Quantcast

Cultura

El libro del Teatro Real: doscientos años, doscientas páginas

El Teatro Real celebra su bicentenario con un libro.

En 1817, el rey Fernando VII ordenó la construcción de un teatro de ópera a la altura de los coliseos líricos europeos. Un año más tarde se colocaba la primera piedra  de lo que llegaría a ser el Teatro Real de Madrid, una institución que celebra ahora el bicentenario de su nacimiento y el 20 aniversario de su reapertura, una larga historia con no pocos reveses: a punto estuvo de ser demolido en 1925 y Franco ordenó su reconversión en sala de conciertos, estatus que lo confinó, durante años, a un papel mucho menor del que estaba llamado a tener. Eso, sin contar los incendios, injerencias políticas, contratiempos presupuestarios y hasta una guerra.

Con motivo de estos doscientos años, que se han celebrado con especial enjundia en la temporada 2017-2018 del coliseo, la editorial La Fábrica publica El libro del Teatro Real, un volumen que recorre su arquitectura, historia y los secretos del edificio. Quien esperaba en este libro un repaso al dedillo de las anécdotas o documentos gráficos más significativos, tendrá que esperar. Se trata, a su manera, de un libro más corporativo que histórico. Es, en toda regla, un libro institucional. Sin duda, con fotografías y textos notables, pero desprovisto del detalle histórico o la crónica menuda que podía esperarse en una ocasión como ésta.

El teatro Real tiene una larga historia con no pocos reveses: a punto estuvo de ser demolido en 1925 y Franco ordenó su reconversión en sala de conciertos

Doscientos años resumidos en casi doscientas páginas y cerca de cien imágenes de Chema Conesa, Jean Marie del Moral, Javier del Real y Andrea Santolaya, con la colaboración de Luis Asín y José Manuel Ballester. El libro abre con una fotografía del Teatro Real visto desde el Palacio de Oriente –se concibió para que los reyes pudieran acceder de manera directa a través de la entrada principal- . Sin embargo, llama la atención que casi todas las imágenes se recrean en la faceta más reciente del coliseo. Se echa en falta una selección de documentos de épocas pasadas, al menos algunos de los más iconicos.

La crónica fotográfica de cuenta de los elementos y aspectos arquitectónicos más importantes del edificio:  más de 65.000 metros cuadrados y 76 metros de altura, además de examinar la vida en su interior, desde las escenografías y espectáculos que se han programado hasta las zonas que el público no ve, como talleres, salas de ensayo o de costura. Hay belleza y una de conjunto de la vida interior del teatro, sin embargo es poco lo que puede descubrir del lector de los grabados, entradas, programas o detalles del teatro en sus primeros años de vida o incluso aquellos que siguieron a la repartura.

El coliseo hizo frente también a un incendio, injerencias políticas, contratiempos presupuestarios y hasta una guerra

Lo que ocurre con las fotografías se repite en los textos. El libro del Teatro Real reúne una serie de ensayos más de carácter celebratorio que de análisis histórico o artístico. El lector es recibido por un ensayo del premio Nobel Mario Vargas Llosa y la introducción de Gregorio Marañón e Ignacio García-Belenguer. Completan  el libro los ensayos Joan Matabosh, director artístico del Teatro Real, del periodista Rubén Amón, este último un texto que ahonda en lo que el teatro resume como símbolo político e histórico.

Un detalle de la cubierta del  libro.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.