comisiones municipales  con la oposición.  Llamadas a botón por demás en las que ni Villalonga ni su jefe de gabinete Tmoty Chapman han salido muy bien librados que digamos.  No saben no contestan es lo más que suelen hacer o decir.

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