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Cultura

Volver al 'hecho a mano' como signo de vanguardia

La conquista absoluta del mercado textil por parte de las cadenas de low cost tuvo un precio para los clientes habituales; no un precio monetario - todo lo contrario, el abaratamiento de la ropa fue uno de lo puntos fuertes de esa conquista- sino un precio cualitativo.

Todos hemos tenido una prenda de esas grandes marcas que, al lavarla, se ha deformado, se ha descolorido o que se ha mantenido en las mismas condiciones que cuando la compramos por muy poco tiempo. Ese 'talón de Aquiles' de las firmas low cost está propiciando que otras, con un perfil económico algo más elevado, apuesten por recuperar para sus líneas de productos el “hecho a mano”.

Es el caso, por ejemplo, de Bimba y Lola. La marca de las sobrinas de Adolfo Domínguez introducía en su última colección una línea de bolsos en piel de ternera pintados a mano. Su coste, obviamente, se eleva. No obstante, ofrecer al cliente un producto en el cual se han mimado los detalles y en el cual el diseño y la calidad priman por encima de otros factores, se ha convertido en una inteligente estrategia para mantenerse a flote en estos tiempos de crisis.

Otros que han apostado por el producto hecho a mano desde sus principios, como la marca de zapatos Gusto by Colomer, han elegido precisamente este momento de transición y de crisis para lanzarse a nuevos mercados. Hasta el momento, Gusto by Colomer vendía su calzado clásico de hombre en su boutique del barrio de Salamanca en Madrid; recientemente, y viendo la pujanza de la denominación “handmade”, la marca ha abierto su tienda online. Las grandes líneas lowcost, atentas a todo, empiezan a tomar nota de esta tendencia. Y es que el cliente de la industria textil -que de tonto no tiene un pelo- ha aprendido ya la diferencia entre consumir a lo loco e invertir en un buen producto.

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