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Cultura

El mundo del espectáculo y la cultura despide a Gustavo Pérez Puig

Madrileño nacido en Murcia, comenzó en el teatro a sus 17 años. Todo lo hizo pronto Gustavo Pérez Puig. No había cumplido los veinte cuando abandonó las carreras de derecho, luego filosofía y letras para dedicarse a los escenarios.

Gracias a su amigo Miguel Gila conoció un texto de Miguel Mihura, Tres sombreros de copa, que a pesar de ser de 1932 languidecía en un cajón por falta de interés de los empresarios, y convenció al autor de que le dejara montarla con la compañía del Teatro Español Universitario (TEU).

Era 1952 y los actores de la compañía se llamaban José María Rodero, Fernando Fernán Gómez, José Luis López Vázquez, María Jesús Valdés, Juanjo Menéndez, Paco Valladares, Fernando Guillén, Jesús Puente, Agustín González y José María de Prada. Al año siguiente dirigió Escuadra hacia la muerte, que se estrenó en el Teatro María Guerrero. Tenía 23 años.

Con 26 años llegó a TVE. Empezó de regidor, luego de ayudante de dirección, realizador y director de programas tanto dramáticos como musicales de los que llegó a hacer más de mil,  como Sábado 65 o Más de una zarzuela (150 zarzuelas y 10 óperas en tres años) . Sin embargo, entre las emisiones más recordadas permanecen  el espacio de teatro Estudio 1 y Doce hombres sin piedad.

Pérez Puig dirigió en aquella obra de 1973 a José Bódalo, José María Rodero, Luis Prendes, Jesús Puente, Antonio Casal, Carlos Lemos, Ismael Merlo, Rafael Alonso, Manuel Alexandre, Sancho Gracia y Pedro Osinaga, de los que sólo viven los dos últimos.

"Es del que mejor recuerdo tengo y el mejor programa que he hecho gracias en buena parte a mi mujer -la también directora Mara Recatero-. Tuvo una repercusión increíble y los críticos decían que había un antes y un después de ese programa", relataba.

Siendo director de dramáticos de TVE realizó los cinco primeros discursos navideños del Rey, quien en la primera ocasión que se dirigió a la nación, tras la muerte de Francisco Franco, le dijo a Pérez Puig, una vez que éste le pedía una nueva repetición del discurso: “No se preocupe, hablo muchos idiomas y todos mal. Corríjame cuantas veces sea necesario”.

 No fue su único contacto profesional con dirigentes políticos, ya que Pérez Puig también fue responsable de imagen de José María Aznar y de Adolfo Suárez, su compañero de mus y entonces de partido (fue el CDS de Rodríguez Sahagún quien le colocó en el Teatro Español) y dicen que inventó para él la frase ‘Puedo prometer, y prometo...’.

A partir de la década de los sesenta y setenta trata de dar a conocer a los grandes autores españoles como Jardiel Poncela, Mihura, Valle Inclán, Benavente o el entonces joven Antonio Gala. Su puesta en escena de La venganza de Don Mendo, de Muñoz Seca, en 1977 constituye un memorable éxito de público lo que le lleva a remontar esta pieza en varias ocasiones.

Lo que más le gustaba era la televisión porque, argumentaba, "haces lo que tú quieres y queda para siempre. En teatro ensayas 60 veces una comedia, queda perfecta y aparece el actor empieza a hacer gracias y te estropea todo. En televisión queda bien o mal pero a tu gusto y eso es para siempre".

Desde 1990 a 2003 dirigió el Teatro Español. "Fue el Gordo de la lotería, mi mejor época profesional, pero también la peor", decía en alusión a la polémica que vivió en 1992 cuando se le recriminó que había contratado a su mujer como directora adjunta con un sueldo de 7 millones de pesetas.

Era capaz de calcular con una sola mirada al patio de butacas "las pesetas que se habían hecho de taquilla", y aseguraba que, para desesperación de sus enemigos, vivía "en la monotonía del éxito" porque cualquier cosa que emprendía salía bien.

"He tenido mucha suerte en la vida y he hecho lo que me ha parecido en cada momento", resolvía esta "memoria viva" de la televisión de España que en los últimos tiempos soñaba con recuperar "Tres sombreros de copa" pero en forma de musical.

Premio Nacional de Teatro en 1962 y en 2003, Pérez Puig tenía, entre otras distinciones, la Medalla de Bellas Artes, el Premio de la Crítica de Barcelona, el Premio Mayte de Teatro y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.

Era, según algunos de sus compañeros, un "serio hombre de teatro" que conocía todas sus claves y dominaba las de algo "tan difícil" como la alta comedia de autores como Miguel Mihura o Enrique Jardiel Poncela.

Mario Gas, su sustituto al frente del Teatro Español, dijo en declaraciones a la Agencia Efe que el fallecido dedicó su vida al teatro y a la televisión "y el hecho de que tuviera una ideología y una visión de la vida y el mundo" diferente a la suya no le impedíareconocer sus méritos.

En su opinión, el director madrileño era "un verdadero hombre de teatro" y lamenta que España sea "tan desmemoriada a muchos niveles y tan poco agradecida con la gente, que, poco a poco, queda borrada".

"Ojalá que ocurriera como con los personajes de su adorado Jardiel y se levantara y nos diera de bofetadas", ha deseado el empresario teatral Enrique Cornejo, uno de los que más ha trabajado con este "hombre serio e irrepetible".

A su juicio, el fallecido es "una referencia del teatro" de los últimos 60 años, "un maestro, sin ningún lugar a duda, un hombre que aportó muchísimas cosas también desde TVE, porque fue el primero que hizo al 'maldito' Alfonso Sastre y eso encima de que él era tan de derechas", ha recordado.

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